Ora sí que fue un Peje light. Traía el discurso de siempre, el de los energéticos, el de la miseria, el de los gobernantes corruptos, el de la riqueza mal repartida, el de los valores del pueblo. Como antes, como habla él, pero sin contundencia.
 
No le vi el mismo fuelle. Lo vi en bajo perfil. Me da que lo del infarto lo puso en otra revolución, más lento, menos intenso, cuidando que la emoción no le fuera a provocar otro susto como el de hace un año y cacho, cuando lo sacó de circulación justo al iniciar el debate por la reforma energética.
 
Estuvo en Coatza y yo acudí. No encontré a las masas que acostumbraban ir a aplaudirle, a gritarle que ya, ya, desde ese momento, era su Presidente.
 
Las multitudes no iban a estar porque no es lo mismo andar en campaña que estar organizando a tu partido. El Movimiento de Regeneración Nacional es apenas bebé. Ta chiquito el chamaco. Y hay que hacerlo crecer, darle forma, enseñarlo a caminar.
 
En campaña, recuerdo, en la del 2006 y en la del 2012, ahí sí. Decían López Obrador y la gente corría. Se peleaban por estar en primera fila. Que decía “amigos todos” y la gente se prendía. Que hablaba del petróleo y la gente gritaba. Que decía que México tiene un gobierno rico y un pueblo pobre, y la gente se volvía loca, incluso mentándole la madre a los gobernantes.
 
Pero ahora no es campaña. Vino al sur. Estuvo en Cosolea, en Mina y en Coatzacoalcos. Y le tocó norte. Y muchos de los pejistas ya no salieron de casa. Algunos porque están viejos y otros porque están enfermos. Fueron los chavos, los adultos y uno que otro bien entrón de la tercera edad.
 
El de Coatza debió ser el mejor evento, pero no. Coatza fue siempre un bastión del PRD, con Cuauhtémoc Cárdenas y con López Obrador. Era cardenismo y lopezobradorismo, sin siglas porque mucha gente votaba por ellos valiéndoles el PRD. Eran fieles a sus caudillos.
 
El evento de Coatza lo cambiaron de sede. Iba a ser en el parque Independencia y luego, aprovechando que hubo norte, dijeron que no. La verdad, temieron que la gente no respondiera y que se viera en acto desangelado.
 
Los que están en Morena no son muchos y no mueven masas. Son políticos con buenas intenciones pero les falta operación política. Si los mandas a las colonias no traen a nadie porque no tienen capacidad para convencer. Ellos confían en el jale que tiene el líder moral.
 
A Andrés lo llevaron a un evento en un salón del sindicato de telefonistas. Ahí sí se veía lleno, pero porque es lugar cerrado. Serían unas 200 personas, además de los periodistas y la gente que venía con El Peje. Muy poco, digo yo, para lo que es El Peje, el hombre que dos veces ha estado a punto de ganar la Presidencia de México.
 
Y ya en el discurso también quedó a deber. Otra vez que el petróleo debe ser de los mexicanos, y que por qué le compramos crudo a Estados Unidos. Dijo que México requiere cinco refinerías y que si él hubiera llegado a la Presidencia ya las habría construido para no tener que depender el extranjero. Y luego puso el ejemplo del que tiene naranjas y las vende todas para después comprarle jugo de naranja al mismo que se las había vendido. Por favor.
 
Está puesto López Obrador a buscar la Presidencia en 2018. La tercera es la buena, dice. Y una vez en Los Pinos va a abolir la reforma energética.
 
También habló de la minigubernatura de Veracruz. Ofreció que su partido Morena va a implementar una controversia para echar abajo la reforma promovida por el gobernador Javier Duarte de Ochoa, pues dice que un gobierno de dos años no va a funcionar y sí le va a hacer daño a la economía del estado.
 
Nos vino a hablar de lo de siempre. El sur de Veracruz va resentir la reforma energética porque está enfocada a las empresas extranjeras que son las que se van a llevar la riqueza del petróleo y nos van a regresar productos terminados a mucho mayor precio.
 
Nos vino a hablar de riqueza y miseria porque en el sur de Veracruz se da el contraste cañón. Los contratistas de Pemex, los empresarios y los políticos se enriquecen mientras los obreros van a ser desplazados y perderán su fuente de empleo.
 
Y todo está bien. Tiene razón. Pero la gente no estuvo y él tampoco supo innovar. Los 300 que lo acompañaron no son nada cuando un político de la estatura de López Obrador arrastra multitudes. ¿Cuánto puede representarle esos 300 pejistas a la hora de una elección? ¿Mil votos? ¿Dos mil?
 
Coatzacoalcos es lopezobradorista pero no se ve que AMLO entusiasme. Por ahora, cuando menos, no.
 
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