No, si estos tipos no son dioses ni predestinados, ni dechados de virtudes, ni los salvadores de la Patria o ya de perdis de Veracruz.

 

Son políticos a la mexicana, comunes y corrientes, corruptazos, negociantes, ambiciosos, que traen en mente llegar a ser diputados.

 

Sus nombres suenan y hasta pagan para que los mencionen, pues así es la política. Ya no son tiempos de que el que se mueve no sale en la foto. Ahora hay que moverse, integrar un coro de promotoras sociales, pagar menciones en los medios de comunicación y aparecer en todas las fotos posibles en las redes sociales como Facebook o Twitter.

 

Lo de hoy es ser mencionado. Lo de hoy es decir que no, que no es tiempo, que por el momento la única encomienda es cumplirle al gobernador Javier Duarte y que el reloj de las próximas elecciones federales aún no lo echan a andar, pero al mismo tiempo filtrar que sí quieren aceptar la nominación del PRI.

 

Es deprimente verlos en esa tarea que exhibe el alto grado de deshonestidad que se requiere para realizar el doble juego perverso. Adulan al gobernador con palabras que marean a cualquiera; le expresan su lealtad no como si fuera el jefe de gobierno sino su padre; resaltan obras que ni siquiera corresponden a programas estatales sino que son parte del proyecto del gobierno federal; respaldan la manera tan disparatada de gobernar que distingue a Javier Duarte.

 

Les digo, es un juego perverso. Es perverso porque así como dicen que están y estarán con el gobernador, ya no ven la hora de salir corriendo, que se lance la convocatoria del PRI, que comiencen los pronunciamientos de los sectores y de las organizaciones priistas, y así convertirse en candidatos a una diputación federal.

Adoran a Javier Duarte pero ya no ven la hora de abandonar el barco.

 

Pero mientras llega la hora, usan el aparato de gobierno, el cargo público, el presupuesto que tienen a su disposición, el personal a sus órdenes y todo cuanto tienen a su alcance, para hacerse propaganda y acreditar que son la mejor opción para representar a los veracruzanos en el Congreso de la Unión.

 

Todos de alguna manera quieren congraciarse e incluso chantajearlo para evitar ser vetados de la lista final que podría permitirles seguir pegados al presupuesto y al poder mientras la hora de las diputaciones llegue.

 

Los tenemos ahí. Erick Lagos Hernández, el secretario de Gobierno, dice que su único proyecto está en acudir a la glosa del informe del cuarto año de actividades y aclarar dudas a los diputados locales.

 

Y como lo haría su maestro Fidel Herrera, juega con las preguntas sobre si terminaría el sexenio con Javier Duarte. “Me gustaría tener el don de ver el futuro, pero soy simplemente secretario de Gobierno”, dice el secretario Lagos.

 

Sí, cómo no. Erick Lagos ya tiene camino andado en el distrito de Acayucan donde pretende ser diputado federal aunque sea originario de él y donde ha venido trabajando a la oposición para que no le pongan candidato con posibilidades de ganar.

 

Dice Jorge Carvallo Delfín que él no anda pensando en otra cosa que no sea el trabajo que le encomendó el gobernador como secretario de Desarrollo Social.

 

Lo cierto es que va por la candidatura a diputado federal por el PRI en el distrito de Los Tuxtlas. Y ya trabaja en ella porque es un desarraigado pues hasta se sospecha que nació en el estado de México y se hace pasar como veracruzano con un acta de nacimiento falsa.

 

El que más risa provoca es Marco Antonio Aguilar Yunes, secretario de Trabajo, que luego de varios intentos aspira a ser diputado por Córdoba.

 

Aspira a pasar una Navidad tranquila, “estar con mi familia, estar con mis hijos, que mis hijos me quieran y mi esposa me siga

amando como hasta ahora. Es época de amor, amistad y de paz”.

 

Sólo le faltó decir que se tomará unos güisquis con Santa Clós.

Adolfo Mota, secretario de Educación, va por la diputación en Xalapa; Noemí Guzmán Lagunes por Coatepec; Tarek Abdalá por Cosamaloapan. Pero eso sí, todos juran que no tienen más encomienda que seguir al lado de Javier Duarte.

 

Y nosotros nos estamos chupando el dedo. Los políticos usan las instituciones, el cargo público y el presupuesto para continuar en ese socorrido negocio llamado poder.

 

Hoy dicen que están con el gobernador y que sólo trabajan para cumplir con los programas que les han encomendado, y mañana dirán que se sacrifican para ser diputados. Es el doble juego. Están porque hay de donde sacar recursos para una campaña, y su gestión es deficiente porque su mente está en los amarres que se hacen para obtener una candidatura. Y así no se puede servir al pueblo desde las instituciones. Están en misa y en procesión.

 

Ellos no son los salvadores de Veracruz, pero sí los políticos corruptos, negociantes, ambiciosos que sólo piensan, por ahora, en ser diputados federales. Fuera de eso, nada más les ocupa su atención.

 

(Comentarios y tips a: [email protected])