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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Los “asesinos” de Goyo se pueden ir

28/01/2015 08:16 a.m.

La de Gregorio Jiménez de la Cruz es una herida que no habrá de cerrar. Nos dolió cuando se lo llevaron, cuando lo mataron y ahora que, se sabe, los implicados en el crimen están a punto de abandonar la prisión.

Obtuvieron un amparo y en unos días se los pueden ratificar. Les violaron sus derechos, los torturaron para que se incriminaran, estropearon eso que los abogados llaman “el debido proceso” y pronto, si no ocurre un milagro, van a estar en libertad.

Qué cosas, carajo. Sólo falta que salgan el 5 de febrero cuando se cumpla el primer aniversario del levantón de Goyo, periodista que reporteaba para Notisur y El Liberal, y que era querido por todos, por su generosidad, por su sencillez y porque era a toda mother.

Goyo, que se supiera, no tenía enemigos. Le han querido endilgar un pleito con la dueña de la cantina, Doña Tere, la tal Teresa de Jesús Hernández Cruz, que porque un día publicó que el bebedero era un “lugar de mala muerte”.

Joder, güey. A Goyo no lo mataron por decir que era un “lugar de mala muerte”. Goyo escribía de los problemas de la gente de las colonias en Villa Allende y de notas policíacas en Coatzacoalcos. Y también de los jóvenes que eran levantados por delincuentes.
 
Eso suena más creíble. Pero no por lo del pleito con “La Tere” por lo de la cantina. A esa señora la involucraron porque tuvo problemas con Goyo pero de tipo familiar, por el noviazgo de la hija del periodista.

Ahora la cosa está que arde. Teresa Hernández y otros cinco acusados tramitaron tres juicios de amparo contra el auto de formal prisión. Su argumento legal es que declararon bajo tortura y que les violaron sus derechos. Y sopas, que el juez federal les da la razón.

Eso fue el 15 de septiembre del 2014. Les concedió los amparos y ordenó al juez estatal que dejara insubsistentes las declaraciones en las que se incriminaban a sí mismos en el plagio y asesinato de Goyo Jiménez.

Por supuesto, el procurador Luis Ángel Bravo Contreras salió con que me los voy a reventar en una segunda instancia. Y que se va al recurso de revisión.

Presumía el procurador que ahí recomponía el caso. Seguro creía que estaba tratando con los jueces del estado. Pero no es tan fácil como él cree. El Tribunal de Circuito a punto de ratificar los amparos. En los medios judiciales aseguran que saldrán de un momento a otro. La prensa ya lo maneja así.

Qué madrazo para el procurador Luis Ángel que se siente como si hubieran hecho a mano. El caso vuelve al juez estatal pero sin las declaraciones incriminatorias de los acusados.

Se irían a la calle Doña Tere, El Gotzi, El Pony, El Many, El Jumanji y La Yegua, pura finísima persona pero que jurídicamente estarían limpios, cuando menos en el caso Goyo Jiménez.

Esto nos dice que no andamos bien. Cuando Doña Tere y los otros cinco fueron detenidos y acusados formalmente, dijeron que los habían torturado. Muchos les creyeron, otros más o menos, y sólo una minoría creyó que eran culpables.

Los seis repetían que las declaraciones las firmaron porque los torturaron los agentes del Ministerio Público. Sabiendo cómo actúan los policías en Veracruz, era evidente que así había sido.

Pasaron los meses y en septiembre les concedieron los amparos. Uno de los argumentos fue que se les torturó.

Eso le picó el orgullo al procurador. Dijo que acudiría a otra instancia y que ahí revertiría el amparo.

Ya casi ocurre. Lo que se sabe es que el Tribunal de Circuito va a ratificar el amparo y que los acusados se van limpios de toda culpa. Algunas versiones periodísticas citan que el amparo viene “liso y llano”. O sea, que se ordena su absoluta libertad.

Lo único que podría ser menos doloroso para el procurador es que el amparo sea para efectos, que modifique parte del auto de formal prisión, que ordene una revisión y que el juez estatal emita otro auto. Pero si es “liso y llano”, ya valió.
 
Eso sí es grave. Goyo fue levantado el 5 de febrero de 2014. Lo mataron al día siguiente y su cuerpo apareció en una fosa clandestina en Las Choapas, el 11 del mismo mes. Casi se cumple un año

Lo peor sería que los únicos acusados del crimen sean puestos en libertad porque los torturaron para incriminarse. Eso sería lo peor que podría ocurrir.

Y seguiría la impunidad de la que gozan los asesinos de periodistas en Veracruz.

(Comentarios y tips a: [email protected])

 


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