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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Y ahora resulta que el malo es Nemi Dib

14/10/2014 12:12 p.m.
El gordito Nemi ha de reprocharse que mejor debió marcharse y callar. Ahora, ya ven, el malo es él. El que sabía de la corrupción es él. El que debió denunciar penalmente es él. Y eso le pasa por querer ser derecho.
 
Así de jodido anda el sistema político. Nemi dejó la Secretaría de Salud de Veracruz disparando declaraciones, evidenciando a la mafia sindical, descubriendo los negocios, las transas y el enriquecimiento de los líderes. Pero resulta que el malo es él.
 
Nemi dijo que la secretaria general del sindicato de Salud, Luisa Ángela Soto Maldonado, tiene negocios millonarios en Sesver y que el verdadero cacique es su hermano Martín, quien ni siquiera trabaja en la Secretaría de Salud pero que es quien parte y reparte el pastel.
 
Y por andar tirando metralla a diestra y siniestra, por dar el santo y seña de la corrupción y los corruptos, y por andar renunciando sin arreglar nada, ahora dicen que el que debe enfrentar la ley es Juan Antonio Nemi Dib.
 
O sea, el mundo al revés.
 
El argumento de los diputados panistas es que si Nemi Dib sabía de la corrupción, debía acudir a las vías institucionales, al Ministerio Público, a donde fuera pero que no dejara pasar las transas de los líderes sindicales.
 
Julen Rementería, el coordinador de la bancada panista en la Legislatura estatal, dice además que no es posible que el nuevo secretario de Salud, Fernando Benítez Obeso, diga que prefiere llegar a un mal acuerdo que tener un buen pleito.
 
En esto tiene razón. Lo que no se vale es que vean a Nemi como parte de la corrupción cuando fue él quien sacó a flote los negocios de los líderes sindicales.
 
Se vale vomitar. La política asquea. A Nemi se le puede criticar lo que sea. Se le puede cuestionar que sin ser médico haya estado al frente de la Secretaría de Salud. Se le puede reprochar que de policía haya pasado a animador de televisión y ahí a Sesver.
 
Pero no se le dejar de reconocer que nos dijo qué tan profunda está la corrupción en la Secretaría que le tocó encabezar. Y la verdad, está más cabrona la cosa de lo que parece.
 
Si no hay medicamentos en el sistema de salud de Veracruz, es por la corrupción administrativa y sindical. Si no hay buen servicio, es por la corrupción. Si no hay equipo médico, es por la corrupción. Si se mueren los enfermos, en buena medida es por corrupción.
 
Nemi Dib enfrentó a la mafia sindical. Reveló cómo trafican plazas, un negocio de 40 millones de pesos anuales; cómo se roban los cheques del gobierno federal y usan el dinero para la fiesta de 15 años de la hija del líder seccional; cómo están involucrados en el robo de viáticos y combustible; cómo venden los turnos, los permisos, las incapacidades. Todo eso se los dijo Nemi Dib siendo secretario de Salud, en lo que fue una guerra de poder a poder.
 
Y los panistas dicen que debió enfrentar la corrupción en los tribunales, es Juan Antonio Nemi.
 
Yo digo que no. Los panistas no se han puesto a pensar que Nemi le comunicó el asunto al gobernador Javier Duarte, su jefe inmediato, el que lo designó en el cargo. Y que Duarte le dijo: aguanta, no nos vamos a pelear con el sindicato porque va a parar todo el sistema de salud.
 
Es cuestión de lógica. Nemi no se mandaba solo. Si Nemi abrió la boca fue porque debía poner en claro que el sistema de salud está atorado por la corrupción. Y si lo hizo fue porque primero lo habló con el gobernador. Duarte le dio cuerda y luego lo dejó solo.
 
La corrupción sólo se puede enfrentar con voluntad política. Si el gobernador dice vamos a exhibir a los líderes y luego se retracta, el cómplice es él. Nemi habló y se armó la guerra. Pero se fue sin encubrirlos. Ese es su mérito.
 
El que no dijo ni pío, fue Javier Duarte. Hizo el cambio. Complació a los líderes corruptos del sindicato de Salud. Querían ver rodar la cabeza de Nemi Dib y lo consiguieron.
 
Pero la corrupción sigue. Y ahora el nuevo secretario de Salud, Fernando Benítez Obeso, dice que prefiere un mal arreglo que un buen pleito.
 
Si yo fuera gobernador ya lo habría corrido. Aunque tuviera unos días como secretario, ya lo habría echado. Benítez viene a aplaudir a los corruptos, a dejarles las manos libres, a solaparlos, a tener con ellos “un mal arreglo”.
 
Nemi no lo hizo y el gobernador le aceptó la renuncia. Benítez quiere un mal arreglo y ahí se queda. ¿Quién es el corrupto? ¿Quién permite la corrupción de Estado?
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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