Cómo de que no. La aplanadora se dejó sentir. El PRI y sus satélites para eso están. Y que se la aplican al alcalde de Medellín, Omar Cruz Reyes, quesque por andar de matón, por ordenar la muerte del periodista Moisés Sánchez Cerezo, como le imputa la Fiscalía General de Veracruz.

Ayer le retiraron el fuero en el Congreso estatal. Le quitaron la protección que por mandato de la Constitución tienen los alcaldes y los síndicos y ahora sí podrá ser juzgado bajo cargos de secuestro y asesinato.

Se impuso la mayoría. Con el voto de 35 diputados, los del tricolor, el del Verde y los de Nueva Alianza, la hicieron. Votaron en contra los panistas y los del PRD, Movimiento Ciudadano y Partido del Trabajo, porque, dijeron, no hay elementos para juzgar a ese cabrón.

Yo no sé si este cuate sea culpable. Pero contra él se fue el fiscal Luis Ángel Bravo Contreras para demostrarnos que el gobierno de Javier Duarte no deja impunes las agresiones a los periodistas. El problema es creer que ese alcalde sea realmente el culpable.

Moisés Sánchez Cerezo, director del semanario La Unión de Medellín de Bravo, fue secuestrado el 2 de enero. Ese día lo mataron. Su cadáver apareció 22 días después, la madrugada del 24 de enero, en el municipio Manlio Fabio Altamirano.

Cuando el fiscal Luis Ángel Bravo dio a conocer los pormenores del caso, señaló que ya estaba detenido un expolicía intermunicipal que dijo que el trabajo se los encargó el chofer del alcalde Omar Cruz y que si lo llevaban a cabo, el edil les permitiría vender droga en el municipio.

El chofer del presidente municipal y otros dos policías detenidos, han negado los cargos. Lo único que tiene el fiscal es la declaración de un involucrado.

El abogado del alcalde, Sergio Vaca, dice que no hay elementos de prueba en la acusación del fiscal Luis Ángel Bravo y que el caso lo va a ganar con un amparo federal. Asegura que no son sólo acusaciones sin sustento ya que el acusador ni siquiera sabe cómo se llama el cómplice que perpetró el crimen y que supuestamente les aseguró que el trabajito se los encargó el alcalde Omar Cruz.

Y sí, puede que tenga razón, pero como el gobernador Javier Duarte de Ochoa quiere que se vea que no deja impunes los asesinatos de periodistas, pues el desafuero tenía que proceder.

Todo lo que alega el abogado Sergio Vaca puede ser cierto. Es más, pueden ver que el expolicía involucrado se retracte y aún así el caso no se le va a caer al fiscal Bravo. Esa es la justicia veracruzana.

En el Congreso de Veracruz había línea y los diputados acataron. Muchos de ellos habían expresado que no veían pruebas contundentes por parte de la Fiscalía General y que tampoco podían prestarse a desaforar a un inocente.

Sí, eso decían pero en los hechos hicieron lo que les dictó el gobernador y lo que fraguó el fiscal Bravo Contreras.

Con pruebas o sin pruebas iban a desaforar al alcalde Omar Cruz Reyes. Y lo hicieron por consigna porque así es como funciona el sistema. Lo pide el gobernador y hay que acatar la orden.

Puede ser que Omar Cruz tenga responsabilidad, pero eso hay que demostrarlo con evidencias. Es lo que dicta el estado de derecho.

Mira que basarse en la declaración de un delincuente que ni siquiera sabe el nombre de su cómplice, el que ejecutó al Moisés Sánchez, quesque porque así lo pidió el presidente municipal, está medio tonto.

En el Congreso no iba a ocurrir otra cosa. Ahí los diputados del PRI y sus partidos cómplices, no piensan, no argumentan, no debaten. Ordena el gobernador Javier Duarte que lo desafueren y lo desafueran.

Qué mas da si en los tribunales lo exoneran. En los estatales no hay fijón. Ahí manda el gobernador y los jueces son como perritos falderos que bailan como les ordena Duarte. Pero cuando el asunto se ventile en los juzgados federales en juicios de amparo, entonces será otra cosa.

Puede que el alcalde de Medellín sea liberado más adelante porque le violaron el debido proceso, porque las pruebas sean insuficientes, porque se pasó de galleta el fiscal, los diputados y los jueces estatales. Puede que el caso se le caiga al gobernador.

Pero, por lo pronto, Duarte ordena que a Omar Cruz le apliquen aquella de Pancho Villa: desafórenlo y luego viriguamos.

De lo que se trata es que nadie diga que Javier Duarte deja impunes los crímenes de los periodistas. Aunque el que pague sea inocente, hay que ponerlo tras las rejas.

Es justicia duartista: a los enemigos, justicia a secas; a los amigos, justicia y gracia.
 
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