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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Es favorito del alcalde y actúa como criminal

19/11/2014 09:16 a.m.

Sabe de su impunidad. Sabe del alto nivel de complicidad que lo une íntimamente con el alcalde Joaquín Caballero Rosiñol. Se sabe protegido. Se sabe tolerado. Por ello no tiene ningún escrúpulo en exhibirse, arma en mano, prepotente, vulgar para arremeter en contra de manifestantes.

Es el tipo de chamarra roja, el que desafía a los maestros, a los telefonistas, a la sociedad civil. Se coloca al frente del grupo de los enviados del alcalde de Coatzacoalcos, como pandillero en ese día de inicio de las actividades en los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Y desde ahí, cual porro, reta a todos.

La imagen de Guillermo Ibarra Macías, director de Obras Públicas de Coatzacoalcos, da la vuelta a internet. Es el que encara a los manifestantes, el que sale al paso tras el jaloneo, los insultos, los golpes. Es el que se transforma en un vándalo.

Ibarra Macías lleva en sus manos un arma, un bastón retráctil, aunque algunos lo identifican como un chicote. Lo exhibe y con ello inhibe a quien se le acerca. Se gana una andanada de reclamos. Con gesto de soberbia, lo empuña. Después con golpes certeros en su punta delgada, lo reduce a tamaño mínimo.

La escena ha sido transmitida como fue y en cámara lenta. Le colocan un círculo rojo al rostro de Guillermo Ibarra. En la narración se especifica que es el director de Obras Públicas del ayuntamiento de Coatzacoalcos para que no quede duda.

Después que cierra el bastón, Ibarra retrocede unos pasos. Se va colocando detrás de la policía, de los integrantes de la Fuerza Civil, que sólo estaban ahí, sin mover un dedo. Los policías reciben reclamos. Les dicen que son cómplices, que Ibarra trae un arma, que está armado. Pero ellos no reaccionan. Son parte del grupo que no está dispuesto a que los manifestantes traspongan las vallas y se acerquen al lugar donde se desarrolla el duatlón.

En las redes sociales, donde circula el video que exhibe a Guillermo Ibarra, los comentarios son agrios. La gente reprueba que un funcionario municipal enfrente así a un grupo de manifestantes. Dicen que quienes protestaban por la desaparición de los estudiantes de la normal de Ayotzinapa lo hacían a cierta distancia de las vallas metálicas y que fueron los empleados del ayuntamiento quienes traspasaron esa línea y ahí comenzó el enfrentamiento.

El ayuntamiento puede decir que fueron los manifestantes quienes provocaron el conflicto, pero hay un hecho irrefutable: quien exhibió un arma prohibida fue el director de Obras Públicas Municipales. Nadie más lo hizo.

Las voces de condena se multiplican. Todos piden que Guillermo Ibarra sea destituido. Todos se dan cuenta que ha llegado a niveles intolerables, pero él se sabe protegido del alcalde Joaquín Caballero Rosiñol, su amigo y socio.

Ahora ninguna duda cabe que fue el autor intelectual de la agresión que pudiera costarle la vida a un ciudadano de Coatzacoalcos por haber osado reclamar sus derechos.

Hace unas semanas, el ingeniero Guillermo Drago González recibió una golpiza de manos del chofer de Guillermo Ibarra, sólo por haber exigido que le desazolvaran un canal pluvial. Varias veces acudió a Obras Públicas. No le hacían caso. Les expresó su molestia y le echaron encima al chofer golpeador.

El ciudadano golpeado perdió varios dientes, le fracturaron el brazo, le rompieron la nariz, le provocaron derrame en un ojo y tenía moretones por todas partes. Los médicos dicen que hay que tenerlo en observación porque es diabético e hipertenso y puede tener complicaciones que podrían llevarlo a la muerte.

El alcalde ofreció correr al chofer y que asuma las consecuencias quien tenga que hacerlo, o sea Guillermo Ibarra. Pero al director de Obras se le ve feliz, como si nada fuera ocurrir, como si el alcalde le hubiera dicho que no hay pex.

Y eso sucede porque Guillermo Ibarra sabe que Joaquín Caballero lo va a encubrir, lo va a proteger y le va a permitir seguir haciendo de las suyas.

Ya en una ocasión ordenó que le dieron una golpiza a un ciudadano. Ahora se le ve empuñando un arma para enfrentar a los manifestantes. Esa conducta es propia de un delincuente y lo peor es que si tiene protección de quien manda en el ayuntamiento, eso lo hace sentir impune.

Si el alcalde no corrige, no lo frena o no lo corre, Guillermo Ibarra va a terminar matando a alguien.

¿O será que eso es lo que quiere Caballero?

(Comentarios y tips a: [email protected])


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