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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Y si no queremos dar el Grito, ¿qué?

11/09/2014 12:01 p.m.

Hidalgo, Allende, Aldama, Morelos, Galeana, todos los héroes que nos dieron patria, alzaron la voz contra la opresión, contra la injusticia, contra la desigualdad. ¿O no?

Mandaron a la goma a las instituciones, al rey español, a los virreyes, a los jijuesuchi que explotaban a los mexicanos, entre ellos a los criollos, a los indígenas, a los negros y a todos los mestizos. Y estaban en su derecho. ¿O no?

Unos tomaron las armas; otros dejaron de contribuir con el estado español; unos más se declararon en rebeldía. ¿Y quién podía decirles que no?

Un 15 de septiembre, Hidalgo dio el Grito. Fue en 1810, hace 204 años. Desde entonces los recordamos porque como lo hayan hecho, como lo hayan pensado, gracias a ellos y muchos otros, se fue creando nuestro México.

El enemigo era la injusticia y aquellos que detentaban el poder. Los derechos no se respetaban. El estado era tirano. Y quienes padecían esa desigualdad era la mayoría de los mexicanos.
¿Me voy explicando?

Hoy estamos igual. México está partido en dos: los que tienen el poder y el dinero, y el pueblo; los ricos y los pobres, y lo más cañón es que somos más de 50 millones de pobres. Y lo super cañón es que aparte de pobres, tenemos que vivir en medio de la inseguridad y la violencia.

Hoy se hace un llamado a no festejar el Grito de Independencia, no porque valgan madres Hidalgo, Morelos y los otros cuates, sino porque es una forma de decirle a los pinches gobernantes balines que tenemos, que ya basta de tanto teatro pues al pueblo no le dan seguridad.

En todo Veracruz el grito lo venimos dando 8 millones de ciudadanos. Gritamos que queremos seguridad. Demandamos que se acabe la violencia. Exigimos que no haya más secuestros, extorsiones, trata de blancas, levantones de migrantes porque ellos también son nuestros hermanos, cobro de derecho de piso a profesionistas y comercios, desapariciones forzadas en las que la principal sospechosa es la policía, represión a quienes se levantan contra el mal gobierno.

Ese grito sí vale. El que no vale es de las instituciones, la gran farsa de cada 15 de septiembre, cuando sale el alcalde al balcón del palacio municipal y recuerda a los héroes, mientras al pueblo lo macanean, lo persiguen, lo empobrecen, le matan las esperanzas, y encima de todo, lo dejan a su suerte cuando lo ataca la delincuencia organizada, cuando los levantan y los extorsionan o les cobran un rescate si quieren volver a ver vivo a un familiar.

¿Qué se puede celebrar en un país donde los gobernadores cobran derecho de piso a los cárteles de la delincuencia, en el que los caciques regionales son secuestradores y asesinos y además se les conceden alcaldías y diputaciones?
 
Ir a dar el Grito cómplice es como mentarnos la madre nosotros mismos.
Las plazas estarán llenas este 15 de septiembre para el desestrés, con muchos acarreados que cambian su dignidad por una torta y un refresco, para darle rienda suelta a la mexicana alegría, pero no para festejar los valores patrios. ¿Y saben por qué? Porque no hay nada que celebrar.

Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Galeana la hicieron muy chida. Le abrieron las puertas de la libertad a este país. Pero luego llegaron unos jijuesuchi a chingarse la riqueza nacional. Y después fue la Revolución, y lo mismo. Le quitaron a unos cuantos lo que era de todos. ¿Y hoy cómo estamos? No igual sino peor.

En Coatzacoalcos, en Agua Dulce, en Las Choapas, en Xalapa, en Veracruz, en Córdoba, en Poza Rica, en todo el territorio veracruzano hay un grito, sí, pero de hartazgo.

Nadie quiere ir a Grito oficial. Hay una demanda ciudadana para que los afectados por la inseguridad, por la violencia, por el crimen organizado, y también por el mal gobierno, dejen de ir al festejo patrio, porque ese ya no es de nosotros y porque ya basta de ser comparsas de las pinches autoridades que no hacen nada por acabar con el baño de sangre.

No hay nada que celebrar. ¿O qué, hay que celebrar que los zetas se llevan a la gente, o que los antisecuestros levantan gente inocente, los desaparecen, los torturan y a veces los regresan todos madreados? ¿O hay que celebrar que los méndigos alcaldes se roben el dinero del pueblo y que hagan negocios desde las tesorerías? ¿O hay que celebrar que se enriquezcan y le pasen su mochada al diputado o al gobernador y por eso se les encubre desde el Congreso estatal?

Yo, ni madres. Yo no voy al Grito. Y espero que muchos tampoco, porque esa será una forma de protestar, de decirles que no están gobernando bien y dejen de joder al pueblo, incluidos los regidores que ante el vacío que les va a hacer la sociedad, todavía se atreven a decir que una cosa es la protesta y otra desairar a los hombres que nos dieron patria.

Se ve que no tienen patria ni matria. Tampoco tienen vergüenza, pues la indiferencia también es una forma de protestar. Y el rechazo mucho más.

Así que chin, chin, el que vaya al Grito.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])


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