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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Y aparte de todo, agua contaminada

23/12/2014 08:47 a.m.
Qué lío. Ya casi tres semanas desde que estalló el conflicto por la presa Yuribia y en Coatzacoalcos no sólo no hay agua suficiente, la que llega está salada y ahora se sabe que también contaminada.
 
La gente no se ha cansado de protestar. Se quejan que el abasto en pipas es deficiente; que llaman a CMAS y no los escuchan, o los escuchan y les dan el avionazo. Se quejan de que el agua de los pozos es de mala calidad y que las autoridades les dicen que la beban o la derramen.
 
Y ahora surge la amenaza de que el agua que suministran los pozos perforados por el ayuntamiento, esté contaminada.
 
Es la nota en Facebook. La gente muestra su piel. Se ve enrojecida. Pobres cuates, como si se hubieran dormido bajo el sol sólo que con manchas rojas por todo el cuerpo.
 
Ninguna autoridad ha mostrado documentos que prueben que el agua que se está surtiendo a Coatzacoalcos a través de los pozos perforados por el ayuntamiento, es de calidad. Nadie ha presentado el resultado de los estudios químicos.
 
Cuando inició el conflicto por el agua de Tatahuicapan y comenzó el suministro a través de los pozos, el que dio la cara fue el jefe de la Jurisdicción Sanitaria, Javier Reyes. Él dijo que el agua reunía las condiciones para ser usada en los hogares.
 
Los temores de la gente nacían del color del agua, sumamente amarillenta, con gran cantidad de residuos de tierra y mal olor. El jefe de la Jurisdicción Sanitaria dijo que se realizó un muestreo y que el agua analizada en cinco de los pozos, aprobó los exámenes. Pero que si alguien tenía duda, podía acudir a la instituciones de salud a que le suministraran plata coloidal, que ayudaría a darle mejor calidad al agua.
 
Eso dicen las autoridades. Según ellos, la calidad del agua que se está suministrando a la población es de calidad. Pero hay organizaciones que aseguran lo contrario. Y parece que tienen razón.
 
Una asociación civil denominada Héroes en Acción, advirtió desde un principio que el agua que proviene de los pozos perforados por el ayuntamiento de Coatzacoalcos no tiene calidad. Marlene Rotstein dijo que el agua extraída a 100 metros de profundidad, está en contacto con sustancias tóxicas.
 
Su declaración estremeció a muchos. Dijo: “Hay líquidos lixiviados que se filtran a los subsuelos y que hace que se contaminen los pozos, el agua que va en los mantos freáticos y esos pozos van a estar igualmente contaminados”.
 
El alcalde Joaquín Caballero Rosiñol fue de los que se hicieron majes. No volteó, no respiró y volteó los ojos al cielo. Le preguntaban y no respondía. O respondía con el cuento de que el agua que le da a sus gobernados, tiene calidad. O sea, se hizo pendejo.
 
Pero los hechos comienzan a demostrar lo contrario. La gente se queja de que el agua le está haciendo daño. Primero, que tiene sabor salado. Después, que está provocando enfermedades, sobre todo en la piel.
 
La excusa de quienes gobiernan Coatzacoalcos es que esa no es agua potable, que sólo se debe usar para la limpieza de la casa y los sanitarios. ¿Ah sí, güey? ¿Y la lavada de manos y de trastos de comida, la bañada, la limpieza de aquellito? ¿Esa qué? ¿Con toallitas para bebé?
 
No, no, no. La gente se está enfermando. Le está afectando a la piel. Le aparecen manchas rojas y mucha rasquiña. La calidad del agua no es lo que se esperaba. El agua de los pozos es salada, que no pasa los exámenes de calidad. Y aparte de todo, se está convirtiendo en un asunto de salud pública y quizá en una crisis de salud.
 
Cuando estalló el conflicto con los serranos de Tatahuicapan, Joaquín Caballero inició el programa de reparto de agua mediante pipas y entraron en funcionamiento la mitad de los pozos perforados para abastecer a Coatzacoalcos. Dijo que paulatinamente comenzarían a funcionar los restantes. En total son 30 pozos.
 
Caballero dijo que el 15 de diciembre estarían funcionando los 30 pozos, pero llegó la fecha y la promesa no se cumplió. El 17 de diciembre dejó de darle la cara a la población. No da conferencias de prensa como al principio. Se oculta y ahora surgen las quejas en las redes sociales de que el agua está contaminada y causando enfermedades en la piel de la población.
 
Está cañón. Primero fue la crisis por el rompimiento con la gente de Tatahuicapan y el bloqueo a la presa Yuribia. Después el reparto irregular mediante pipas. Más tarde el sabor salado del agua. Luego las denuncias por la sospecha de contaminación. Y ahora las enfermedades de la piel.
 
Por eso se esconde Caballero. Le tocó bailar con la más fea y resulta que la más fea lo hizo ver mal. Y sólo le falta que alguna autoridad superior determine que esa agua no puede ser usada por la población.
 
Entonces sí, ¿cómo lo van a resolver el alcalde y el gobernador, cómo van a subsanar el suministro de agua a los 350 mil habitantes de Coatzacoalcos?
 
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