Oh sí. Ya hasta se habían tardado. En la capital estatal de los secuestros, aquí en Las Choapas, no había ocurrido nada. Y eso sí que estaba saliéndose de lo “normal”. Pero de pronto sucedió y ya se registró un plagio más, como para no perder la costumbre.

 

 

Le ocurrió al ganadero Leoncio Deveze García, tesorero de la Asociación Ganadera local de San José del Carmen. Se lo llevaron el martes 24 y hasta ayer no se sabía qué hicieron con él.

 

 

Dicen las fuentes del maestro Hernán Villarreal, que Leoncio Deveze salía de su rancho Santa María, donde vive, a eso de las 5 de la mañana. Junto con un empleado de nombre Francisco Méndez Oliva, abordaron una motocicleta y tomaron camino.

 

 

Más adelante, aproximadamente a un kilómetro de distancia, fueron interceptados a la altura del rancho La Luz. Varios tipos armados los amagaron y se los llevaron. Ahí quedó la motocicleta, lo que despertó la atención de los vecinos del lugar.

 

 

Dieron aviso a la policía. Los primeros en enterarse fueron los elementos se encuentran en el retén de Plaza Verde, en la carretera Las Choapas-El Cerro de Nanchital.

Después se inició un patrullaje por parte de la policía, sin que se tuvieran resultados. Nada se sabía de Leoncio Deveze y su trabajador, Francisco Méndez.

 

 

Y ahí es donde empieza la novela de misterio. Los familiares no habían denunciado el plagio en la agencia del Ministerio Público. Los directivos de las asociaciones ganaderas, que bien que saben cómo está el asunto, prefieren callar o hacerse los que no conocen del caso. Y todos hechos bolas porque oficialmente nadie sabe nada, pero todos saben todo.

 

 

En las ganaderas dicen que es mejor callar para que los familiares no vean entorpecidas las negociaciones con los secuestradores, si es que hay tales negociaciones. La policía sigue patrullando pero sin resultado alguno.

 

 

Lo que se vuelve extraño es que a diferencia de otros secuestros, los ganaderos se organizan, se coordinan y actúan junto con la policía estatal, municipal, federal, el Ejército y la Marina. Les echan montón a los plagiarios y los ponen a correr, a entregar a la víctima o hasta los capturan.

 

 

Pero ahora no. Todos andan quietos y no se sabe que los secuestradores hayan obtenido algo a cambio o que hayan huido. Así estaban las cosas hasta ayer cuando me senté a redactar estas líneas.

 

 

¿Que por qué digo que Las Choapas es la capital estatal del secuestro? Porque así es. Recordemos el de Timoteo Aguirre, el 2 de diciembre de 2013.

 

 Se lo llevaron y se armó un desmadre fantasmagórico. Los ganaderos y campesinos salieron a buscarlo. Se unieron a la policía, el Ejército y la Marina. Lo soltaron y fueron capturados algunos de los delincuentes, aunque luego les fueron quitando cargos, lo que huele a sospecha.

 

¿Qué por qué es la capital estatal de los secuestros? Porque aquí ocurre de todo y no se denuncian la totalidad de los plagios. Sólo una parte llega a la agencia del Ministerio Público.

 

 Los demás, por las razones que sean, no son denunciados. Unos porque la familia está amenazada; otros porque la víctima, antes de ser liberada, recibió amenazas; algunos más porque a muchos les asalta la sospecha de que las autoridades están involucradas con los secuestradores y es mejor no moverle.

 

 

El caso es que esto es un desgarriate de poca madre. En 2014, los secuestradores agarraron de su puerquito a los ganaderos y les sacaron lo que quisieron. Dicen: estos huelen a dinero y se van sobre ellos.

 

 

Sólo en 2014 se registraron 11 secuestros. Bueno, esos fueron lo que se denunciaron y por eso son los que oficialmente están registrados.

 

 

Pero la cifra es mucho mayor. Unas estadísticas dicen que sólo se denuncia el 10 por ciento de lo que ocurre; otras aseguran que se denuncia el 20 por ciento. Pero como sea, es mucho menor de lo que corresponde a la realidad.

 

 

Leoncio Deveze y Francisco Méndez habían salido a trabajar la mañana del martes 24. Suponían que sería un día más, un día como cualquier otro, pero un kilómetro adelante del rancho Santa María, donde vive Leoncio, los interceptaron y se los llevaron.

 

 

Leoncio no es un ganadero cualquiera. Es el tesorero de la Asociación Ganadera Local de San José del Carmen, una de las más poderosas de Veracruz, una de las que más animales factura y que maneja más dinero.

 

Y mientras el secuestro sigue y la sociedad está indefensa y a expensas de los delincuentes, el gobierno estatal y el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras no terminan de instalar la Unidad Antisecuestros para el sur de Veracruz.

A ver pa’ cuando, chingao.

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