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Arturo Reyes Isidoro

Prosa Aprisa

El cuñado presidencial

09/02/2010 08:30 p.m.
No cabe duda. Hay de niveles a niveles. Me refiero a cómo es posible, desde la posición política o ideológica de una persona, hacer crítica con inteligencia sobre una figura pública más si forma parte de la oposición a sus intereses.
 
Siempre he creído que lo mismo si se persigue un fin específico personal o de grupo o si se pretende influir en la opinión pública sobre algo o contra alguien, es más efectivo el análisis serio, el razonamiento, que el señalamiento visceral que raya muchas veces en la injuria y hasta en la infamia, de lo cual se da muy bien cuenta el receptor, tanto que acaba por no darle crédito y descalifica a quien señala desde una posición de verdadero francotirador por un interés muy marcado o incluso  de mercenario.

Digo esto porque leí la colaboración habitual del cuñado presidencial Juan Ignacio Zavala (Gómez del Campo) en Milenio del domingo (7 de febrero de 2010) y tiene uno que reconocer que centró bien una crítica (un madrazo, dirigía el vulgo) contra el gobernador del Estado de México Enrique Peña Nieto a propósito de las inundaciones de la semana pasada en su entidad.

El hermano de la señora Margarita Zavala, panista destacado, utilizando el método deductivo, en su columna de opinión titulada “Desastres mexiquenses”, arranca con un pasaje bíblico –el del diluvio universal–  para aterrizar en la época actual y concluir en el Estado de México. Me imagino que el hecho de haber sido Director de Información de la Presidencia y vocero de su partido le ha dado la habilidad suficiente para hilar bien sus pensamientos y para redactar bien.
Sin mencionarlos para nada, es indudable que atrás de la crítica, del señalamiento de Juan Ignacio Zavala está el interés de su cuñado el Presidente, el de su hermana activa militante panista, el de su gobierno de su  partido, el de su partido y el propio de su militancia, y el objetivo es darle un buen sopapo a Peña Nieto por lo que representa a futuro para los intereses de todos ellos. Hacer explícito veladamente lo que está implícito, eh ahí el manejo inteligente. Zavala encontró un buen pretexto, y lo usó.

“Como a todos –escribe en su colaboración en Milenio– al gobernador Peña Nieto lo sorprendió la impredecible naturaleza. Él tenía otros planes, algo lejos de las calamidades naturales. Algo en qué invertir enormes cantidades de dinero, pero que no sea obra pública. ¿Para qué beneficiar a la gente de Chalco con algún tipo de obra si siempre se inunda? Mejor gastar en algo redituable: su imagen.

La revista ¡Hola!, en su edición del 3 de febrero, nos muestra al gobernador mexiquense en un recuadro de portada: Peña Nieto y La Gaviota, el amor por encima de todo. En las páginas interiores se muestran ‘las imágenes más románticas y familiares’ de la pareja. ¿Y dónde se dio esa situación romántica y familiar? ¿En Chalco? No. En Miami. Parece que allá se la pasan, porque siempre salen fotos de ellos paseando con los hijos de ambos. Esta vez tampoco es la excepción. La revista nos dice que ‘Paulina y Nicole, hijas de Peña Nieto, y Sofía, Fernanda y Regina, hijas de Angélica Rivera, se han convertido en buenas compañeras de juego tras la unión de sus padres’. No les importa ni la privacidad de sus hijos, tienen que vender su imagen a costa de los niños. Ni modo, será el precio de heredar.

Nada detiene en su frivolidad al gobernador mexiquense: ‘En su día libre, Peña Nieto se mostró como un novio romántico —hablan por sí mismas las miradas que lanza a Angélica Rivera, así como los abrazos y besos espontáneos que no dejaron de prodigarse…’, señala la revista. Encantador y romántico. Dos días después de esa edición, Chalco fue arrasado por la imparable lluvia y el abandono del gobernador. La tormenta y Peña Nieto, dos desastres sobre el Estado de México.”.

