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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Marco Estrada y el PRI: peculado a la vista de todos

30/09/2014 10:40 a.m.

¿Así o más cínico?

Marco Estrada es un priista disfrazado, que llegó a la alcaldía de La Choapas por el PRD y que no vacila en desviar recursos para apoyar a su partido, el PRI.

Usa bienes del ayuntamiento. Instruye a su gente. Les destina tareas para darle mayor realce al cambio de dirigencia del PRI local. Les llevan sillas, les aporta comida, les allega el equipo de sonido.

Solo se le olvida algo: él, Marco, es alcalde de extracción perredista.

Y se le olvida algo más: un alcalde, sea del partido que sea, no puede desviar recursos o bienes para un partido político, sea PRI, PAN, PRD o el que quiera usted.

Marco Estrada ya se metió en un broncón. No estuvo en la toma de protesta de Sergio Guzmán Pérez como nuevo líder priista, pero ni falta que hace. Mandó a su equipo, a sus colaboradores y muchos fueron captados en plena acción.

Ahí estaba Efrén Caporali del Moral. Es el director de Logística. Ay papito, cachado con las manos en la masa. Pero que se la quiere sacar Efrencito. Dijo que él sólo recibe órdenes.

¿Órdenes de quién? ¿De Marco Estrada? ¿De la alcaldesa sin corona, Gloria Ochoa, esposa de Marco? ¿De quién, Efrén? Suéltalo ya.

Lo que deja claro es que el ayuntamiento se puso con lo suyo para que el acto de toma de protesta de los nuevos directivos del PRI saliera de rechupete. Y qué más da que se echara la casa por la ventana, que usaran recursos públicos, que la gente de Marco estuviera ahí. Sólo faltó que los perredistas también hicieran acto de presencia.

Ahí estuvo Rubicel López Castellanos. Es el de programas sociales de la Sedesol municipal. Era el encargado de las tortillas. Y qué bueno resultó para tan ardua tarea. ’Ira que poner 50 kilos en una nevera y así llevarla, tiene su complicación.

También fueron el director de Protección Civil, Francisco Javier García Cruz; director de Ornatos, Parques y Jardines, Arturo Montiel Pérez, y la directora de Ganadería, Perla Miriam Marín Villa. Estaban de plácemes. Estaban en su ambiente. Bien priistas todos.

Esta anécdota es para poner las barbas a remojar. Está dicho que los priistas no dejan de serlo aunque se vayan a otro partido. Usan al PAN o al PRD, consiguen lo que quieren y le siguen sirviendo al PRI.

Este hecho es para medir de lo que es capaz Marco Estrada. No le importa cómo llega a la alcaldía de Las Choapas sino qué va a hacer y cómo lo va a hacer; si se va a someter a lo que diga el gobernador priista, Javier Duarte; si va a ponerse de rodillas ante el Congreso priista; si va a seguir obedeciendo a su patrón priista Fidel Herrera Beltrán. Y así está actuando.

No me lo tomen a mal. No me lo reprochen. Pero otra vez lo de siempre: “Se los dije”.

Aquella señal de la planilla infiltrada por el tronquismo, con “Pipo” Basáñez como candidato a síndico, y Marco Estrada haciéndose güey a la hora del registro ante los órganos electorales, daba mala espina. Marco llegó condicionado. A Marco no le importó meter a sus peores enemigos con tal de llegar.

Si a Marco le hubieran dicho que el síndico iba a ser Miguel Ángel Tronco Gómez y que el tesorero sería Renato, tampoco le habría importado. Unos dirán que es pragmático. Otros diremos que es un desvergonzado.

Ya se ha visto que Marco Estrada es un político sin alcances, que toma decisiones sin pensar, que no le importa lo que dice o piensa el pueblo, que es un cínico; que no tarda en darle la espalda al PRD y a los perredistas que lo llevaron a la presidencia municipal.

Pero una cosa es regar la melcocha y otra limpiar el cochinero.

Marco Estrada dio un paso en falso. Puede hacer lo que se le pegue su chingada gana con la ideología, mandar a la goma a los que creyeron en él y echarse al pueblo encima por maniobrero.

Pero lo que no puede hacer es usar los recursos públicos, los bienes municipales, un equipo de sonido y la comida para un evento, con fines partidistas. Eso atropella la ley.

Lo que hizo Marco Estrada se llama peculado. La ley así lo señala. Quien distrae o desvía recursos de una entidad pública, incurre en peculado. Y como tal debe ser sancionado.

Que pague con cárcel, que se le someta a juicio, que responda ante la ley. A ver si así se educa y deja de apoyar a un partido político, en este caso el PRI, con recursos municipales.
 
Quizá así se le quite lo gandalla.

Y recuerden: “Se los dije”.

(Comentarios y tips a: [email protected])

 


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