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Juan Ciudadano

Los Gobernados

¿Por qué agredieron a Cuauhtémoc?

10/10/2014 03:31 p.m.
Cuauhtémoc es un símbolo. Nos recuerda a su padre, don Lázaro. Representa la lucha por el petróleo, por la riqueza nacional, por la lucha social. Y aún así, le dieron su chinga. Me cuesta creerlo. Dicen las crónicas que Cuauhtémoc Cárdenas marchaba en el DF en protesta por la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa. Se acercaba al templete. Caminaba junto a Javier Sicilia, a Salvador Nava, a Adolfo Gilly, puros íconos de la resistencia, gente respetable y respetada. No avanzó mucho. Le cerraron el paso y pronto se vio rodeado. Recibió toda clase de insultos. Que si traidor, que si vendido, que si se fuera a la chingada con su Pacto por México. Y volaban las botellas de plástico, botellas de agua. Y el agua sobre ellos. Lo jalaban sin dejar de insultarlo. Quienes lo acompañaban, rodearon al hijo del expropiador del petróleo. Lo iban protegiendo mientras caían las botellas de agua y más insultos. Pinches fanáticos que no sabían ni de quién se trataba. Voló un cono anaranjado, de esos que sirven como señalamiento vial. Le cayó en la cabeza a Adolfo Gilly, el intelectual, un tipo pensante, una de las mentes más brillantes de la izquierda. Lo descalabró, pues mientras a Cuauhtémoc y a los demás la ropa les quedó empapada de agua, sobre la camisa de Gilly había sangre. Un auto se abrió paso. Sonaba el claxon. La gente se preguntaba qué pex con este güey. ¿A quién se le ocurre meterse en una marcha con todo y carro? Y no, pues claro que no era un marchista. Con el auto llegó hasta donde estaba Cuauhtémoc Cárdenas y los otros agredidos. Subieron como pudieron. Así los rescató. Y entre patadas al vehículo salieron del infierno. Lo trataron como un ser indeseable. ¡Cómo pudo pasar esto! ¡Al hijo del expropiador del petróleo! ¡Al símbolo de la izquierda nacionalista, que sigue representando a un sector super amplio de la población mexicana! No lo concibo. Ustedes, los que leen, los que saben qué significa el cardenismo, tampoco. Yo lo seguí en su lucha para acabar con la hegemonía del PRI, en 1987, cuando creó la Corriente Democrática. Y después en la elección presidencial de 1988, cuando le ganó a Salinas de Gortari pero le robaron el triunfo. Y ahora le gritan que es un traidor y que ahí tiene su Pacto por México. Qué jodidos están esos marchistas. Todos repudiamos lo que le sucedió a los normalistas de Ayotzinapa y exigimos que los regresen con vida, y si los mataron, que se castigue a los culpables, sea quien sea. Pero decirle a Cuauhtémoc que es un traidor por lo del Pacto por México, es una soberana pendejada. El Pacto por México es de los Chuchos del PRD, de Ortega y Zambrano. Ellos son los que entregaron al PRD con Peña Nieto. Cuauhtémoc es la corriente opuesta. Lo que explica esa agresión está en otra frase que gritaban los marchistas: ni PRI, ni PAN, ni PRD. Y es el hartazgo de la sociedad a los políticos. Y como Cuauhtémoc es PRD, que se lo zumban. El hartazgo es real. La sociedad oye “político” y piensa: ratero. Los políticos han agraviado a pueblo. Los políticos han reprimido las marchas. Los políticos han jodido a las universidades. Los políticos han recortado los presupuestos de las normales. Los políticos han pervertido a la juventud, han acabado con las posibilidades de desarrollo, han empobrecido a México. Esos marchistas que exigen que se esclarezca el caso Ayotzinapa, están hartos de las mentiras de la familia política. Están hartos de que a un grupo de jóvenes los haya levantado la policía y aún no aparezcan. Están hartos de las mentiras oficiales sobre el caso. Hay hartazgo contra el político, llámese Cuauhtémoc o no, sean del PRI, PAN, PRD o de cualquier sigla. Hay hartazgo cuando se sabe que un alcalde perredista, de la corriente de Los Chuchos, y su mujer, de Iguala, tienen vínculos con el crimen organizado y pudieran estar detrás de la desaparición y muerte de los normalistas, del que le sacaron los ojos y le arrancaron la piel de la cara, o de los que fueron quemados vivos y que aparecieron en fosas clandestinas. Hay hartazgo cuando se sabe que los políticos están ligados al narco y que la represión es una forma de hacer sentir su poder. Por eso la sociedad está comenzando a reaccionar con esa furia hacia el político. Si hubiera ido alguien del PAN, del PRD, si hubiera sido Heberto Castillo, Clouthier, López Obrador, también los hubieran madreado. Y si hubieran sido los del PRI, peor. El rechazo es total. Ya no creen en ningún político. La gente comienza a radicalizar su posición. Cuauhtémoc Cárdenas puede ser un símbolo para la izquierda y para un sector de la población, pero la agresión es contra la familia política en general. No se justifica pero se entiende. Los políticos nos tienen hasta la madre. Ahora falta que lo entiendan los políticos. Y a ver qué hacen. (Comentarios y tips a: [email protected])

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