En el juego de la corrupción, el gobierno duartista tiene un lugar privilegiado.

 

Sí, es gacho el gobernador. Tiene a Veracruz en los peores niveles; en lo económico, en lo social y en lo político.

México de por sí está jodido en la estadística mundial en corrupción, con el lugar 103, o sea entre los más corruptos, pero Veracruz es de los peores estados en el contexto nacional.

 

Estar en el lugar 103 de 175 evaluadas, según el Índice de Percepción de la Corrupción en 2014, es para morirse. México empata con Bolivia, Moldova y Níger, los cuales tuvieron 35 aciertos de 100 posibles. El peor es que el obtiene cero y el mejor es el que alcanza 100, o sea, el menos corrupto.

 

Y en el contexto nacional, Veracruz tiene un récord de corrupción nada envidiable. En gran medida se lo debemos a Fidel Herrera, pues Tío Fide hizo un gobierno en que robó y dejó que muchos robaran. Se fue rico y muchos se enriquecieron mientras en gobierno estatal se endeudaba.

 

Agarró de bueyes a muchos. Les hizo creer que había construido 2 mil puentes y resulta que no llegó ni a 300. Algunos se quedaron en obra negra. Algunos más no pasaron de ser maqueta pero se pagó la obra completa como si la hubieran concluido.

 

La corrupción estuvo en la policía que terminó sirviendo a la delincuencia. Informaban de operativos contra los malosos, servían de halcones, pues estaban asalariados en las nóminas de los narcos. Ora sí que la polecía siempre en vigilia, pero para que los criminales no fueran alcanzados por la ley.

 

¿Y sólo en asuntos de seguridad? No, qué va. Uno de los monumentos a la corrupción es la obra del túnel sumergido de Coatzacoalcos, un verdadero barril sin fondo por el que se han pagado varios miles de millones de pesos de más.

 

Es una obra que va a desembocar quién sabe a dónde. Sí, güey. No es broma. Va a desembocar quién sabe a dónde.

 

A estas alturas es como si alguien quisiera que se tardara más de lo que ya se ha tardado. Sumergieron los cajones de concreto por donde circularán los vehículos y sólo le falta que realicen una unión de 2.5 metros. O sea, ya casi, compadre.

 

Pero el túnel no tiene salida. ¿Qué cosa? Sí, no tiene salida. El acceso por el lado de Villa Allende no se puede concluir porque no se han pagado los derechos a los dueños de los terrenos. O lo que es lo mismo, sin derecho de vía, no hay salida.

 

Eso lo han ocultado. No se sabe quiénes son los dueños de los terrenos y si ya les pagaron o les rentaron. No se sabe si son políticos o gente del pueblo. No se sabe si son ganaderos o ejidatarios. Se presume que pudieran ser prestanombres de Marcelo Montiel, de Fidel Herrera, de Marcos Theurel o de Javier Duarte.

 

Por eso un político estatal, Eduardo de la Torre Jaramillo, ha demandado una cruzada contra la corrupción en Veracruz y ha sugerido que los terrenos donde debe construirse el acceso al túnel sumergido en la parte de Villa Allende sean expropiados por causa de utilidad pública.

 

Tiene razón. Hay que ser transparentes. Debe saberse quién está especulando con el derecho de vía, quiénes son los dueños de los terrenos, cuánto se va a pagar por ellos y cuánto dicen los avalúos reales que valen esos predios.

 

Así como ese caso, está la corrupción en Veracruz. El desfalco es de 17 mil millones de pesos, en áreas como Salud, Educación y Obras. Y no hay cómo bajar esa cifra pues en cuatro años de gobierno Javier Duarte ha incrementado la deuda estatal, además que no ha hecho responsable a nadie del daño patrimonial.

 

Todavía un día antes de que Fidel Herrera dejara el poder, ordenó al entonces secretario de Comunicaciones, Guillermo Herrera, que pagara mil 100 millones de pesos a las empresas que construyen el túnel sumergido de Coatzacoalcos. Y la obra no avanza. Los contratistas dicen que les deben y que hasta que no les cumplan no darán golpe. Y el gobierno de Veracruz sostiene que se les pagó de más.

 

De esos ejemplos sobran. Veracruz es un modelo de corrupción. Los políticos roban y nada los detiene. La sociedad lo ve, lo sabe y lo peor es que no hace nada para impedirlo o corregirlo.

 

Un estudio realizado por el INEGI, correspondiente a 2013, arrojó resultados devastadores para Veracruz. Entre la población de más de 18 años, la percepción es que el área de comunicaciones y obras estatal y federal funcionan mal; las carreteras no sirven, son caras y no todos los veracruzanos pueden pagarlas; el agua que llega a las viviendas no es potable; el servicio de recolección de basura es ineficiente.

 

Para la mayoría, los políticos y los policías son corruptos y no es con palabas como han de cambiar ni con boletines de prensa como se puede modificar esa percepción, ni maquillando la imagen del gobernador Duarte, ni pagando costaladas de publicidad en los medios de comunicación, pues éstos ya no tienen credibilidad.

 

Es la realidad de Veracruz y no hay cómo cambiarla.

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