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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Los tratan como basura y todavía dan las gracias

20/01/2015 08:46 a.m.
Los altos empresarios veracruzanos tienen complejo de trapeador. Sirven para algo, para limpiar la basura de los gobiernos; se dejan exprimir y todavía les pasan encima.
 
Díganme si no. Les deben una millonada y acudieron a la Secretaría de Finanzas y Planeación del gobierno de Veracruz para que les cumplan con el plan de pagos que les habían ofrecido. Y resulta que ni les pagaron ni los recibieron.
 
Los echaron de fea forma. Eran los principales líderes de las cámaras empresariales. Los guardias de seguridad se les plantaron de frente y los trataron como si fueran manifestantes incómodos. Los tomaron de los brazos, los empujaban, les decían que “sáquese, güey”, y que se tienen que retirar.
 
Eso pasó el miércoles 14, en la capital Xalapa. Y fue de escándalo porque nunca antes a los líderes empresariales los habían echado así, sin un grado de cortesía, sin una razón justificada.
 
Claro, pusieron el grito en cielo, aunque sólo por un ratito. Se miraban unos a otros mientras decían que tenían una cita y que el secretario Mauricio Audirac los tenía que escuchar porque son ya muchos meses y hasta años esperando a que les liquiden sus servicios o las obras que han realizado para el gobierno de Veracruz.
 
Pero los guardias no estaban para andarse con consideraciones. Seguía el jaloneo hasta que los sacaron de la Sefiplan.
 
“Lo de hoy no tuvo nombre. No somos delincuentes, no podemos permitir que los guardias nos quieran sacar del brazo, no nos dejaban pasar, no nos dejaban acceder a ciertas áreas. Solicitamos seriedad en el trato”, dijo bien enchilado el presidente de Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) Rafael Fentanes.
 
Los trataron gacho. Bueno, ni a los 400 Pueblos o a los de Antorcha Campesina le va así. A los respetables encuerados de César del Ángel o a los gritones de Samuel Aguirre les dan trato diplomático. Baja el secretario de Gobierno, instala una mesa de diálogo, se toma la foto para los medios de comunicación y difunden que el gobierno del estado atenderá todas y cada una de las demandas planteadas.
 
Qué chido. Si los empresarios entendieran cómo es esto, lo harían de otra forma. Se deben encuerar, bailar como si tuvieran mal de San Vito, tirar huevazos contra el palacio de gobierno y ponerse la foto del gobernador Javier Duarte en los genitales. Así, los atenderían en cinco minutos y les pagarían los millones que les deben.
 
No tienen claro que en Veracruz, como en todo México, lo que vale en la política de la fuerza, no la política de la razón. Si piden comedidamente que les paguen, no los pelan; si se ponen cabrones, los pagos fluyen. Así es y qué se le va a hacer.
 
Ese día llegaron muy educaditos. Tenían cita a las 11 de la mañana. Los recibiría Mauricio Audirac. Después les dijeron que no, que el secretario de Finanzas no los tenía agendados. “Ah, chingá. Si así quedamos”. Y dijeron que se quedarían porque se supone que debe haber seriedad.
 
Entonces les enviaron a los guardias de seguridad. Y de que se van, se van. Y comenzó el atropello. Los sacaron de fea manera.
 
Se fueron a un café y llamaron a la prensa. Se quejaron pero no quisieron decir de cuánto es el adeudo. Se sabe que son más de 90 millones de pesos pero ellos se comieron la lengua. Así tampoco. Llaman a la prensa para hablar y luego se reservan la información.
 
Su caso salió en los medios y empezaron las condenas. El senador panista Fernando Yunes Márquez se solidarizó con ellos. Muchos políticos expresaron que esa clase de represión no cabe en un gobierno que se precia de democrático. Periodistas de renombre abordaron el tema y condenaron la actitud del gobierno de Javier Duarte.
 
¿Y qué creen? Pues que al otro día los buscó el gobernador y los muy agachones de los empresarios se fueron a poner a sus órdenes. Los echaron de Sefiplan y ahí se fueron a tomar la foto con Javier Duarte. Qué poca de uno y que poquísima de los otros.
 
Duarte les ofreció una disculpa. Dijo que fue una confusión. ¿Confusión? De cuando una confusión amerita que los guardias de seguridad de una dependencia se pongan perros. Fue un abuso de autoridad, una arbitrariedad.
 
Pero eso se merecen los empresarios. Los sacaron a empujones y después se bajaron los calzones ante el gobernador.
 
Bien dicen que quien no se respeta a sí mismo, no se merece el respeto de los demás.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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