Ellos carnavaleando y aquí que nos caiga el muerto, que la ciudad sea un caos, que no haya orden vial, que en las escuelas los niños queden expuestos al tránsito vehicular y que los involucrados en los accidentes, se las arreglen como puedan.
¿Y todo por qué? Porque las sabias autoridades estatales determinaron que dos agentes de tránsito de Las Choapas, de los cuatro con que cuenta el municipio, se concentraran en Veracruz.

Se los llevaron para que auxilien en las labores de vialidad en el famoso carnaval jarocho, el más chido del Golfo de México, el más picudo de México, mejor que el de Mazatlán, con fama mundial.

Sí, eso y lo que quieran, pero que chinga nos meten a los choapenses. Tenemos cuatro agentes de tránsito y se llevan a la mitad. Es como si fueran dos y nos dejan uno. Son pocos y todavía aplican la rasuradora.

Y agréguele que los tres agentes auxiliares tampoco están en funciones. Son los que paga el ayuntamiento, pero los retiraron desde el 26 de enero.

Esto le pega a los estudiantes. Ahora los ve uno sorteando los vehículos cuando intentan cruzar la calle. Y le pasa a los de primaria y secundaria, que es donde se encuentra el mayor número de matriculados.

Ya de perdida, el ayuntamiento debió improvisar un sistema de apoyo vial, con padres de familia aleccionados y capacitados para organizar el tráfico de automóviles, que detengan el flujo de vehículos, que le den prioridad al peatón, que tengan autoridad cuando algún conductor se ponga insolente, pero que también muestren criterio para alternar el movimiento de los autos con las pausas para que los estudiantes crucen las calles sin riesgo alguno.

¿Ya se dieron cuenta? Ante las decisiones equivocadas de las autoridades, la sociedad tiene que ir asumiendo un papel protagonista.

Me recuerda al sismo del 85. Se movió la tierra y comenzó la tragedia. El panorama era terrible. Los edificios y casas se desplomaron. Había heridos y muertos por todas partes, en las calles, debajo de los escombros, en los hospitales, en los albergues.

La autoridad tardó en reaccionar y la sociedad se organizó sola. Se vio al pueblo en cada lugar donde el sismo había provocado daños. En Tlatelolco removían piedras para hallar a los heridos y también a los muertos. En Televisa igual. En el Centro Médico Nacional lo mismo.

Pasaban las horas y la autoridad siguió sin reaccionar. No había protocolos. No había un manual que dijera qué hacer. Pero la sociedad llenó ese vacío. Se juntaron las voluntades. Unos hicieron una fila y se pasaban de mano en mano los escombros para ir despejando el área siniestrada. Los topos se metían como podían, arrastrándose hasta llegar al lugar en que se escuchaban los gritos y los lamentos de la gente. Y así se pudieron salvar vidas. Si no lo hubieran hecho, la tragedia hubiera sido mayor.

Ese es el ejemplo que nos dimos los mexicanos. Y la lección es que cuando la autoridad no funciona, la sociedad tiene que entrar y resolver.

Vuelvo al asunto de los agentes de tránsito. Se llevaron a dos al carnaval de Veracruz. Nos dejaron sólo dos. O sea, esos dos deben atender el doble de trabajo, algo que se antoja imposible. De por sí, el reducido número de agentes provoca que Tránsito del estado camine mal, que no se dé abasto para resolver los problemas que se generan a diario, los choques vehiculares, los conflictos del transporte.

Yo no sé qué criterio tienen quienes ordenan. Será muy carnaval el de Veracruz pero qué chinga le meten a los choapenses. En todo caso, los organizadores del evento debieron convocar voluntarios, los hubieran capacitado, los hubieran fogueado y serían excelentes auxiliares para el manejo del tránsito de vehículos y la seguridad de los peatones.

Pero no lo hacen así. Y es ahí donde los directores y maestros de escuelas deben llamar a los padres de familia y organizar el cruce de vialidades cuando los estudiantes salen de clases.

¿Pero qué hacer con los conflictos vehiculares? La sociedad no va a determinar un peritaje cuando hay un accidente. La sociedad no va a aplicar una interpretación del reglamento de tránsito porque esa es atribución de la autoridad y tiene que ver con el daño en propiedad ajena y esas son palabras mayores.

Pero ahí les va otra peor: de los dos agentes que quedaron, uno trabaja un turno y el otro descansa, y luego al revés. O sea, en realidad Las Choapas solo tiene un agente en funciones.

Si no lo viviera, no lo creería. Parece de película. Metidos en un problema por una decisión equivocada de las autoridades estatales y sin que el gobierno municipal haga algo por resolver el problema.

Qué jodidos estamos. Ellos carnavaleando y nosotros aquí, sin quién resuelva el problema de tránsito.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])