’Ira qué suave. Le preguntan a Javier Duarte de secuestros y nos tira un rollo de estadística; lo cuestionan sobre las marchas por la seguridad y sale con que hasta los delincuentes salen a protestar y él les respeta sus derechos.

 

 El gobernador me deja con el ojo cuadrado. Sus respuestas son inauditas. Como diría el respetable, está viendo la tempestad y no se hinca. Y todavía quiere justificar un mal gobierno, el que él encabeza.

 

 Estuvo en Minatitlán. Ahí mostró que también es mago. Sí, porque apenas el viernes 19 echó a andar el blindaje, el nuevo operativo de seguridad, y ya hay resultados. Todo un Merlín me resultó el gober de Veracruz.

 

 Yo, y todos lo que disponen de neuronas, se preguntan cómo le hace alguien para desarticular bandas de delincuentes, esclarecer secuestros y recuperar la tranquilidad perdida en sólo tres días. Ah, sí. Si Cristo necesitó tres días para resucitar, don Javier también usó tres días para revivir políticamente.

 

 Primero lo primero. Llegó el gober. Lanzó un discurso triunfalista. Dio cifras. Se pavoneó con los resultados: dos detenidos y consignados por el asesinato del abogado Cipriano Puertas Rubio; cinco secuestradores apañados; nueve secuestros esclarecidos; bandas desarticuladas que habían asolado al sur de Veracruz, pero con antecedentes en Chiapas y Tabasco.

 

 Y yo digo: Duarte no es el gobernador, es Batman; el procurador es Robin; el sur de Veracruz es Ciudad Gótica. Y ya tienen en el bote al Guasón y al Pingüino.

 

 Hasta ahí todo iba bien. Los chicos de la prensa estaban atentos. Anotaban datos. Sostenían sus grabadoras. Los fotógrafos hacían click. Los de TV grababan. Duarte nos iba contando que la delincuencia, ora sí, estaba viviendo tiempo extra. Qué chipocludo el gober. Qué exitazo.

 

 Pero luego llegó la sesión de preguntas y respuestas. Se fue Batman y regresó Javier Duarte.

 

 Entonces se le preguntó al gobernador sobre el segundo lugar nacional de Veracruz en materia de secuestros. Y él respondió que ni mais, que no es así. Habló entonces el estadístico.

 No somos segundo lugar, dijo; somos séptimo.

 

 Y una sensación de alivio corrió por la sala en que Javier Duarte rendía sus resultados sobre seguridad. De 32 estados, somos séptimo según Duarte, aunque en la estadística nacional, le guste o no al gobernador, sigamos siendo segundo. Pa’l caso es lo mismo.

“Están comparando peras con manzanas.

 

Los secuestros se miden en una proporción por cada 100 mil habitantes. Esto es para estandarizar a todas las entidades federativas ya que hay entidades federativas mucho más grandes que otras y no pueden comparar un estado de ocho millones de habitantes con otras entidades que no llegan ni siquiera llegan al millón de habitantes y en este sentido, ya haciendo el comparativo en el índice delictivo de secuestro por cada 100 mil habitantes Veracruz ocupa el séptimo lugar a nivel nacional”, dijo Duarte.

  Y todos nos miramos complacidos.

 

 Tuvo otra chingona. Dijo Javier Duarte que es respetuoso de las marchas en que se exige justicia y en las que muchos piden que aparezcan sus familiares, detenidos e incomunicados por la policía estatal o la Naval.

 

 Pero se voló cuando expresó que también respeta las marchas en las que participan los delincuentes.

 

“Muchas veces los que salen a manifestarse son los mismos criminales y tenemos que respetar sus derechos, tenemos que hacerlo”, señaló.

 

 ¡Sopas! Es la primera vez que escucho a un gobernador decir que respeta a los criminales que salen a las calles a manifestarse.

 

 Jodido como estoy, pensé que quien ejerce el gobierno está para hacer cumplir la ley. Pensé que si identifican a un delincuente, deben proceder contra él. Pensé, como acostumbra decir Javier Duarte, que la ley se aplica caiga quien caiga. Pensé que en Veracruz las cárceles son para los criminales.

 

 Lo que no pensé escuchar es que un gobernador admita que es respetuoso de los derechos de los delincuentes, que los ve marchar y los deja andar, que sabe que los criminales salen a manifestarse y los ve y no hace nada.

 

 Y lo menos que me pregunto es, ¿pues no que Javier Duarte combate al delito y al delincuente? Pues no. Ahora confiesa que los ve marchar y ahí los deja, porque es muy respetuoso de sus derechos.

 

 ¿Su derecho a secuestrar? ¿Su derecho a levantar? ¿Su derecho a asesinar? ¿Su derecho a extorsionar? ¿Su derecho a robarle a los veracruzanos su tranquilidad? ¿Su derecho a infundir miedo y a sembrar luto y dolor?

 ¡Qué gobernador! Pelea porque Veracruz no sea segundo sino séptimo lugar nacional en secuestros, y se dice respetuoso de los derechos de los delincuentes.

 

 Lo que hay que ver.

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