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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Adán ya pasó a la historia

16/12/2014 09:30 a.m.

Adán Cortés Salas no va a ser olvidado. Se le recordará como el joven que irrumpió en la entrega del Premio Nobel de la Paz, el que habló por Ayotzinapa, el que exhibió la bandera mexicana ensangrentada y el que le pidió a Malala Yousafzai que no deje de pensar en México.

Este joven ya pasó a la historia. Llamó la atención cuando nadie podía haberlo imaginado. Quizá fue imprudente, quizá no era el momento ni el lugar, quizá fue la desesperación, pero es que así está México, dijo para justificarse.

Tenía que ser mexicano. Tenía que serlo porque a quién carajo se le ocurre ir a la ceremonia del Nobel de la Paz y robarse la mirada del mundo, dándole dimensión a un hecho que lastima a tantos mexicanos, como es la desaparición de los jóvenes normalistas de Ayotzinapa.

Adán Cortés Salas con su traje, con sus tenis, con su cámara en la mano, con la bandera entre los dedos, con la mirada dirigida hacia la jovencita Malala Yousafzai, diciéndole en inglés que no se olvide de México, hizo lo que ningún otro luchador social, ni los padres de las víctimas, ni los críticos del gobierno de Enrique Peña Nieto: revitalizó el caso de los 43 normalistas cuando el régimen priista le apostada a que el olvido y el tedio fuera matando la crisis social en la que se halla inmerso.

Había llegado a Oslo, Noruega, y el martes 9 solicitó asilo político por su activismo contra el gobierno mexicano. Al día siguiente, el miércoles 10, logró la gesta en el mayor escenario sobre paz y derechos humanos.

Esa ceremonia ha sido para figuras célebres y personajes polémicos. Ahí estuvieron en su momento nuestro Nobel de la Paz, Alfonso García Robles; el argentino Adolfo Pérez Esquivel; el costarricense Oscar Arias Sánchez; el norteamericano Martin Luther King; los sudafricanos Desmond Tutu y Nelson Mandela; la Madre Teresa de Calcuta; el polaco Leich Walesa; el Dalai Lama; Henri Kissinger, Jimmy Carter, Yasser Arafat, Shimon Pérez, Yitzak Rabin, Al Gore, Barack Obama.

Pero nunca se había dado una protesta como la que hizo Adán Cortés Salas, el joven mexicano, estudiante de Relaciones Internacionales por la UNAM, ya en proceso de deportación y que ha expresado que teme por su vida.

“No voy a regresar a un lugar donde sé que mi propia seguridad corre riesgo. No quiero ser un estudiante más que desaparezca o que aparezca muerto y que el gobierno diga que fue el crimen organizado”, dijo en una declaración que ha estremecido a muchos.

Segundo hit. Primero fue la irrupción en la ceremonia del Nobel y ahora la declaración que pone bajo sospecha al gobierno mexicano sobre lo que hace con sus críticos.

“Sé cómo se resuelven las cosas” en México, dijo a la televisora CNN antes de su deportación.

Son malas noticias para Peña Nieto. Ahora, por cuestión de imagen internacional, su gobierno tendrá que cuidar a Adán Cortés Salas, pues si algo llegara a ocurrirle, se hablaría de una represalia política.

Malala Yousafzai no sólo es la ganadora del Nobel más pequeña de su historia. Tiene sólo 17 años. Su lucha es por el derecho de los niños a la educación. A ella, esa posición contra los grupos fundamentalistas de Pakistán casi le cuesta la vida. Sufrió un atentado al recibir varios impactos de bala, uno de ellos en el rostro, al que sobrevivió.

Los ojos del mundo estaban puestos en Malala. Recibía el Premio Nobel de la Paz. Recibía un reconocimiento a su lucha. Y lo que haría esa mañana del 10 de diciembre Adán Cortés le daría mayor sentido a la lucha por la aparición con vida de los normalistas de Ayotzinapa.

La misma Malala expresaría minutos después que en ningún momento se sintió amenazada y que “hay problemas en México” pues “es verdaderamente importante que los niños hagan escuchar su voz”.

Peña Nieto y su gobierno le han apostado al agotamiento del tema de Ayotzinapa, al desdén oficial, a la saturación del discurso sobre los normalistas, a la criminalización de las víctimas, al hartazgo de los mexicanos y a la indiferencia de la opinión pública mundial.

Lo que no estaba en el guión fue la hazaña de Adán Cortés Salas. Al llevarlo hasta la ceremonia del Nobel de la Paz le dio al caso Ayotzinapa una dimensión mundial inédita.

Por eso Adán ya pasó a la historia.

(Comentarios y tips a: [email protected])


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