Pinchis enfermos. No sólo encueran a los campesinos, aprovechándose de su ignorancia, sino que ahora hasta admiten que algunas de las chicas que muestran la pechuga son menores de edad.
 
Sí, güey, hablo de los 400 pueblos, los de César del Ángel Fuentes, ese expresidiario que organiza las protestas, lleva la gente a Xalapa, se apodera de los parques y las plazas y hace que su gente se quite la ropa y se ponga a bailar.
 
Pues ese tipo anda hecho todo un pervertidor de menores, un verdadero desgraciado, una porquería que no tiene escrúpulos para lanzar a las calles a las jóvenes sin nada arriba, mostrando los senos, exhibiéndose ante la mirada de curiosos que se las comen con los ojos y las devoran con las miradas morbosas.
 
Hace algunos meses se presentaron en las oficinas de Conagua y ahí se tuvo el primer indicio de que entre las manifestantes de los 400 Pueblos había menores de edad. Las fotografías decían algo y luego llegaron los testimonios.
 
Pinchi enfermo, les decía. El César del Ángel Fuentes las lleva dizque para sus protestas contra el gobierno o contra alguien del gobierno. Y todo estaría bien pero no sin ropa porque eso ya es enfermedad sexual.
 
La prensa comenzó a especular. Decían que había menores de edad. Los reporteros se acercaron a las chavas. Unas enmudecieron. Otras soltaron la sopa. Había cinco menores de edad que fueron a enseñar el busto porque así los pedía el líder de los 400 Pueblos.
 
No había error. No era cuento. No era invento de las chicas 400 Pueblos. Habían confesado que eran menores de edad y que ahí las llevaba César del Ángel para que la protesta llamara más la atención.
 
Los 400 Pueblos, que en realidad no son 400 sino un solo pueblo, el de Álamo-Temapache, creyeron que una vez en el poder Javier Duarte iban a tener todo a su alcance. Pues no fue así. Pronto volvieron a hacerla. Tomaron Xalapa por su cuenta y a irritar a todo mundo.
 
Y así se  reactivaron. Ahora protestan contra los funcionarios del gobierno de Veracruz. Y lo hacen encuerados. Unos, la verdad, dan pena. Unos pinchis barrigones, sin nalgas, con las patas peludas, con el pellejo colgándole, un espectáculo de su madre, un verdadero atentado a la estética, un verdadero insulto a la razón, porque con semejantes esperpentos haciendo como que bailan, pues ni quien se diera cuenta de qué chingos es por lo que protestan.
 
Y las señoras. Qué cueros... pero arrugados. Unas señoras como de 200 kilos —o quizá de 300—, como si fueran marcianas, con exceso de bolas pero en el lugar equivocado. Y ya pasaditas de años.
 
Así las venía exhibiendo este jijuesuchi de César del Ángel Fuentes. Las mostraba para protestar, para escandalizar, para obligar al gobierno a que le concedieran lo que él pedía. Y mientras los y las encuerad@s salen, se pasean por las calles, bailan en las plazas y hasta botean pidiendo dinero para sostener su movimiento, el líder de los 400 Pueblos se pasa de galleta, se hospeda en buenos hoteles, come rico y chingón y le saca al gobierno una lana para dejar libre la vía pública.
 
Todo es condenable, pero lo más, lo que irrita, es que saque a las calles y a las plazas a las mujeres jóvenes y que entre éstas se hallan menores de edad.
 
Primero se decía que era leyenda urbana, puro invento de la prensa. Pero no. Lo confirmó el hijo del César del Ángel, el diputado Marco Antonio del Ángel Arroyo, quien sin mayores rodeos admitió que sí, que hay una menor de edad, una joven de 15 años, madre soltera, madre de dos pequeñas, cuyo padre fue asesinado durante el gobierno de Miguel Alemán.
 
Ah, ta’ güeno. Así que porque es madre soltera y le mataron a su padre, puede justificarse que siendo menor de edad marche con los pechos al aire, en una protesta organizada por César del Ángel, el líder de los 400 Pueblos.
 
Eso es perversión de menores y hay quien hasta dice que trata de blancas, porque a ellas las usan, las exhiben y quienes las llevan ahí, lucran con lo que ellas enseñan, o sea sus pechos.
 
Sopas, güey. El hijo del líder de los 400 Pueblos, el diputado Marco Antonio del Ángel Arroyo, admite que una de las manifestantes que muestran la pechuga, tiene 15 años. ¿Alguien más quiere una prueba del delito?
 
Es inaudito. Pinchis enfermos. Hay una aceptación de que una menor de edad forma parte del movimiento, que se descubre el torso, que marcha en la vía pública, y la autoridad no aplica la ley. Es perversión de menores, lo admiten y habrá que ver si el gobierno actúa. Gacho.
 
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