Calladito se ve igual de corrupto. Es Fidel Herrera y aunque se niegue a hablar, es el causante del desastre en que está convertido Veracruz.
 
Vino ayer al sur. Llegó a Coatzacoalcos y se paseó por el pueblo. Encabezó el arranque de la Semana de Ciencia y Tecnología del CBTis 85 y generó toda clase de comentarios, desde los de apoyo hasta los de repudio. Como debe de ser.
 
Fidel quería provocar. No fue una visita común. Quería que el pueblo lo viera meterse en caminos políticos y que den rienda suelta a la imaginación quienes quieran verlo otra vez como un factor de decisión y como el gran operador electoral.
 
Días antes lo vi en una fotografía con la dirigencia nacional del PRI, todos junto al Presidente Enrique Peña Nieto. La foto la puso en las redes sociales el propio Fidel. Se da sus guayabazos, se balconea y ha de creer que los veracruzanos no tenemos memoria.
 
A Fidel Herrera no hay quien lo quiera. Y menos por lo que le hizo a Veracruz. Gobernó para él, para su grupo, para enriquecerse, para dejar una inmensa deuda de la que no se podrá salir en 20 años.
 
Gobernó a base de mentiras. Con su rollo, con su labia, Fidel hacía creer que a Veracruz le esperaban años de abundancia, de bonanza, de riqueza, de grandes oportunidades.
 
¿Y qué ocurrió? Se enriqueció Fidel y nos dejó en la miseria a todos. Creó un Veracruz donde se da la desigualdad, la riqueza concentrada en unas cuantas manos y la pobreza que alcanza a grandes núcleos de población.
 
Veracruz estaba mal desde el gobierno de Miguel Alemán Velasco, pero se puso peor con Fidel Herrera Beltrán.
 
Alemán dejó una deuda de 3 mil 500 millones de pesos. Fidel heredó una deuda de 35 mil millones de pesos. La disparó al mil por ciento. La hizo 10 veces mayor.
 
Veracruz no tenía hipotecado el futuro. Pero con Fidel trágicamente cambió. Bursatilizó el impuesto de tenencia vehicular por 20 años. Además contrajo deuda bancaria que nadie sabe cómo se habrá de pagar.
 
A mí me recuerda a López Portillo. El perro chillón nos decía que había que prepararnos para administrar la abundancia. ¿Y qué pasó? Nos llevó de crisis en crisis, derivadas de la corrupción y del saqueo de la riqueza nacional. Pinche viejo azotado. Lo único que interesaba es llevarse a la cama a Rosa Luz Alegría y luego a Sasha Montenegro. Robó para ellas y al país se lo cargó la fregada.
 
Fidel lo hizo así. Que vamos a tener la mejor agricultura del país; que vamos a producir combustible ecológico; que vamos a ser un destino turístico que compita con Cancún, Acapulco y Los Cabos; que vamos a explotar la riqueza petrolera que tenemos, en Chicontepec, o el potencial petroquímico, en Coatzacoalcos, con Proyecto Fénix, con Proyecto Gavilán o con Etileno XXI.
 
Bien lángara el Fidel engatusaba a los distraídos. Engañaba como sólo él lo sabe hacer. Viajaba por el mundo promoviendo a Veracruz, a sabiendas que nadie iba a venir a invertir nada.
 
Y ahora está de vuelta. Ya había andado en Xalapa, con el gobernador Javier Duarte, en Casa Veracruz. Ya estuvo en el puerto de Veracruz, en los cafés. Ya anduvo en Córdoba, en una boda. Y ahora llega a Coatzacoalcos, a un evento escolar.
 
Y todavía se pasea en taxi, como para que vean que es un humilde político que gusta de conducirse sin lujos, muy a ras de piso, en el idioma del pueblo. Y los pendejos que se lo creen.
 
Pinche Fidel. Quién se puede tragar tal teatro. Unos cuantos gatos lo acompañaron. Lo desairó la clase política. Le hizo el feo el alcalde Joaquín Caballero y los políticos priistas. Unos cuantos estuvieron con él, pero por cínicos o por despistados.
 
Pedazo de ladrón, viene ahora a sorprender a los tarugos como si no se supieran sus raterías cuando gobernó Veracruz.
 
Saqueó el erario. Hizo negocios. Disfrutó de la “plenitud del pinche poder” robándole a los veracruzanos y creando una mafia de políticos que robaron para él. Los impuso en alcaldías y en el Congreso. A otros los llevó al Tribunal Superior de Justicia y a los órganos electorales. Todos con la misión de cubrirle la espalda y borrar las huellas de su corrupción.
 
Y ahora viene a darse baños de pueblo, a dejarse ver en eventos públicos, a robar la atención y a enviar el mensaje de que está de regreso y que va a ser factor de decisión política en la elección federal de 2015.
 
“Calladito me veo más bonito”, dice Fidel para que no le pregunten sobre sus fechorías. Qué va. Este güey ni calladito ni hablando se ve bonito. Pinche esperpento.
 
Calladito se ve igual de corrupto que siempre. Eso sí.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])