No le pinta bien el 2015 a Joaquín Caballero Rosiñol. Por un lado, dice el alcalde de Coatzacoalcos, que no habrá obras en su municipio hasta que salde adeudos con los constructores, y por otro, el Hospital de Alta Especialidad sigue siendo un puñado de buenas intenciones.
 
Caballero ya le comunicó a los contratistas que no hay billete y que las obras quedan en veremos hasta nuevo aviso, lo que ya puso los pelos de punta a todo mundo, pues avizora una crisis económica de poca abuela.
 
El asunto está así: su antecesor, Marcos Theurel Cotero, dejó secas las arcas de la Tesorería municipal y un cúmulo de obras sin pagar, quesque porque no llegaban las partidas federales y quien sabe qué otros pretextos más.
 
El primer año de Theurel fue pésimo. No hizo obra, se peleó con medio cabildo, lo el dinero no llegó y terminó haciendo peripecia y media para justificar su paso por la alcaldía, mientras el pueblo le refrescaba la progenitora todos los días.
 
En su informe de labores dijo Theurel que las obras se tardaron en llegar, pero que en el segundo año haría las que corresponderían al primer año y que le quedarían bien chingonas. Claro, nadie le creyó.
 
Llegó el segundo año y ¿qué creen? Tampoco pudo hacer nada porque ya estaba encima el año electoral y, por un lado, hubo veda electoral, y por otro, los recursos, como siempre, se los lleva el candidato del PRI y si algo queda es para comprar a la oposición.
 
Lo curioso es que el candidato del PRI a diputado federal era Joaquín Caballero Rosiñol, que así preparaba su camino a la alcaldía de Coatzacoalcos.
 
A final de ese segundo año, a Theurel le fue peor. Todo el cabildo le dio la espalda y dijo que ora sí, la tercera es la vencida y que tendría un cierre espectacular.
 
Y así fue. Se puso a construir como loco. Hizo malecón y más malecón y más malecón. Metió drenaje en las colonias, unas cuantas calles y medio salvó el pellejo.
 
En los últimos meses se dedicó a expedir cheques y más cheques, autorizó transferencias bancarias y pagó facturas a empresas de las que nadie tenía idea de que existieran. Fue un saqueo descarado.
 
Cuando llegó Joaquín Caballero a la alcaldía de Coatzacoalcos, dijo que primero saldaría las obras de Theurel y luego se pondría a hacer las suyas. ¿Pues entonces qué fue lo que pagó Theurel? Su primer año fue malo, con poca obra y además el dinero que había se invirtió en los estudios y perforación de pozos de agua para enfrentar la carencia que provocó el bloqueo de la presa Yuribia.
 
Las obras que hizo Caballero fueron las que dejó etiquetadas Theurel. ¿Y las que corresponden al presupuesto 2014? Pues no hubo nada. No se hicieron porque el dinero no llegó.
 
Hacienda dice que sí transfirió el dinero a los municipios pero que esos recursos se quedaron varados en las cuentas del gobierno de Veracruz. Y el gobierno de Javier Duarte primero decía que no era cierto y ahora ya de plano no dice nada.
 
Ahora Caballero le comunica a la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción que se suspenden las obras programadas hasta que salde un adeudo de 150 millones de pesos por obras correspondientes a la alcaldía de Marcos Theurel. Sólo se realizarán las que serán financiadas con recursos aportados por Petróleos Mexicanos.
 
¡¡¡150 millones!!! Ufffffff.
 
Y claro, todo mundo ha puesto el grito en el cielo. Si no hay obra pública, la economía se frena. Y lo que se frena es la economía de todos, la de los constructores, la de las empresas subcontratistas, la de los arquitectos, la de los albañiles, la de los proveedores de materiales, la de las tiendas de autoservicio y abarrotes donde compran los empleados de las constructoras y subcontratistas, y la de los proveedores de esas tiendas. Es una cadena. Se suspende una obra y el impacto es para todos.
 
Se dice fácil. Son 150 millones de pesos de adeudo con constructoras que trabajaron para Theurel y a las que hay que pagarles. Después de ello, Caballero comenzará a realizar sus propias obras. ¿Pero eso cuándo será?
 
Está pendiente también el Hospital de Alta Especialidad de Coatzacoalcos, del que colocaron la primera piedra hace un año y dicen que va a iniciar la construcción dentro de dos meses, con recursos federales y estatales.
 
Lo que ya se ve venir es una crisis económica para Coatzacoalcos. Cuando el gobierno suspende obras, viene la parálisis. El efecto se da en cascada. Y lo peor es que le va a pegar a todo el sur de Veracruz. Que Dios nos agarre confesados.
 
Mal inicia la semana al que lo fusilan en lunes.
 
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