Yo le veo cara de todo, menos de fiscal. Luis Ángel Bravo Contreras es un metrosexual, es un engreído, es el defensor del gobernador, es bien truculento y ha sido un pésimo procurador de Veracruz.

Esas son las cosas que uno no entiende. El tal Bravo ha enredado todos los casos importantes y ahora el Congreso de Veracruz lo ratifica para el cargo. Y lo más cañón es que será fiscal durante nueve años. Por dios.

Los diputados ya hicieron su parte. Modificaron la Constitución a pedido del gobernador Javier Duarte. Cambiaron el artículo 67 con lo cual la Procuraduría General de Justicia de Veracruz pasa a ser Fiscalía. Uno de los artículos establece que el actual procurador puede ocupar el cargo.

Se impuso la mayoría priista y los diputados que siempre le hacen al reverencia al gobernador. Así pasó la propuesta y ahora tenemos a un fiscal que deja mucho que desear.

Uno de los diputados que respingaron fue el del PRD, Jesús Velázquez Flores, que dijo que el tal Bravo Contreras no dio resultado como procurador. Fue litigante muchos años. Conocía los vicios de la Procuraduría y pudo hacer los cambios que la dependencia requería. Pero ni mais. Ahí se la ha pasado desde hace casi un año y las cosas en procuración de justicia están cada día peor.

Es un pájaro de cuentas. Duarte lo hizo procurador el 18 de febrero de 2014. Le cayó calientito el caso del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz y lo primero que hizo fue armar sus conocidos teledramas, verdaderas series teatrales con las que presenta a los presuntos culpables o le echa lodo a carretadas a los que ya están señalados.

Cuando lo de Goyo, el periodista de Notisur y El Liberal, sus policías fueron los que estuvieron levantando gente en Las Choapas, sin que por días alguien supiera de ellos. Fue gracias a la presión de la prensa y a la movilización de los familiares, que los detenidos aparecieron.

Los fueron a encontrar en el municipio de Isla, camino a La Tinaja. Estaban golpeados, hambrientos, espantados y vendados de los ojos. Entonces se le ocurrió al procurador dar una de sus habituales explicaciones que, por supuesto, nadie cree.

Dijo que iban en una camioneta y que los acompañaba otro auto. Se encontraron en un camino vecinal a dos patrullas. Ahí los dejaron mientras huían. La policía nunca les dio alcance y los plagiados fueron rescatados y presentados ante la autoridad para luego ser entregados a sus familiares.

Claro, nadie le creyó al procurador. No tuvo palabras coherentes ni explicaciones lógicas para justificar que los plagiados hubieran sido víctimas de policías que actuaban vestidos de civil, pues todos sabían que era el grupo antisecuestros de la Procuraduría.

Está empeñado en volver a encarcelar a los trabajadores electricistas a quienes no se le pudo demostrar su responsabilidad en el crimen del pastor Claudio Martínez Morales y hace hasta lo imposible para derrumbar el amparo que le fue concedido a los acusados del asesinato del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz.

En Xalapa hay múltiples quejas porque ha querido verle la cara a los familiares de cientos de desaparecidos, muchos de ellos integrantes en el Colectivo por la Paz. Y lo mismo hace con los desaparecidos de Córdoba, de Veracruz y muchos otros municipios.

Y ahora el Congreso de Veracruz lo ratifica como fiscal del estado, y por un período de nueve años.
De veras que estamos jodidos. El tal Bravo Contreras lo que menos hace es procurar justicia y es evidente que lo que Javier Duarte quiere es tener a alguien que lo proteja por los dos años que le quedan en el gobierno y siete más.

La corrupción de Duarte necesita un operador que frene cualquier investigación y que desestime las denuncias que se van a dejar venir cuando termine este gobierno. Y qué mejor que echar mano de un abogado truculento que todo lo enreda y que no está a la altura de la encomienda que se le ha dado.

El tal Bravo Contreras pasa más tiempo enchinándose las pestañas y elaborando sus guiones teatrales para “explicar” los casos que presenta, pero que no encuadran en la lógica, que aplicando la ley. Los delincuentes están libres y las cárceles están llenas de inocentes.

Haber creado una Fiscalía con mayor autonomía es una demanda que la sociedad ha enarbolado siempre, pero no para que el gobernador Duarte pueda colocar a su mayor cómplice en ese cargo.
Para eso mejor nos hubiéramos quedado como estábamos.
 
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