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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Una más de Lendechy y socios... y las que faltan

02/03/2015 08:51 a.m.
A ver. ¿Quién no entiende? ¿Ellos o nosotros? Esteban Lendechy envía a su gente, a sus obreros, los enfrenta con sindicatos rivales, se dan con todo, hay heridos y muertos, y se supone que le tendrían que aplicar la ley. O somos nosotros los que no entendemos que así son las cosas, que Lendechy es impune y que la ley valió madres.
 
Ya antes se habían dado con todo. Lendechy quiere los contratos de obra o que le paguen derecho de piso los de otros sindicatos de albañiles por dejarlos trabajar. Uta, güey, si no es del crimen organizado. Y si lo fuera pues ahí está la PGR, el Ejército y la Naval para que se la apliquen.
 
Pero no. Lendechy quiere que todas las constructoras que llegan a Las Choapas se le cuadren, que le den los contratos, que él ponga el personal, que le den su corta pa’ que no haga panchos y que a los otros sindicatos los manden al carajo.
 
El viernes otra vez. Mandó a Bernardo Ramos Ruiz a la obra de revestimiento que se realiza en la carretera El Manguito-Aviación-Campesino y desató una gresca. Es una obra de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas de Veracruz, otorgada a un constructor y éste contrató con la FATEV para que le aporte los obreros.
 
Pues la gente de Bernardo se puso loca. Le tupieron a los de la FATEV, que son agremiados de Filadelfo Hernández, y hasta al representante de la empresa contratista le tocó un palazo en la cabeza, para que lo piense bien y no desaire al excelentísimo señor Lendechy y su honorable troglodita Bernardo Ramos.
 
Los golpearon, los amenazaron y hasta les había robado varios implementos de trabajo, que dejaron tirados más adelante. Por supuesto, los agredidos se fueron al Ministerio Público y ahí presentaron su denuncia.
 
No había pasado mucho cuando se produjo otra trifulca. La gente del sindicato de Lendechy fue a la tienda Coppel y en el estacionamiento tundieron de nueva cuenta a los de la FATEV. La misma cantaleta: que les den obras a ellos.
 
La policía actuó. Llegó el Ejército y todos a la expectativa esperando que la cosa no pasara a mayores. Bernardo Ramos y otro dirigente, Isaid Fernández, fueron detenidos y conducidos a la delegación de Seguridad Pública estatal. Sin embargo, media hora después ya andaban libres porque dizque no hubo señalamiento contra ellos.
 
La pinga, dijo mi abuelito. No se puede creer que los de Seguridad Pública no supieran lo que había ocurrido un rato antes, en la carretera El Manguito-Aviación-Campesino, donde la gente de Lendechy, encabezados por Bernardo Ramos, perpetraron la primera agresión.
 
Las policías, el Ejército, la Naval, la Policía Federal, todos están comunicados y cuando ocurre un hecho de violencia la información entra a canales que les permiten registrar los hechos y ponerse alerta. No se puede creer que ahora salgan que los dejaron libres porque no hubo señalamiento en su contra.
 
El año pasado ocurrió lo mismo. Lendechy y su gente emboscaron a los de la Alianza Sindical, la de Marjorie Oropeza, y hasta heridos y un muerto hubo. El muerto era del grupo de Lendechy.
 
Entonces se dijo que el que protegía a Lendechy es el alcalde Marco Estrada Montiel y que Lendechy vocifera que hay un compromiso de campaña, que sus obreros lo respaldaron y a cambio él va a ser el nuevo mandamás de las obras que se hagan en el municipio de Las Choapas.
 
Lendechy es un tipo que le gusta hacer de las suyas. Tiene órdenes de aprehensión que nadie ejecuta. Anda armado y hasta lo presume. Dice que está bien parado con las autoridades y que no hay quien lo toque.
 
¿Y saben qué? Es verdad. Golpea, amenaza, extorsiona, provoca trifulcas, detienen a su gente y resulta que no hay bronca, la policía los deja libres, les dice disculpe usted por las molestias ocasionadas y seguro que no se vuelve a repetir.
 
El caso es que en Las Choapas sigue imperando el poder de los violentos.
 
Un día de estos, Lendechy y su gente van a matar a alguien, o los van a matar a ellos y entonces sí, el escándalo. Entonces a rendir cuentas, a explicar por qué lo solaparon, por qué detenían y liberaban a su gente, por qué gozaba de protección oficial, por qué podía agredir, emboscar, disparar, tener órdenes de aprehensión y nadie lo tocaba.
 
La sociedad no está equivocada. Lendechy sí, Marco Estrada sí, Seguridad Pública sí, el Ministerio Público sí.  Ellos provocan o solapan la violencia, mientras el pueblo quiere tranquilidad.
 
Ya está bien. Hay que parar la violencia antes que sea demasiado tarde.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])
 

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