Entre Andrés Manuel López Obrador y Renato Tronco Gómez hay un mundo de distancia. ¿O un universo? El Peje es popular; Renato es impopular. El Peje encabeza un movimiento a favor de los pobres; Renato se enriquece a costa de los pobres. El Peje es un luchador social; Renato es un cáncer social.

López Obrador salió del PRD, fundó su partido Morena y va en ascenso, posicionando su proyecto, disputando espacios y hoy es ya segunda fuerza electoral en el Distrito Federal.

Renato anda de partido en partido. Fue panista, después priista, más tarde ecologista y ahora no tiene quien lo amamante ni techo que lo cobije. Quiere ser parte de Morena, el Movimiento de Regeneración Nacional de López Obrador.

El Ratón Vaquero es una veleta. Va como lo mueve el viento. Fue antifidelista; después fue fidelista; fue duartista; ahora es antiduartista. O lo que es lo mismo, es un oportunista.

Cuando la gente apenas lo conocía, lo quiso como presidente municipal. Ahora que ya lo conocen, no lo quieren ni en pintura.

Bastó que lo vieran meterle la mano al presupuesto para pensar que éste es más de lo mismo. Con poder es un político cabrón. Con la policía en sus manos, reprime a cualquiera.

Ya sin poder, el es ratón loco. Le colmó la paciencia a Fidel Herrera porque lo llamó narco. Hartó al gobernador Javier Duarte porque se le subió a las barbas. Lo rechazan todos porque quiere que Las Choapas sea su cacicazgo sin que tenga la capacidad para controlar todos los ámbitos de la vida pública y sin ejercer su poder sobre los grupos representativos choapenses.

Y como no somete a Fidel y a Duarte, provoca un megacaos en el sur de Veracruz.
Renato ya se ve fuera del PRI. Se siente orillado al retiro. Dice que su vida pende de un hilo. Teme que lo maten. Se queja de que lo hayan dejado sin escolta armada, como si necesitara de guaruras para meterse en los drenajes.

Toma carreteras, bloquea el paso de vehículos, le complica la vida a todos y cree que así pone el mal al gobierno. El único que queda mal es él y no se percata de ello.

Renato Ratón cree que imitando al Peje en lo malo, puede ser como López Obrador.
El fundador de Morena, en sus tiempos de agitador, tomó carreteras, organizó éxodos, bloqueó pozos petroleros y así se proyectó. Pero no jodía a la gente. Eso le sirvió para ser el líder de los de abajo, el paladín de los pobres, el que rescata al jodido y le da una vida digna. Y así pudo llegar a ser dirigente nacional del PRD y jefe de gobierno del Distrito Federal.

Pero en 2006, su más grande error fue un bloqueo a la capital del país. Dijo que le robaron la elección presidencial. Dijo que el PAN y Fox le hicieron fraude. Bautizó a Felipe Calderón como el pelele y dejó que todos le dijeran FeCal. Pero eso no lo hizo popular.

Muchos perredistas e intelectuales lo alertaron. Si bloqueaba las principales calles del DF, afectaría a millones de seguidores, a millones que le dieron el voto, a millones que lo querían ver en la Presidencia. Y no hizo caso. Llevó a cabo el bloqueo y terminó pagando su error.

Se ganó el rechazo de quienes lo siguieron. PRI y PAN repetían que era un peligro para México, que le gusta el desmadre, que le vale perder adeptos, que está loco.
Y El Peje tuvo que pagar el costo de su error. Seis años después tuvo que pedir disculpas públicas. Tuvo que admitir que se equivocó.

Renato lo quiere imitar. Bloquea las carreteras del sur de Veracruz. Impide el paso a Villahermosa y Tuxtla Gutiérrez. Dice que es por la causa de los campesinos, por los servicios de salud, por los caminos destruidos y los puentes caídos, por la educación y por la seguridad. Pero qué va. Es por él y su supervivencia política.

Renato imita lo malo de López Obrador. Imita lo que El Peje hizo, pero olvida que por esos errores tuvo que pedir perdón.

Quiere así ingresar a Morena, porque el PRI le dio la espalda, porque Duarte no lo quiere y porque Fidel lo detesta.

Quiere así, bloqueando carreteras, que López Obrador sienta que es un líder social, cuando en realidad —y El Peje lo sabe— Renato es un cáncer social.
 
El Ratón Vaquero quiere ser diputado federal. Sabe que el PRI no lo va a postular. Sabe que los petroleros en el distrito de Minatitlán no lo van a dejar pasar. Sabe que por Coatzacoalcos, Marcelo Montiel no lo va a dejar entrar. Sabe que en el PAN, el PRD, el Verde y cualquier otro partido tiene las puertas cerradas.

Y entonces pensó: agarro de pendejo al Peje y ya chingué con Morena.
Por eso imita a López Obrador, pero lo hace en lo malo, en lo que AMLO se equivocó y por lo que tuvo que pedir perdón.

Pobre Ratón. En qué desfiguros ha caído porque tiene seguro que si no es Morena, el único futuro que tiene es la cárcel.

¿Y será que El Peje se va a dejar seducir por semejante vividor?
 
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