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Juan Ciudadano

Los Gobernados

La policía y el muertito

19/01/2015 09:04 a.m.
Cañón, cañón. Qué inicio de año el de la policía de Las Choapas. No es que hayan partido la rosca y se hayan sacado el muñequito. No, es que los acusan de tener un muertito en el historial.
 
Una es que te señalen de falto de tacto para manejar ciertos momentos, que llegues a un llamado de auxilio sintiéndote Rambo, que vayas a la colonia y quieras someter hasta a los inocentes sólo porque tienes pistola y rifle, y otra que se te pase la mano en una detención y mandes a alguien al otro patio.
 
Los policías de Las Choapas fueron al ejido Nueva Ixtacomitán, el jueves 15. Les reportaron que un tipo se encontraba haciendo desmanes y que había que meterlo al orden y ellos, que son la ley, pues se dispusieron a cumplir con su labor. Hasta ahí, normal.
 
El individuo era Gonzalo Hernández Esteban, un ex militar que formaba parte de la policía rural. Era originario de Río Playitas y había acudido a las festividades patronales de Nueva Ixtacomitán.
El reporte dice que puso pesado, que la gente se quejó que estaba haciendo desmanes, que encaró a los policías del módulo, que andaba pasadito de copas y que amenazó a los guardianes del orden.
 
Entonces estos pidieron refuerzos. Llegó el equipo pesado. El ex militar comenzó a llamar a otros individuos que también se hallaban bajo los influjos del alcohol y les dijo que había que desarmar a los policías.
 
El reporte policial dice que los amenazó e insultó. El director de la policía le pidió que se retirara y entonces Gonzalo Hernández quiso quitarle el arma. Policías al mando de Palma Arjona se le fue encima y lo sometió. A las 4 de la tarde fue remitido a la cárcel y ahí permaneció lanzando amenazas.
 
Decía que él era un peligroso delincuente de Las Choapas y que lo dejaran libre. Nadie lo peló. Así siguió hasta que ya por la noche se calmó. Le pidió al director de la policía que lo dejara libre pues se sentía muy mal ya que no soportaba los dolores. Su esposa llegó a verlo y le pedía al jefe policíaco que se lo entregara para que recibiera atención médica.
 
Como a las 3 de la mañana lo pusieron en libertad. De Nueva Ixtacomitán lo trasladaron al hospital “Doctor Pedro Coronel Pérez”. A las 9 de la mañana lo atendieron en el área de urgencias, habiendo pasado más de 12 horas desde que empezó a quejarse de los dolores.
 
Lo llevaron a una clínica particular y ahí les dijeron que la situación era grave por las múltiples lesiones recibidas y les sugirieron que lo trasladaran a hospital “Valentín Gómez Farías” de Coatzacoalcos.
 
A las 11 de la mañana falleció en el hospital de Coatza, producto presumiblemente de los golpes recibidos a manos de los policías de Las Choapas. Su madre y esposa presentaron la denuncia y responsabilizaron de la muerte de Gonzalo Hernández Esteban al cuerpo policíaco.
 
El dictamen médico dice que tenía daños en el abdomen y perforación de víscera hueca. Los familiares dicen que es producto de la golpiza que le dieron.
 
La policía de Las Choapas dice que no, que se murió porque combinó caña y cerveza fría. Ay, güey. Me sorprende el jefe de la policía con ese dictamen médico. Lo tunden a chingadazos, le provocan estallamiento de vísceras, daños en el abdomen, y la culpa la tiene la caña y la cerveza fría.
 
Palma Arjona dice que no lo golpearon, que sólo lo sometieron, pues estaba escandalizando y agrediendo a los policías.
 
Los testimonios hablan de que escandalizaba junto con un primo.
Los familiares del primo tuvieron que pagar 10 mil 500 pesos para que Francisco Esteban Jiménez saliera de la cárcel, lo que huele a corrupción.
 
Sí, todo lo que sea. Que incurrió en ultrajes a la autoridad, que andaba ebrio, que se pasó de lanza, que lo iban a dar de baja como policía rural por quejas de la gente, que amenazaba con cuchillo a los pobladores, que gritaba que era un delincuente pesado de Las Choapas. Sí, todo lo que quieran, pero la policía de Las Choapas no tenía por qué ingresarlo vivo y entregarlo a punto de morir, como finalmente ocurrió.
 
El caso es gravísimo. Si se llega a comprobar que la policía lo golpeó y que eso produjo su muerte, se le viene una tormenta al alcalde Marco Estrada Montiel. La policía veracruzana a diario es acusada de actuar como los delincuentes o de tener enredos con los criminales.
 
De por sí en los tiempos del tronquismo la policía era enemiga del pueblo pues reprimía. Ahora... Ta’ cañón.
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