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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Embárrame la mano, compadre

15/12/2014 09:00 a.m.

Primer acto: Grupo Higa, de Juan Armando Hinojosa Cantú, le “vende a crédito” una parte de una mansión de 86 millones de pesos a Angélica Rivera Hurtado, esposa del presidente Enrique Peña Nieto.

Segundo acto: la empresa H&G, del Grupo Iga, le vende, vía hipoteca, una casa de 7.5 millones de pesos al ahora secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso. Éste la liquida apenas asume el cargo como titular de finanzas del gobierno de Peña Nieto.

Tercer acto: un grupo de constructores le regala una camioneta Mercedes Benz con valor de un millón de pesos al diputado Renato Tronco Gómez para que la utilice como “oficina móvil” y ahí despache.

¿Cómo se llama la obra? Regalos de corrupción.

El soborno es el soborno. Sirve para obtener voluntades, para ganar contratos, para tener acceso a la riqueza, para disfrutar de algunas decisiones que provienen del poder.

En el caso de las mansiones, evidencian la manera en que lo políticos reciben beneficios económicos por anticipado a cambio de los jugosos contratos que en el ejercicio de sus funciones habrán de conseguir para sus patrocinadores.

Es una práctica común que si bien es cierto se venía cometiendo impunemente, ahora la sociedad ya está harta y exige cuentas claras y sobre todo sanciones a quienes las cometen.

Peña Nieto no aparece pero usó la mano de su mujer para sacar las castañas calientes del plato caliente. La mansión de Las Lomas no está a nombre de Peña Nieto sino de Angélica Rivera, lo que otorga otro elemento al escándalo: el presidente es cobarde y si alguien se va a quemar, que sea la vieja.

Juan Armando Hinojosa Cantú ya venía siendo señalado como el constructor favorito de Peña Nieto. Lo benefició con cientos de contratos de obra cuando fue gobernador del Estado de México y todo indica que el beneficio era compartido. Lo de la casa de La Gaviota no deja lugar a dudas.

Ahora surge el ingrediente de Videgaray. Él alega que la casa de Malinalco es anterior a su período como secretario de Hacienda. Alega también que ya no era funcionario del gobierno del estado de México, donde participara en el gobierno peñista. Dice que la compró con el ahorro de muchos años y que la hipoteca se la otorgó la constructora H&G, de Hinojosa Cantú.

Y hagamos como que le creemos. Lo cañón está en que apenas se convirtió en secretario de Hacienda del gobierno federal, liquidó los 7.5 millones de pesos. O sea, se puso a ahorrar y la pagó.

Eso es corrupción macro. Cuando no cesaba el escándalo por la Casa Blanca de Angélica Rivera, surge el de Luis Videgaray. En el fondo hay conflicto de interés. El constructor estrella del gobierno del estado de México y del gobierno federal, aparece en dos casos de “ventas” de casas. Y justo a la esposa y al hombre de confianza del presidente Peña Nieto.

La corrupción micro se da en Veracruz. Acá también hay redes de constructores ligadas a políticos, a Fidel Herrera, a Javier Duarte, a los alcaldes de Xalapa, Veracruz, Coatzacoalcos.

La corrupción micro se expresa en el descaro con que un grupo de constructores le untan la mano al diputado Renato Tronco Gómez. Le dan una camioneta Mercedes Benz. El Ratón Vaquero se pone a presumir que ahí despachará porque no tiene suficiente lugar en su cubículo del Congreso veracruzano y se desata el escándalo. Pero lo peor es que acepta que la camioneta “la gestionó” entre empresarios. ¿A cambio de qué?

La Mercedes de Renato tiene espacio para nueve personas. Sus asientos son de piel y está equipada para realizar trabajo. Renato Transa, tan ávido de matarse solo cuando abre la boca, esta vez lo volvió a hacer:

“Vamos a atender aquí, los espacios están bien, la tecnología, los servicios, hay un privado, un área de descanso, hay sanitarios, yo creo que para lo que somos y lo que la gente demanda que hagamos, es una herramienta fabulosa. No me costó a mí porque es una empresa, una asociación civil que tenemos en Las Choapas, que además que van a tener el honor de demostrar a otras organizaciones y a la dependencia que tenemos la visión y el costo no lo sé, pero es un vehículo que vale alrededor de un millón de pesos”, dijo.

Un melón invertido en un vehículo que no sirve de nada. Renato no trabaja. Es el diputado con menos productividad. Tiene el récord de inasistencias. Eso sí, cuando llega la quincena, ahí está, pronto y puesto, a cobrar.

Pero admite el regalo. Y eso es corrupción. Pues los políticos no dan a cambio de nada. Las casas, el dinero, los viajes, los recomendados en cargos de gobierno, todo es parte de la corrupción. Reciben a cambio de un beneficio. Es corrupción.

Puede variar el monto. Tratándose de La Gaviota o Videgaray, la cantidad es mucho mayor. Y con Renato Ratón puede ser algo menor, quizá unos contratos por unos cuantos miles o quizá millones, pero es corrupción.

Angélica Rivera y Videgaray no admiten que un grupo de empresarios les dio algo a cambio de sus casas. En cambio, Renato sí acepta que un “grupo de empresarios” le dio la Mercedes Benz de millón de pesos.

Pero en el fondo no hay diferencia: es corrupción.

(Comentarios y tips a: [email protected])


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