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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El negociazo del agua

31/12/2014 08:44 a.m.
A los políticos, las crisis les vienen bien. Las tragedias igual. Los desastres son oro molido. Sí, así: oro molido. Son un espacio de oportunidad. Sí, oportunidad para hacer billete.
 
Dígame si no. Coatzacoalcos lleva casi un mes con problemas de agua. Los ejidatarios de Tatahuicapan cerraron las válvulas de la presa Yuribia, ubicada en sus tierras.
 
 Y lo hicieron por las promesas de saliva del gobernador Javier Duarte y las que antes les hacía Fidel Herrera Beltrán. Ya saben, prométanle a los indios para que se entretengan.

Por eso me reencanijan. Porque los de Tatahuicapan no son nacos y porque nadie tiene derecho a engañarlos para que dejen de exigir sus derechos. Que les cumplan, chingá, que les cumplan.

Y por eso qué bueno que le pusieron a peso el kilo al gobernador aunque en el viaje se hayan llevado a los porteños, quienes no tenían ni qué ver en el entierro. Pero, bueno, se armó el desmadre y que se queda Coatza casi un mes sin el líquido vital, así como le dicen los reporteros al agua.
 
Pues les cuento. Me dice un empleado municipal que el alcalde Joaquín Caballero Rosiñol y su gente hicieron el negocio de su vida. La crisis les permitió llevarse una millonada. La llevada, la traída, el servicio aquí, el servicio allá. Un negocio de poca.
 
Corre película. La bronca estalló el 4 de diciembre. Ya saben. Fueron a Tatahuicapan. Había asamblea en el ejido. Se armaron los madrazos porque unos querían seguirle dando agua a Coatza y otros no, que porque dónde están las obras para la sierra, que porque ya basta de tanto engaño.
 
Se acabó el agua y jálenle para su pueblo porque aquí ya se acabó la fiesta.
 
Y salió el alcalde Caballero más rementoteado que un árbitro en la final del futbol mexicano, sobre todo ese que saca tarjetas rojas hasta cuando anda dormido.
 
De inmediato regresó el alcalde Caballero. Inició entonces el plan de emergencia. Órale con los pozos que habían perforado. Vamos a darle agua a todos los coatzacoalquenses. Que nadie se queje porque los de Tatahuicapan no se van a salir con la suya.
 
Primero fueron unas colonias. Después otras. Comenzó el ir y venir de pipas. Los pozos que perforó el ayuntamiento iban aportando primero un chorrito, luego otro y así seguían. El agua llegaba a las casas por ratos. Pero estaba salada y más oscura que el chocolate Abuelita. La gente se quejaba pero, bueno, de esto a nada, puesto esto.
 
El negocio estaba en las pipas y en los vehículos que transportaban agua a las colonias. Dicen que eran 200 camionetas que llevaban tinacos con agua, repartida de manera gratuita. ¿Gratuita? Gratuita su pinche abuela. La cobraban. Y la gente la pagaba porque la necesidad es la necesidad.
 
Los empleados empezaron a decir que ellos no iban de parte del ayuntamiento, que ellos se dedicaban a la venta de agua y que era un servicio, que la comprara el que quisiera y si no, se iban a otra colonia. Pues qué diablos. La urgencia hizo que mucha gente le entrara. Imagínese la ropa sucia, los baños sucios, los trastes atiborrando la cocina, los pisos llenos de tierra. Pues cuánto, preguntaban.

La pipa mil 500, el tinaco 200. Órale compadre. De una vez que la necesidad es grande.
 
Y esas eran escenas por todo Coatza. El agua la ponía el ayuntamiento y los empleados la cobraban. Alguna gente fotografió las placas de los vehículos y la subió al feis, pero no pasó nada. Los aguadores seguían haciendo su agosto en diciembre.
 
El negocio no paró ahí. Resulta que esas camionetas fueron rentadas al ayuntamiento. Las pipas que andaban por toda la ciudad, las pagó el ayuntamiento.
 
La renta de pipas y camionetas representa una erogación millonaria del ayuntamiento. Y lo más cañón es que es la gente del alcalde Joaquín Caballero a la que se señala de estar rentando los vehículos.

Mucho nos dicen los políticos de la transparencia. Pues que se transparente cuanto se gastó el ayuntamiento de Coatzacoalcos en la renta de pipas y camionetas, en salarios del personal, en combustible, en viáticos. Hay que saber de cuánto fue el daño originado por el cierre de la presa Yuribia.
 
Pero también que se den a conocer los nombres de los que cobraron por rentar sus vehículos y de la gente que fue contratada para llevar el agua a las colonias.
Que se transparente todo porque es obvio que hicieron negocio con la crisis provocada por el conflicto con los habitantes de la sierra.
 
Y eso es lo que enchila. El pueblo padeciendo la escasez y el alcalde y su gente sacándole jugo a un problema social. No hay que ser.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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