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Juan Ciudadano

Los Gobernados

En el Tec de Las Choapas, ácido y balas

18/08/2014 08:08 p.m.

Están así, así, a un paso de que la sangre corra. Se desborda el odio. Se olvidan que son maestros. Dirimen sus broncas con insultos, en un clima de tensión. Y de las balas pasan, ahora, a la guerra del ácido.

Y uno se pregunta: ¿pues qué onda se traen? ¿Qué el Tecnológico es escuela de delincuentes, de terroristas o de gatilleros?

Lo que pasa ahí nos atañe a todos. Es nuestra máxima casa de estudios y es deplorable que los pleitos sindicales y administrativos se arreglen de la peor manera.
La última es como para mandar a encerrar a uno que otro. Pues mire que eso de echarle ácido a los vehículos de los profesores del bando rival, es propio de delincuentes de alta escuela, o de enfermos mentales.

Esta no tuvo nombre. Los maestros impartían clases. Cuando concluyeron, dos de ellos, Tomás Rigoberto Martínez y Carlos Jesús Nuricumbo Ortiz, se percataron que sus autos estaban dañados, que la pintura se les había desprendido y que eso era porque una mano criminal les arrojó ácido.

Tomás Rigoberto es dueño de un Volkswagen sedan; Carlos Jesús de un Golf. Tomás Rigoberto se presentó en la Agencia del Ministerio Público el 12 de agosto; Carlos Jesús, el 15. En ambos casos fue la misma mano y causó el mismo efecto.

Se sabe, además, que hay otros cinco carros dañados de la misma forma. A unos les regaron el ácido en un solo lugar, pero a otros les pasaron la brocha con la sustancia por todo el vehículo.

Quien hizo esto debe estar loco. Debe ser un desquiciado para usar ácido para dañar los bienes de los demás. ¿Y qué pasaría si en vez de arrojar el ácido sobre los vehículos lo hacen sobre los profesores?

Por eso les digo que esto o es de delincuentes o es de enfermos mentales.
Lo más cañón está en la indiferencia de la autoridad estatal. No interviene el gobierno de Veracruz. No toma cartas en el asunto. Deja que las disputas sindicales y administrativas se conviertan en actos propios de delincuentes.

Esto se inscribe en la disputa por el control del Tec de Las Choapas. De las acusaciones se pasa a las agresiones, y de los ataques verbales al daño en propiedad ajena.

Yo veo venir algo peor. El conflicto interno del Tec puede terminar desbordando sangre.

Y les digo por qué. Ayer fueron balazos. Ahora arrojan ácido sobre cinco automóviles. ¿Y mañana qué? ¿Un muertito? ¿Un golpeado? ¿Un desaparecido?
No sé que les depare el destino. Lo que sí sé es que en el Tec hay dos cabezas visibles de los grupos en disputa: el dirigente sindical, Marco Antonio Nava Argüelles, y la subdirectora administrativa, Rebeca Mosqueda Leyva.

A Nava quién no lo conoce. A nombre suyo se perpetró un ataque al Tec a punta de bala. Eso ocurrió el 28 de mayo. Llegaron varios sujetos. Querían entrar al plantel. El vigilante les negó el paso. Ellos esgrimieron el nombre de Nava. Y comenzaron a echar bala.

Nava es conocido por su inclinación al manejo de porros. Así desestabiliza al Tec de las Choapas. Usa a los rufianes para imponer terror, para amedrentar estudiantes, para enfrentar a sus enemigos, para lo que sirve un porro.

De Rebeca Mosqueda qué no se sabe. Ahí están sus turbios manejos en la institución. Y la otra, el asuntito de su antro de vicio, muy conocido de todos, en Las Choapas. Y lo hace porque tiene la venia del diputado Renato Tronco y del director del Tecnológico, Alfredo Jaén.

Ella encaja en el perfil del club de los ratones sin queso. Está a la cabeza de una institución educativa y tiene un antro de vicio. Es sol y sombra. Es ángel y demonio.

Pero ahí no para la cosa. En el Tec hay venta y tráfico de calificaciones, acoso sexual y desvío de cientos de miles de pesos de las partidas que recibe la institución. Y es eso botín de los grupo que se disputan el control del Tec.

Así que qué más da si para amedrentar a los enemigos un día echan bala y al otro les riegan ácido en los autos de los maestros.

Es delincuencia, quizá no muy organizada, pero al fin delincuencia.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])  


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