“No ando huyendo”, dice el jefe policíaco. Pero anda escondido, agrega el reportero Hernán Villarreal, que ha seguido el caso de Gonzalo Hernández Esteban, el policía rural muerto tras una golpiza.

 

Pues no le veo la diferencia. No huye Eugenio Palma Arjona, el director de Seguridad Pública Municipal de Las Choapas, pero qué bueno es para esconderse.

 

Dos días después que a “Goncho” Hernández le pegaron en la minicárcel de Nueva Ixtacomitán y lo dejaron listo para la muerte, Eugenio se volvió ojo de hormiga. Ya no se le vio. Y así hasta la fecha.

 

Maneja la corporación a distancia y el alcalde Marco Estrada se lo permite, transgrediendo todos los ordenamientos. Es como si tuviera su control remoto y con él, desde quién sabe dónde, hace actuar a la policía.

 

La policía no puede funcionar así. Lo que está de por medio es la seguridad de todo Las Choapas. La policía municipal es preventiva y su función es evitar que el delito se cometa y que los delincuentes sepan que hay una respuesta inmediata si se pasan de listos. Es el primer filtro para evitar la inseguridad, pero cuando funciona mal las consecuencias son funestas.

 

Lo que pasó con “Goncho” es más que grave. A esta persona la golpearon en la cárcel y de ahí salió a morir. Le provocaron estallamiento de vísceras y cuando llega al hospital ya poco había que hacer.

 

Se lo llevaron a Coatzacoalcos, donde fue internado en el hospital Valentín Gómez Farías. Ahí el diagnóstico fue terrible. Lo metieron al quirófano y al rato ya estaba muerto. Estaba destrozado por dentro.

 

A los días, el director de la policía, Eugenio Palma Arjona y los dos policías involucrados, se pelaron porque ya sabían que el asunto se iba a poner candente.

 

Palma Arjona decía que nadie le había pegado a “Goncho”, que se puso mal porque tomó licor y lo combinó con cerveza fría. Fría debe tener la sangre para expresar algo así.

 

Lo que está en juego es la justicia para un hombre que pudo tener mala conducta, que ese día escandalizaba, que la gente de Nueva Ixtacomitán, que celebraba las fiestas patronales, se quejó porque estaba en su derecho, pero nunca imaginó que un incidente menor iba a terminar en tragedia.

 

Ahora las cosas están peor para el jefe policíaco y para la policía en general. Y para el alcalde Marco Estrada y los miembros del cabildo de Las Choapas, porque han dejado que esto avance y no toman acciones, poniendo en riesgo la seguridad del municipio y la tranquilidad de todos.

 

La Fiscalía Especializada en Delitos Cometidos por Servidores Públicos ya tomó el caso. Tiene en la mira a Palma Arjona y a los dos policías. El gobierno y el Congreso también están observando qué hace o no hace el alcalde Marco Estrada. Y hasta donde sé, van a actuar.

 

Marco Estrada no puede dejar a una corporación como la policía sin cabeza. Dos días después del crimen de “Goncho” se pelaron y todo sigue como si nada. Vamos para un mes sin director de policía, porque eso de que todo lo maneje por teléfono es inconcebible.

 

En un mes, la policía no tiene titular porque su director no está físicamente donde debe estar. La policía se maneja a control remoto y el presidente municipal lo permite.

 

Pero el cabildo también tiene culpa. El síndico y los regidores saben lo que está ocurriendo y se hacen los occisos. Mira que lo único que se les ocurrió fue aprobar que el subdirector de la policía se haga cargo. O sea, están conscientes que Palma Arjona no se presenta y lo solapan.

 

Qué gacho. Si ya saben que se ausentó por lo de la muerte de “Goncho”, y que es un asesinato por tortura, mal hacen en designar a un interino cuando lo que procede es la destitución y que se le aplique la ley.

 

Marco Estrada, el síndico Pipo y los regidores también deben ser llamados a cuentas. Palma Arjona y los policías son señalados de haber matado a golpes a “Goncho”, pero lo que hacen los integrantes del cabildo es complicidad.

 

Pareciera que Palma Arjona los tiene agarrados de donde les duele y que por eso no se atreven a destituirlo, a sabiendas que está metido en un lío fenomenal.

 

La Fiscalía ya tomó el caso. Se ventila el área de Delitos cometidos por Servidores Públicos y de ahí se tendrán que deslindar responsabilidades.

 

Mientras, la seguridad de Las Choapas está en entredicho. El director de la policía está señalado de un crimen, el subdirector asumió funciones, quizá siga recibiendo instrucciones vía telefónica y los ediles se hacen güeyes porque algo, algo, los tiene atados de manos.

 

Dice mi abuelita: hay gato encerrado... cuando hay policía fugado.

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