Para acabar pronto, Marco Estrada Montiel resultó otro Renato. O peor.
Se le da la mentira. Le gusta el engaño. Es maniobrero. ¿Qué más? Y ya dio muestra de que lo suyo, lo suyo, es la corrupción.

No me gusta recordarles que yo ya se los había dicho, pero la verdad es que ya se los había dicho. Marco Antonio Estrada Montiel es un priista disfrazado, que llegó a la alcaldía por un arreglo con el PRD y con Renato Tronco, y que viene a llevarse lo que pueda de Las Choapas.

La más reciente —porque difícilmente será la última— tiene que ver con la auditoría que hay que practicarle al ayuntamiento. Llevó el nombre del despacho contable al cabildo. Lo propuso a los ediles, al síndico y a los siete regidores, y todos le dijeron que sí.

Estrada fue enfático. Les dijo que el despacho cobraría un millón 200 mil pesos por auditar todo el ejercicio 2014, lo que hizo el Concejo Municipal en seis meses y lo que haga el ayuntamiento actual.

Les dio a conocer cuál es ese despacho: Álvaro Pavas Machorro, cuya representante es María de la Cruz López Domínguez. Les dijo que tiene registro ante el Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz.

Hasta ahí iba bien. O mejor dicho, medio bien, porque a cualquiera le asalta la duda si ese es el único despacho contable en el horizonte. Y si no debió licitarse la contratación, pues pueden haber auditores con mejor propuesta económica.

El caso es que del cabildo salieron todos con la idea de que Álvaro Pavas Machorro cobraría un millón 200 mil pesos. Al rato todo cambió.

Les llevaron el acta de cabildo. Y ¡oh sorpresa! La cantidad ya había variado. Ahora eran 2 millones 400 mil pesos. Se duplicó.

La furia se apoderó de todos. Y a todos los jaló el alcalde. Habló con ellos. Les dijo pa’ qué pelearnos si hay y bastante. Y todos le bajaron a su tormentón. Salieron de la presidencia municipal felices porque qué más da unos cuantos ceros en el cheque; qué diferencia puede haber entre un millón 200 y 2 millones 400. Todo fuera como eso, chinga.

El asunto apesta. Y apesta más porque el despacho Álvaro Pavas Machorro/María de la Cruz López Domínguez fue sugerido precisamente por el tesorero Luis Vicencio Santos, don Güicho Panteón, de negros antecedentes y peor proceder.

Es el despacho con el que trabajó Güicho Panteón cuando fue contralor en Ixhuatlán del Sureste y en Nanchital. O sea que son viejos compañeros de transa.

Y el asunto sigue apestando porque no sólo es Marco Estrada el que tiene la uña afilada, sino porque el síndico y los regidores le agarraron la pata a la moribunda vaca. Finalmente, luego de hacer su pancho, le dieron el sí al alcalde a cambio de que les autoricen personal, recursos y todo lo que pidan, porque para eso es la ley del embudo: lo ancho para ellos y lo angosto para el pueblo.

Viniendo la propuesta de Güicho Panteón esto ya da para sospechar. El tesorero tiene un historial de observaciones del ORFIS por mal desempeño, pero tiene sus conectes. Y por lo que se ve, el despacho contable está en la red del ORFIS. O lo que es lo mismo, el tal Álvaro Pavas Machorro y su representante, María de la Cruz López Domínguez, no van a auditar sino que van a maquillar las cuentas.

Ahí algo pasó. ¿No hubiera sido mejor que desde un principio Marco Estrada les pasara a los ediles la cantidad de 2 millones 400 mil pesos y no tener que tomar un acuerdo por la mitad y luego ver en el acta que se había duplicado?

Si los ediles no lo saben, y ya firmaron, están cometiendo un delito. Debió licitarse el contrato, ver otras propuestas y tomar la que mejor le fuera a las finanzas del ayuntamiento.

Pero haber aprobado una cosa y aceptar lo que contiene el acta, es un acto de corrupción.
Se los dije: Marco Estrada es un tipo hecho al estilo del PRI. Puede decir que rompió con Fidel y con Erick Lagos, que se abrió del priismo, que quiere hacer un gobierno de izquierda, pero en los hechos es un hombre del sistema, se comporta como tal y no va a dejar de hacer negocio con los dineros del pueblo.

La pregunta es: ¿cuánto se lleva Marco Estrada y cuánto su tesorero por haberle dado el contrato de auditoría al despacho Álvaro Pavas Machorro/María de la Cruz López Donínguez? ¿Cuánto de los 2 millones 400 mil pesos son parte del negocio?
Marco resultó otro Renato. O peor.

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