Ah qué Tronco y sus operadores. Son como la gata de angora: si se la pisan chilla y si no se la pisan llora.
 
Llegaron muy sácalepunta al palacio municipal de Las Choapas, quesque exigiendo diálogo, quesque querían ser escuchados, quesque con ganas de sacar acuerdos y quesque con la intención de que no los dejen fuera de las obras.
 
Llegaron, les decía, bien picudos. La demanda son sus caminos rurales, que están destrozados. También las patrullas porque no tienen seguridad. Ah, y también quieren una antena para contar con teléfono celular.
 
Y querían saber qué pedo con el crédito de los 80 millones de pesos pedidos a Banobras y la otra lana, la del techo financiero de 100 millones para obras. Querían saber todo, hasta de qué marca es el papel de baño que usa el alcalde.
 
Lo de las patrullas y las ambulancias en los ejidos era asunto aparte. Las obras sí, pero las patrullas, las patrullas compadre... esas son clave para que la seguridad se garantice.
 
Querían también que se le haga justicia al policía rural “Gonzo” Hernández Esteban, asesinado a causa de una golpiza que le dieron en la minicárcel de Nueva Ixtacomitán, en la que está implicado en director de la Policía Municipal, Eugenio Palma Arjona.
 
Quieren también que Marco Estrada construya los 10 kilómetros del camino Río Playas-Remolino y que vuelva a enviar sus camiones de volteo a recoger basura como cuando era candidato a la presidencia municipal por el PRD.
 
Se sumó la lideresa de la colonia Polanco, también tronquista, Liliana Vivilla Muñoz, que porque cuando ella fue integrante del concejo municipal que se robó todos los recursos que tuvo en sus manos, habían autorizado para la electrificación. Estaban etiquetados pero llegó Marco Estrada y los canceló.
 
Ahí estaba la ex alcaldesa Cristina Yazmín Cano García, que no hizo nada por ellos; el ex regidor Leonel Sánchez Hernández, y el ex regidor Cesar Díaz López. O sea, los operadores de Renato Tronco, lo más granado de la corte ratonil.
 
Un verdadero carnaval de exigencias. Y la amenaza de que iban a tomar el palacio municipal de Las Choapas. Por eso desde el domingo había policías apostados en las entradas, en los pasillos, en el techo. Bueno, sólo faltó que hasta en el drenaje.
 
Y uno dice, pobrecitos, los tienen bien olvidados.
 
Ah, les falla la memoria. A la mayoría de nosotros no. Ellos no se acuerdan que el que los mantenía jodidos era Renato Tronco, su diputado local, mientras él se compraba camionetas de lujos y construía la Colonia del Ratón.
 
Ahora quieren patrullas pero ni abrían la boca cuando el que las usaba era el roedor ensombrerado para su seguridad personal y la de su familia, o para custodiar las oficinas de la Unión de Ejidos 25 de Abril. Qué pinche mente tan olvidadiza. Los dirigentes de la UE-25 de Abril protestando ahora por lo de las patrullas y ellos gozando de esas unidades cuando Renato era alcalde de Las Choapas. Qué conchudos y que habladores.
 
Pues les ofrecieron que una comisión dialogara con un grupo de ediles y funcionarios porque el alcalde no se encontraba en el palacio municipal. Ni madres, contestaron. Con Marco o aquí acampamos.
 
Ahí seguían. Un rato después les avisaron que ya estaba el edil. Podía subir una comisión de campesinos a platicar con Marco. Pues fíjense que siempre no. Ahora queremos que venga el secretario de Gobierno Gerardo Buganza y el diputado Renato. Vatos locos, ¿y no quieren que baje Peña Nieto, Obama y el Papa Francisco?
 
Les digo: son la gata de angora: si se la pisan chilla y si no se la pisan llora.
 
Un rato después, el hambre hizo que les sonaran las tripas. Pidieron que el ayuntamiento les mandara a comprar comida. Ah, cabrón. Primero retas y luego pides que alimenten a tu solitaria. Pues pídele a Renato que mande una de sus vacas y háganse una tacos de buche y maciza.
 
Quieren todo y si se los dan, de todos modos dicen que quieren más. Y si les dan más, dicen que quieren todo. Y si les dan todo, dicen que ya no quieren nada y que van a seguir haciendo su mitote.
 
Ya se le acabaron las ideas a Renato Transa. Todo es bloquear, todo es amenazar, todo es exigir. Eso pasa cuando el tamaño del ratón se achica. Los políticos no le dan, lo ignoran, le quitan poder. Entonces se aloca y vuelve a las andadas. Se pone a agitar y va a incurrir en actos de violencia. Y si le dan, sigue agitando. La misma película de siempre.
 
Ratón de angora: si se lo pisan chilla y si no se lo pisan llora.
 
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