A ver. Tratemos de entender qué pasa. Nuestra realidad es cruda y yo diría que traumática, pues la violencia es inevitable, pero alguien está haciendo cuanto puede para que esto sea peor.
 
Agua Dulce, por ejemplo, es un cementerio clandestino. Hay fosas en ranchos, en ejidos, junto a la carretera, junto a los caminos vecinales. Y ahí, decenas de cuerpos que van a apareciendo como si esto fuera película de terror.
 
Mi Agua Dulce no era así. Ahora es noticia nacional. Lo de las fosas por un lado y los muertos que son arrojados a orilla del camino, pero todos con el sello del crimen organizado, cuerpos mutilados, decapitados y con huella de tortura.
 
Las Choapas igual. Aquí es el refugio de bandas dedicadas a la delincuencia. Aquí apareció el cuerpo del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz. De aquí se llevaron a un buen número de choapenses, los torturaron, los tuvieron muertos de hambre, y si aparecieron fue porque la prensa apretó al procurador Luis Ángel Bravo y lo obligó a armar su teatrito y entregarlos, madreados, pero con vida.
 
Qué les digo de Coatza, Minatitlán, Acayucan y Cosoleacaque. Los que no aparecen en las playas lo hacen en las fosas. Y algunos más en el campo. Pero todos con el sello de la criminalidad.
 
Y si no son muertos, son levantados y secuestrados. A unos se les mata y a otros se les extorsiona. ¿A eso cómo se le llama? Inseguridad.
 
El miedo va paseándose por todo Veracruz. Las familias estamos a expensas de los delincuentes, sin que haya autoridad que los pueda enfrentar. Creíamos en el Mando Único Policial, en la Naval, en el Ejército y en la Policía Federal, y ya ven qué pasó. No dan una. Siempre llegan a tarde a los robos y asaltos, o a los crímenes. Aunque, se los digo y hasta se los juro, todavía me encomiendo a ellos porque de la policía estatal se dicen tantas cosas que hasta llego a pensar que sí, que son cómplices de los de la delincuencia organizada.
 
Leía al diputado Carlos Fuentes Urrutia. Dijo que a como están las cosas, el ciudadano debe pensar en contratar seguridad privada; que así lo hagan los alcaldes, síndicos y regidores; que todo el que pueda pagar, que contrate seguridad personal.
 
Decía el diputado que está cañón, por no decir cabrón, que Veracruz sea de las entidades del país con mayor número de secuestros. 2014 ha sido un año para olvidar. Han matado a cinco ediles y luego de ser plagiado, este lunes apareció muerto el tesorero de Coatepec, Guillermo Pozos Rivera.
 
Ahora te secuestran por 20 o 30 mil pesos, dice el diputado panista Carlos Fuentes. Él, como presidente de la comisión de Gobernación del Congreso de Veracruz, ha pedido que comparezca el secretario de Seguridad, Arturo Bermúdez Zurita, pero éste se ha negado.
 
La respuesta de Bermúdez fue que Carlos Fuentes no sabe nada de seguridad. Y ahí la dejó mientras lo conminan a que comparezca ante el Congreso, pero él dice que ni mais.
 
Y a todo este caos de seguridad en que cada vez hay más fosas clandestinas, más mutilados en parajes solitarios o a pie de carretera, escucho la vocecita del gobernador Javier Duarte diciendo que estamos a toda madre, que el secuestro disminuye, que le vamos ganando la batalla a los malos, que en Veracruz “no pasa nada” y que “el que la hace, la paga”.
 
Duarte llegó a su mejor año, el tercero, sin el poder que atesora todo gobernador. Entró a cuarto y esto está hecho un desmadre. La inseguridad lo ha rebasado. La violencia cada vez es peor. El miedo de la sociedad se percibe y se sufre.
 
Y a todo esto, lo que encabrita es escuchar al gobernador diciendo que vienen cambios, que los relevos en su gobierno son para mejorar, que las renuncias de funcionarios son para dinamizar su gobierno.
 
Y yo le digo: mejor enchílame la otra.
 
El que debe renunciar es Javier Duarte. El piloto es el que no sirve. El pitcher lanza bolas malas y cuando pone una en el “jom”, le pegan un jonrón. Este centro delantero no mete goles, mete autogoles. Es un boxeador que en cada “raund” recibe una madriza.
 
Los tiempos de pedir al gobernador que atendiera las demandas sociales, se acabaron. Ahora el clamor como estruendosa avalancha es: ¡RENUNCIA JAVIER DUARTE!
 
Su discurso falso, su propaganda de fantasía, es un insulto a la inteligencia.
 
¿Me di a entender? Se pueden ir todos los funcionarios de su gabinete, hasta los consentidos: Arturo Bermúdez, Erick Lagos, Erick Porres, Nemi Dib, Alberto Silva, Jorge Carvallo. Ese no es el problema. El que se debe ir es Javier Duarte.
 
¿Será tan difícil que lo comprenda el gobernador?
 
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