Los diputados nos salen caros y además, ni trabajan o trabajan mal. Les pagamos —y digo les pagamos porque nos cuesta a todos— algo así como 200 mil pesos mensuales y en ciertos casos hasta 300 mil. Una lanota y sólo por ir a levantar el dedo y aprobar.

Lo que ganan siempre ha generado polémica. Son nuestros representantes, pero como si fueran nuestros dueños. Los ponemos con nuestro voto, pero es como si fuéramos sus empleados. Nos ven de arriba para abajo, como si ellos fueran dioses y nosotros mortales. Nos reciben y atienden si ellos quieren. Y cuando no, ni nos pelan.

Hace días el diputado del PRI, Tonatiuh Pola, aseguró que él gana 154 mil pesos, los cuales incluyen seguro médico, fondo de ahorro y salario neto.

En cambio, el diputado local del Partido del trabajo, Fidel Robles Guadarrama, habló claro y reveló detalles que hacen que uno se ponga enchilado.

Dijo que lo que realmente ganan los legisladores son 200 mil pesos al mes, de los cuales sólo tienen que comprobar 80 mil pesos.

La administración del Congreso de Veracruz les da, según Robles Guadarrama, 80 mil para gastos, 30 mil de dieta o salario, y otros 80 mil por diversos conceptos. Pero de todo, sólo tienen que presentar facturas para comprobar 80 mil pesos. Ahí se incluye el pago del personal de apoyo del diputado.

¿Ya vieron? De los 200 mil pesos, sólo tienen la obligación de comprobar menos de la mitad, o sea 80 mil. Lo demás se lo pueden clavar.

Eso, los diputados comunes. A la presidenta de la Cámara le pagan 300 mil, que porque la señora tiene un bono extra por el arduo trabajo que realiza. ¡Pamplinas!

También a los coordinadores de cada fracción parlamentaria, es decir a los líderes de la bancada de cada partido, le toca su bono extra.

Pero a los que son designados para integrar la Diputación Permanente, la que sesiona cuando no hay período ordinario, les toca otra lana.

Y ya ven la que se armó entre los diputados del Partido Acción Nacional cuando se descubrió que el tal Julen Rementería, la señora Pontón y el ex alcalde de Jáltipan, Domingo Bahena, se quedaban con una cantidad que les daba el Congreso supuestamente para gastos de la fracción parlamentaria, pero de lo que cual no habían enterado al restos de los diputados del auriazul.

Les entregaban 450 mil pesos pero se los comieron solos. Y que pegan el grito en cielo los otros panistas. Se reclamaron y a algún acuerdo llegaron porque ya no hicieron más panchos.

Lo que se supo fue que a cambio de sus suculentos 450 mil pesos, aprobaron la minigubernatura de dos años que propuso el gobernador Javier Duarte.

Ganan un chingo, pero lo pinche es que no trabajan para el pueblo. Los elegimos y se van rayados. Y después ni nos pelan. Son como seres llegados de otro mundo que vienen a conquistar el plantea Tierra.

A poco no. Renato Tronco era una cosa y cuando llegó a alcalde y después a diputado local, comenzó a volverse loquito. Empezó a tratar a la gente como si fuera un chingón de la política y no es más que un zopenco con poder. Ordenaba reprimir y encarcelar, y ya en la cárcel a muchos les tocó su madrina. Y qué onda con la colina del Ratón, el monumento a la corrupción, quesque la hizo con la herencia de una abuelita desconocida, aparte de las dos que ya tenía.

Y el Marco Estrada que se metió a político y no pasaba de perico perro. Era uno cuando andaba de andrajoso como casi todos nosotros, y uno muy diferente cuando se hizo diputado, sin trabajar, huevoneando, quejándose que a él no le habían dado lana para comprar el voto. Por eso Fidel Herrera lo puso como lazo de cochino en aquella grabación de la campaña de 2010.

Así están nuestros diputados. El que no cae, resbala. Tonatiuh Pola mintiendo. Dice que gana 154 mil pesos y en realidad gana 200. La presidenta de la Cámara despachándose 300 mil porque su trabajo es extenuante. Ay, mi’jita, pues a qué te dedicas.

El caso es que hasta el Fidel Robles, que anda soltando la lengua, debiera sentir vergüenza de revelar que lo que ganan los diputados son 200 mil pesos al mes. Si fuera tan honesto ya los hubiera regresado o se los estuviera dando a los pobres, que somos muchos en Veracruz.

El caso es que los diputados no trabajan, trabajan mal, cobran un chingo, mienten, no se ponen de acuerdo y esto es un saqueo de poca madre. Pobre Veracruz, tan cerca de los políticos y tan lejos de Dios.

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