Quién la viera. Así, con sus años encima, doña Chole le dijo esa y 20 más. Que todo es un engaño, que nadie se hace cargo, que la obra es de relumbrón y lo más cañón, que hicieron la calle pero no le pudieron drenaje, y si lo tiene, no sirve.

 

El alcalde la tenía ahí, junto a él, pero el momento era bochornoso. Joaquín Caballero Rosiñol se veía desenmascarado porque esa obra, en la colonia San Silverio, era el platillo del día, algo que los colonos le tendrían que agradecer.

 

Pero María Soledad Ramírez no había ido a escucharlo sino a que el presidente municipal de Coatzacoalcos la escuchara a ella.

 

Caballero fue a inaugurar tres calles, la 19 de Octubre, la 2 de Febrero y la 21 de Marzo, puro numerito y el número de circo lo terminó haciendo él.

 

La foto del evento está chida. Caballero cortando el listón junto con algunos de sus ediles y las promotoras de la colonia, ellas portando cartulinas de agradecimiento. Pero todo quedó empañado cuando doña Chole abrió la boca y aquello se puso de rechupete.

 

Doña Chole le dijo al alcalde que esas calles carecen de drenaje, que las hicieron así, como siempre, primero la capa de cemento y después van a tener que meter el drenaje, pero que por lo pronto había que vivir ahí para ver si aguantaba la pestilencia de las aguas negras.

 

No decía mentiras la señora. Ahí estaban las aguas negras y los olores fétidos, y qué pinche que eso ocurriera cuando estaban inaugurando las tres calles, la obra pública del alcalde Joaquín Caballero Rosiñol, lo poco que ha hecho desde que llegó a la presidencia municipal de Coatza.

 

“Vinieron a limpiar porque iba a venir usted porque si no, no hacen nada… viene el de Obras Públicas y dice que es de CMAS; viene el de CMAS y que él no resuelve eso, que lo resuelve Obras Públicas”, dijo doña Chole, tal como lo relata el reportero Armando Ramos, el buen Antarez.

 

Es lo que hacen siempre. Barren, pintan, arreglan, sólo porque ese día va a pasar por ahí el presidente municipal. Si no, ni madres. Que la colonia siga en el abandono, como siempre le ha ocurrido a la San Silverio, que antes estaba en la periferia pero ya no. Ahora está en la zona cercana a las secundarias y las prepas, en plena zona urbana.

 

Pues les contaba. Doña María Soledad le echó a perder el día al alcalde de Coatzacoalcos y a las méndigas promotoras priistas que siempre presumen que tienen controlada la colonia, que nadie se queja, que ellas interceden, arreglan las broncas, pero eso así, cuando hay elecciones, todos como borreguitos, a votar por el PRI.

 

Caballero Rosiñol quiso componer el desmadre que se había armado. Tomó la palabra, le dijo a doña Chole que no es tan gacho el asunto. Comenzó a explicarle. El drenaje existe sólo que todavía no está para usarse. Que hay que esperar a que se conecte con el drenaje principal que viene de la avenida General Anaya, y eso va a tardar un cachito todavía, porque falta la licitación.

 

¿Y entonces por qué el tiradero de aguas negras y los olores fétidos? Pues porque nunca faltan los vecinos acelerados que se conectan por su cuenta y riesgo y como no hay salida, el agua sucia sale por donde puede.

 

Zas. Eso sí es revelación. El propio alcalde Caballero reconociendo que cualquier hijo de vecino se conecta al drenaje y de ahí la salidera de agua negra con olor nauseabundo.

 

Y yo digo: ¿Entonces para qué está la autoridad? Sale que en mi colonia pavimentan una calle, el drenaje aún no lo ponen a funcionar porque no se puede interconectar con el drenaje principal, y yo, por mis pistolas, me enchufo y eso provoca un tiradero de aguas fétidas. Y no pasa nada porque la manga ancha del alcalde de amplísima.

 

Todavía se le ocurrió a Caballero invitar a doña Chole a la inauguración de las tres calles, pero ella dijo que no, que porque ella vive “entre agua de mierda”.

 

Rollazo. Una mujer mayor, doña Chole, exhibiendo la poca seriedad con que se conduce el alcalde de Coatzacoalcos, sus funcionarios de Obras, los contratistas a quienes se les encargó la pavimentación y lo mismo de toda la vida: hacen obras de relumbrón y al rato hay que romper un tramo para interconectar el drenaje.

 

Ahí se podía ver que la obra no estaba para ser inaugurada. En algunas partes el cemento estaba fresco. Había quien se embarraba las patas con la pintura amarrilla que se le puso a las guarniciones. La terminaron al cuarto para las 12. Se ve que el constructor se atrasó y la entregó como dios le dio a entender.

 

Me imagino a Caballero. Doña Chole lo desenmascaró cuando él estaba seguro que les iba a ver la cara a todos. Y el alcalde terminó haciendo un circo.

 

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