Qué lindas palabras. Qué sapiencia. Qué sensatez. Los trabajadores petroleros estamos de plácemes con la reforma energética por todo lo que nos va a dar. Y también con nuestros líderes, que de Romero Deschamps para abajo son una cosita muy especial, defensores de nosotros, su gremio.

 

La oigo y no lo creo. Esa mujer de atinada voz es Ofelia Velázquez Romero, secretaria de Organización de la sección 31 del sindicato petrolero, en Coatzacoalcos, y por supuesto, la cronista del mundo irreal.

 

Habló en nombre de la dirigente Edith Carrillo Díaz y ha dicho una de absurdos que yo no sé si fue un alarde de cinismo, un intento de engaño o se le botó la canica a medio discurso.

 

Invita doña Ofe a no creer en esos pinches agoreros que andan diciendo que la reforma energética va a dejar sin chamba a los trabajadores de Petróleos Mexicanos.

 

“Hablar de reforma energética provoca en algunas gentes el deseo de manipular los resultados de dicha reforma a corto y largo plazo. Gente que aprovecha la oportunidad para provocar desconfianza e incertidumbre no tan sólo en los trabajadores petroleros, no debemos permitir que se dude de nuestra capacidad para sacar adelante a nuestra empresa”, dijo doña Ofelia.

 

Y expresó que hay que confiar en los líderes del sindicato y en las autoridades de Pemex.

 

¿Confiar? Sí, güey, cómo no. Y mientras ellos se confían, el recorte de personal va a dejar en la calle a miles de trabajadores petroleros.

 

Eso decía doña Ofelia en la mañana, en la celebración del 77 aniversario de la expropiación petrolera, y un rato después los petroleros se expresaban en las calles, denunciaban lo que está ocurriendo en Pemex y advertían que la industria petrolera se está privatizando.

 

Hicieron su marcha por la principal avenida de Coatzacoalcos y un mitin en el parque Independencia. Denunciaron que el recorte de personal está en camino, que están siendo desplazados y su situación laboral es incierta.

 

Citaron el caso del complejo petroquímico Pajaritos, donde la mano de obra ha ido desapareciendo paulatinamente. El personal fue asignado al complejo Cangrejera, supuestamente para quedar adscritos a la Gerencia de Mantenimiento.

 

Hace dos años se les removió y se les prometió que ahí quedarían, pero temen que les modifiquen su situación contractual y pierdan prestaciones.

 

Denuncian que los derechos de los trabajadores están siendo vulnerados, que se está fraguando que la edad jubilatoria pase de 55 a 65 años, que dejen de tener servicio médico de Pemex y los adscriban al ISSSTE, que les supriman los derechos post-mortem que afectaría a las viudas, que el incremento a los salarios de los jubilados deje de realizarse de manera similar a lo que cobran los trabajadores en activo y que ahora se les aumente en base a la inflación anual.

 

Para los trabajadores de nuevo ingreso y los que tienen menos de 25 años de antigüedad, también hay malas nuevas. Con el nuevo contrato colectivo de trabajo les descontarán el 10 por ciento de su salario para crear un fondo de retiro, lo que le evitará a Pemex una merma en sus finanzas cuando termine la relación laboral. O sea, el petrolero va a pagarse a sí mismo cuando se dé por terminada la relación entre Pemex y el trabajador.

 

Y a los trabajadores transitorios no se les reconocerá el tiempo laborado en Pemex cuando se les asigne su plaza definitiva. Su antigüedad comenzará a contar a partir de que se les otorgue su base.

 

Ah, cabrón. Entonces no es como dice doña Ofelia Velázquez, la lideresa de la sección 31. Ella quemándole incienso a los líderes y a los administrativos y estos güeyes se ponen de acuerdo para darle en tuta la madona a los trabajadores.

 

Dice doña Ofe que hay que confiar en los líderes y en la parte administrativa, y dejar de escuchar a los agoreros que hablan mal de la reforma energética. Y asegura que aunque el recorte de personal venga, hay confianza.

 

La pura demagogia. No se puede confiar cuando la reforma energética va a provocar despido de petroleros y los líderes no mueven un dedo para enfrentar la situación. Se irán a la calle y no habrá quien luche por ellos.

 

Así son los líderes charros. Están al servicio de la empresa, se enriquecen, hacen negocios y cuando al trabajador lo despiden, no hay quien lo defienda.

 

Usan el discurso de la ilusión y la mentira. El personal de Pemex ya está siendo removido de sus áreas de trabajo, se prepara para quedar fuera y el sindicato dice que no pasa nada, que hay que confiar.

 

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