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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Los tres ángeles del mal

30/10/2014 11:10 a.m.

Qué desgracia, mi Las Choapas. El vil abandono. 2014 ya se perdió. Nos llevó la desgracia y vamos a seguir padeciendo los estragos del pésimo gobierno que nos tocó aguantar durante el tronquismo y del que está chorreándola ahora.

En Las Choapas faltan servicios públicos: limpia, seguridad, alumbrado. Y lo mismo ocurre en la zona urbana que en el área rural. Las calles están destruidas, los caminos están cortados.

Y no hay que buscarle mucho. Hay tres culpables directos. Sí, tres tipejos que por más que entre ellos le hagan al ensarapado y se acusen mutuamente, los tres son culpables: Renato y Miguel Ángel Tronco Gómez, y el alcalde Marco Antonio Estrada Montiel.

Son culpables los dos primeros —los hermanitos Tronco, del clan de los ratones— porque con sus marrullerías electorales, despilfarro de dinero y recursos provenientes de programas sociales, de los que se valieron para mantener en su poder la presidencia municipal, lo único que lograron fue que los tribunales federales anularan la elección fraudulenta.

Se movieron. Agitaron en el campo y en la ciudad. Ejercieron presión. Pero al final valieron madre. Javier Duarte, el gobernador, y el secretario de Gobierno, Erick Lagos, los solaparon e intentaron imponer a Miguel Ángel. Y también fracasaron.

Tres años sufrió Las Choapas la ley del embudo. Lo ancho para ellos, lo angosto para el pueblo.

Para ellos, los Tronco —el Ratón Vaquero y el Ratón Miguelito—, la riqueza, los contratos, los negocios, los privilegios. Para el pueblo, las carencias, la falta de servicios, la inseguridad, la basura, las calles rotas, las colonias a oscuras. Y al que proteste, una soberana madriza, pues el gobernador no movía un dedo ante la represión de Renato.

Pero se les acabó el 20. Tuvo Renato Ratón que entregar la presidencia municipal. Entregó el PRI, entregó los negocios, entregó las patrullas y ahora entregó sus escoltas. Y es que así se entrega el poder.

Y qué decir de Marco Estrada. Cándidamente sigue creyendo que ganó las elecciones porque Duarte y Erick Lagos lo apoyaron “quitándole de encima a los Tronco”. Pretende, con semejante argumento, desconocer que fue el voto de los ciudadanos lo que le permitió ser presidente municipal.

Pero como alcalde no da una. Yo, que no sirvo para la política, lo haría mejor. Pero Marco Estrada no. Sirve para otras cosas, pero ni mais que para alcalde.

Ellos, los tres, son los responsables de que el municipio luzca abandonado, a la deriva. Los Tronco porque dejaron caer el municipio; Estrada porque no puede, ni sabe, ni tiene ganas de arreglar el tiradero que encontró.

Y se los digo así. No les extrañe que en unos días se consume otra toma del palacio municipal. Y buena parte de culpa la tendrá Marco Estrada porque su alcaldía es sumamente endeble, verdaderamente mediocre, acumulando el malestar social.

Será la reedición del movimiento que hicieran contra el ex alcalde Antonio Pouchoulén Cárdenas. Tomaron el palacio municipal. Se apoderaron por la fuerza del inmueble. Lo convirtieron en un muladar. Amagaron con saquear toda la documentación. Y al final se salieron con la suya.

Toño Pouchoulén cedió. Fue obligado a entregar los contratos de obra para el Ratón Vaquero y sus secuaces. Parte del presupuesto de Obras Públicas se lo dio a Renato, a empresas que manejan los ratones Tronco Gómez a través de prestanombres.

Esa era la “causa social” que traía entre manos Renato. Usó a los campesinos para tomar el palacio municipal. Entonces, como ahora, era diputado local. Los hizo entrar, reclamar y también amedrentar e intimidar.

La causa de los campesinos es el abandono de los caminos rurales. De ahí se agarra Renato para agitar, para tomar carreteras y para asaltar palacios municipales. Pero en el fondo está el negocio. Y es un negocio de muchos millones que no llegan a los campesinos sino a los bolsillos del Ratón Vaquero.

Se avecina la toma del palacio municipal. Renato ya retó al gobernador Javier Duarte y vio que no pasa nada. Ya bloqueó las autopistas y desquició el movimiento de vehículos. Ya le dio en la madre a quienes viajan a Tabasco y Chiapas y desde Tabasco y Chiapas para acá, y no hay quien lo llame a cuentas.

Ahora sólo le falta consumar el asalto al palacio municipal. De ahí, para restituir el orden constitucional, vendrá la entrega de contratos de obra y después la rendición. Renato más rico y los campesinos más pobres. Así les gusta estar.

Y luego dicen que el gobierno no se deja chantajear.
Y alguien se ha de preguntar, ¿dónde está Marco Estrada, cabeza política de Las Choapas? Ah, sí. Debajo de las faldas de su mujer.
 
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