Nada se le puede objetar al cuñado presidencial. Fue un golpe limpio, bien asestado, certero. Lo leí con interés porque no acudió al insulto, a la agresión verbal, al descalificativo injurioso, a la ruindad, a la infamia, al lenguaje pendenciero. Qué lástima que no sea éste el tipo de periodismo  de opinión diario que debiera prevalecer en nuestro país, pero qué bueno que aunque sea la generalidad  se da.

El artículo me hizo reparar en que de gobernador a gobernador, por lo que hace a la responsabilidad que ambos tienen (sus estados son los de mayor población, con excepción del Distrito Federal), no cabe ninguna comparación entre Enrique Peña Nieto y Fidel Herrera Beltrán. Esto me lo ha acentuado más la queja-pleito contra y con el gobierno federal por parte del mexiquense en el sentido de que la Comisión Nacional del Agua y más concretamente su titular José Luis Luege Tamargo, otro panista connotado, no le avisó a tiempo del diluvio que se venía y las consecuencias ya se saben.

Por los indicios que tengo, siempre me he imaginado que aparte de que antes de que claree el día, Fidel ya revisó las noticias locales, del estado, nacionales e internacionales y ya vio el mapa del continente, en especial en época de lluvias y huracanes así como de invierno, para ver si no hay alguna formación lluviosa, de tormenta tropical o huracanada  así sea lo más lejana posible de nuestras costas y de nuestro estado. Pero no sólo eso. Recibe con la periodicidad necesaria el reporte del Centro Nacional de Huracanes de los Estados Unidos, de la Comisión Nacional del Agua, del Centro de Previsión del Golfo de México, consulta a los meteorólogos del estado –Isidro Cano Luna uno de ellos– e incluso con un gran sentido práctico está atento al observatorio de migración de aves de Chichicaxtle por el rumbo de Cardel (ya nada más le falta consultar a los brujos de Catemaco) a fin de que no lo sorprenda ninguna contingencia, antes que estar pensando en su imagen y antes de esperar a que le avisen de parte del gobierno federal panista que va a llover en el estado.

Aunque se ve que a unos cuantos no les gusta que presuma el saldo blanco de los fenómenos naturales que han azotado al estado durante su administración (en Michoacán suman 26 muertos y 12 desaparecidos por las lluvias de la semana pasada y en el Estado de México este martes seguían en medio del agua), sin duda actúa y ha actuado con responsabilidad porque está atento al interés de sus representados, ha creado el mejor sistema estatal de Protección Civil del país y todavía ha ido más lejos: creó el Centro Estatal de Estudios del Clima con el propósito fundamental de situar a Veracruz a la vanguardia en la lucha contra el cambio climático, pero que alerta también y pone en acción a todo el aparato oficial ante el riesgo de alguna contingencia.

Pero más: apenas asoma algún vientecito (alguna vez lo criticaron de exagerado porque instruyó la suspensión de clases a fin de proteger a los niños ante algún riesgo), activa el sistema estatal de Protección Civil, se pone personalmente al frente del mismo de inmediato, sesiona en donde se prevea algún impacto y cuando la naturaleza ha sido implacable, como cuando se desbordó el río Coatzacoalcos e inundó la zona baja de Minatitlán en 2008, prácticamente se ha ido a vivir y a despachar al mismo sitio afectado para estar atento en forma directa de las labores de auxilio a la población.
 
En esa ocasión convocó a todas las dependencias, amigos, conocidos y en general a quienes tuvieran lanchas y helicópteros a facilitarlos para ir al rescate de quienes se veían en peligro. El saldo: blanco.

Y qué decir de sus viajes al extranjero. A mí me llama mucho la atención cuando a las 7 de la mañana sale hacia Estados Unidos para cumplir algún compromiso oficial y por la tarde ya está despachando en su oficina del World Trade Center en Boca del Río. Que sepamos, en lo que va de su sexenio, no ha tomado un día para ir de paseo o a vacacionar ni a Miami ni a ningún otro sitio paradisiaco y menos ha hecho gala alguna en alguna revista de corazón, que son muy caras.
 
Pero regresando, todo esto, la labor efectiva de un gobernador priista me lo ha hecho resaltar una crítica bien pensada y escrita de un panista contra otro gobernador priista.

 

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