Tristes, enchilados, mentando madres, sin esperanza. Termina diciembre y llega la Navidad, pero en los bolsillos de muchos burócratas y maestros no hay un centavo.

 

A mí no me tocó, pero se ha de sentir gacho. En Navidad se gasta hasta lo que no se tiene. Es la temporada de los consumistas, pero también de los que sin serlo, deben apoquinar para los gastos, que son muchos.

 

En diciembre el derroche comienza con la Lupita. Que si la hija quiere salir de Virgencita y el niño de San Juan Dieguito. Y ahí vamos todos a comprarles el disfraz.

 

Le siguen las Posadas. Y dale dale dale, no pierdas el tino... Y no hay posada sin ponche, sin la fruta, sin la piñata y la colación. Pero también hay posadas con chupe y comida, el grupo musical, muy moderrrrnas. Eso cuesta.

 

Después la fiesta de Navidad, que no es sólo la noche de la cena. Póngase primero con el arbolito y las luces. Que si las esferas de este año ya están despintadas, o que ya se quebraron, o que no alcanzan. Que si la serie de luces ya no prende ni toca la canción, el jingle bells, jingle bells, jingle all the way; oh wath’s fun it’s too right in a one open slaight.

 

O el Santa Clós de mesa y el de pared; el reno y el muñeco de nieve. ¿De nieve? Pero si aquí hay un méndigo calor de poca abuela. El muñeco de nieve, si fuera de verdad, se derrite en unos minutos.

 

Y luego la cena de Año Nuevo. Se cierra un ciclo y hay que ponerse cucos. A sacar las mejores garras. Bien bañaditos.

 

Perfumito por aquí, perfumito por allá. Una selfies con la familia, con la abuelita, con la mamá o con el papá, con la novia, con la pretendienta, con el segundo frente, con los cuates.

 

Sí, suena padre. Pero todo cuesta. Échenle números. Lo de la Lupita, lo de las Posadas, lo de la Navidad, lo del Año Nuevo. Un buen billete. Y todavía hay quienes se proponen comprarse ropa o hacer el viaje a otra ciudad. Pues no, no hay lana que alcance.

Lo van a poder hacer aquellos a los que les tocó aguinaldo.

 

Quizá un poco recortados los de las dos semanas de aguinaldo. Lo van a disfrutar los de los 40 días, los petroleros. Pero los que no. Esos sólo van mascar frustración. Y son muchos.

 

Así les pasó a los empleados de muchos ayuntamientos de Veracruz. Cobraron los sindicalizados; a ellos ni modo que les queden mal. Capaz se radicaliza el sindicato y paran todo el ayuntamiento. Ni mais. Con los sindicalizados no se juega. O les pagan o a ver qué hacen los alcaldes.

 

Pero los trabajadores de confianza son otra cosa. Se deben al alcalde. Llegaron con él, les dio buenos puestos, salarios por encima del sindicalizado y tienen que apechugar.

 

Los trabajadores de confianza fueron los sacrificados. No hubo aguinaldo en decenas de ayuntamientos de Veracruz. Les prometieron que no habría problema y que los pasan a arder.

 

Está sucediendo en Coatzacoalcos. Ahí las quejas van de boca en boca. Como son de confianza no se pueden rebelar abiertamente porque los corren. Pero no hay empleado que no le refresque su progenitora al alcalde Joaquín Caballero Rosiñol.

 

Les están diciendo que se esperen a enero para que puedan cobrar el aguinaldo. Ya les pagaron su quincena, ahora que esperen. No les van a dejar de pagar, pero por ahora tendrán que aguantar.

 

Así están los ayuntamientos de Veracruz. Los de casa verán el aguinaldo en enero. Quizá les venga bien porque la cuesta está difícil de remontar. Nadie tiene dinero, nadie te presta, nadie te avienta un salvavidas.

 

A los maestros les pasó igual. Unos cobraron aguinaldo y otros no. Se quejaban igual. Agarraron parejo, hasta con los callejistas.

 

El viernes les debieron entregar el aguinaldo y les dieron sólo una parte; que la otra antes del 24, y luego que después del 24, pero que no pasaba del 31. Y muchos siguen esperando.

 

A los pensionados los pasaron a arder. No les llegó el depósito a su cuenta de banco. Iban, checaban y ceros. No hay que ser. Es gente mayor. Ya trabajaron y dejaron su vida en el gobierno y en los ayuntamientos. No se les paga mucho y los traían a las vueltas.

 

Está gacho llegar así a la Navidad. Los gastos no esperan pero el gobierno es insensible. Es una temporada para disfrutar, pero cada año es lo mismo. Los ayuntamientos no ahorraron.

 

 El gobierno del estado desapareció el dinero y se fregó las participaciones federales. Las retiene y no las traslada a los municipios.

 

Ta jodido. Navidad sin un centavo, no se vale. Navidad sin aguinaldo es para ponerse a llorar.

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