A ver, ¿qué parte de la palabra violencia no se entiende? Los cuatro ejecutados, cuyos cuerpos aparecieron este domingo, tenían huellas de tortura, los mataron a golpes y todavía les dieron el tiro de gracia. Bien gacho.

Que si se lo buscaron, no lo sé. Que si eran narcos, tampoco. Que si vendían gasolina robada, pue’ que sí.

Pero la violencia es la violencia. Y está tocando a todos. Y cuando digo a todos es que va a alcanzar a los más de 7 millones de veracruzanos.

La noticia es escalofriante. Encontraron los cuerpos en Huimanguillo, en los límites con Veracruz, o sea, con Las Choapas. Estaban bien aporreados. Dicen los peritos que fueron tableados. Eso es común entre las bandas del crimen organizado. Es una madriza con tablas en la espalda y en las nalgas, hasta que piden que mejor les den un tiro que acabe con su existencia.

Aparecieron en un barranco, en un rancho del ejido Gustavo Díaz Ordaz. Se supone que los mataron en otro lugar y ahí los llevaron, como a 60 metros de la pista. Era una mujer y tres hombres, de entre 22 y 45 años de edad.

Primero fue la conmoción. Los campesinos los hallaron y muy temprano dieron aviso a la policía. Llegó la autoridad y tomó nota del crimen. Pero se hizo cargo del caso el gobierno de Tabasco porque ocurrió en el municipio de Huimanguillo, aunque cerca de la carretera Las Choapas-Ocozocoautla, entre los kilómetros 95 y 97.

Dos de los tres varones se hallaban en ropa interior; el otro carecía de ella. La mujer estaba vestida con un palazzo floreado. Los tres varones tenían las manos atadas hacia la espalda. A todo les dieron el tiro de gracia.

Ahora ya se tienen datos más precisos. Ella era Estrella Jiménez Hernández; dos de los tipos eran sus sobrinos, Crisóforo y Luis Miguel Hernández Jiménez. Vivían en la colonia Miguel Hidalgo, en Las Choapas. Del otro individuo no se sabía su identidad.

La línea de investigación más sólida es la del robo, tráfico y venta de combustible, en la super carretera Las Choapas-Raudales. O lo que es lo mismo, andaban en malos pasos, involucrados con el crimen organizado. Bueno, eso es lo que sueltan las autoridades. Vaya usted a saber.

Ese tramo de la super carretera es así. Es un verdadero tiradero de cadáveres. Ahí hallaron al caporal del rancho de Eduardo Maitret Guichard, de nombre Ángel Hernández Jiménez; el taxista José Alberto Hernández Alejandro, y el ex policía municipal, Jorge Luis González Sánchez.

En esa área han encontrado media docena de cadáveres, lo que indica la presencia de bandas de la delincuencia que operan con toda impunidad, que se matan entre sí y que no han sido molestados por la autoridad ni lo serán en lo futuro.

Al principio se pensó que se dedicaban al tráfico de drogas. Ahora la línea de investigación es la del robo y venta de combustible. Pero de que es una ejecución, ni cómo dudarlo.

Esta es parte de la violencia que se vive día con día. Eso es lo que sucede de aquel lado, por el rumbo de la super carretera Las Choapas-Ocozocoautla. Pero la violencia se está generando en muchas partes.

En Las Choapas fue encontrado en una fosa clandestina el cadáver del periodista Gregorio Jiménez de la Cruz, en la colonia J. Mario Rosado. Y se sospecha que hay muchas otras fosas con cuerpos de gente que desapareció de la noche a la mañana y de la que no se volvió a tener noticia alguna, como si se los hubiera tragado la tierra.

Y también en los límites con Agua Dulce, cerca de la autopista Coatzacoalcos-Villahermosa, ocurre lo mismo. Arrojan los cadáveres a orillas de la carretera o los medio sepultan en los ranchos que hay en ese sector.

La violencia nos está alcanzando de nuevo. Nos desayunamos con que hay cadáveres arrojados a un barranco o gente que tiene un tiro en la cabeza. Nos cuentan que un amigo o familiar desapareció y nada se volvió a saber de él. Nos dicen que un día llegó un grupo de gente hasta su casa, lo sacó a rastras y se lo llevó. Y desde entonces nadie lo volvió a ver.

Vivimos en un contexto de violencia y la sociedad está inquieta porque la autoridad parece que no existiera y que cuando hace acto de presencia es para ir a levantar los cadáveres. No combate ni acaba con la delincuencia; sólo le sigue los pasos.

Y eso no es lo que queremos. Ahora fueron cuatro ejecutados. Van a ser más. Es una espiral de violencia que el gobierno no ha podido parar.

Estos fueron cuatro y los que todavía faltan.

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