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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Campeones en ejecuciones

01/04/2015 08:48 a.m.
Ya ven. Estamos en primer lugar. Y si no, entre los de arriba. Veracruz es líder en ejecuciones del crimen organizado; cuarto en secuestros, y qué decir de los robos, los asaltos y la extorsión.
 
No es una estadística para vanagloriarse, para sentir orgullo, para ufanarse de nada. Es una estadística para preocuparse, para ponerse a trabajar si es que el gobierno quiere devolver la tranquilidad a los veracruzanos.
 
Oigamos al fundador de Semáforo Rojo, una asociación civil que documenta qué tan mal andamos, Santiago Roel, y que dice que Veracruz “es un misterio” porque las cifras, las optimistas cifras, no coinciden con la percepción ciudadana.
 
Señala que ocho de cada 10 homicidios ocurridos en Veracruz están relacionados con ejecuciones del crimen organizado. ¡Sopas! El 80 por ciento tienen que ver con la violencia mayor. ¡Sopas y recontrasopas!
 
Qué liderazgo tan nefasto. Veracruz, el que más homicidios relacionados con ejecuciones tiene en el país y aquí, el Duarte, el Bravo, el Bermúdez, y los generales y los almirantes diciéndonos que estamos a todísisima madre.
 
Y asegura que Veracruz es una de las entidades con más ejecuciones. Y eso se da porque el mercado de la droga y la libre operación de los cárteles está en todo su esplendor.
 
“La gente no denuncia”, dice el vato. “Es por miedo y desconfianza en la autoridad. Para nosotros Veracruz es un misterio pues aparecen muy alarmistas los comentarios, y las cifras no”.
 
¿Cómo está eso? Las cifras del gobierno no son tan graves, pero los comentarios de la gente sí. La gente habla, se comunica, comenta sus experiencias, se pasa datos, los del norte, los centro, los del sur. Y así se va conformando una estadística más real.
 
Por ejemplo, los de Córdoba aseguran que por lo menos ha habido cien desapariciones en aquella región del centro de Veracruz. ¿Y qué dice el gobierno? Que no hay tal, que la gente exagera, que la chava se fue con el novio y que al rato regresa bien panzona. Pero que no es desaparición. Y así pasan los años y los familiares no vuelven. Entonces sí era desaparición pero el gobierno se desentendió del problema.
 
La realidad es la que vive el pueblo, no la que nos cuentan los gobernantes. Y cuando los organismos que estudian el fenómeno de la delincuencia, logran recabar datos duros y sustentados, nos muestran en cifras el terrible drama que vivimos.
 
Santiago Roel le concede veracidad a la estadística de la Fiscalía General de Veracruz y los reportes ciudadanos, que tienen que ver con los indicadores sobre homicidios por narcomenudeo.
 
Pero el índice que trae semáforo Rojo es altísimo. El 80 por ciento de los homicidios son ejecuciones. De cada 10, ocho son perpetrados por la mano de los delincuentes. Son síntoma de la “violencia extrema de la toma de la plaza por parte del crimen organizado”.
 
Uta, esto está de pensarse. A nivel nacional, la estadística dice que el 50 por ciento de los homicidios son por ejecución. Y en Veracruz es el 80 por ciento. O sea, somos los campeones de algo que no debiera ser.
 
La gente vive atemorizada y peor todavía porque existe la certeza de que las autoridades están coludidas con las bandas de delincuentes.
 
Es un asunto de percepción ciudadana, de sospecha, de desconfianza, de falta de credibilidad en las autoridades, porque no es raro que un día, de pronto, se ejecutan acciones contra malandros y resulta que eran policías o expolicías, ya sea estatales o municipales. O sea, sí están involucrados con las bandas del crimen organizado.
 
Todo el tiempo se da este fenómeno. Los policías secuestran y extorsionan o se convierten en sicarios del narcotráfico. Y por eso los homicidios obedecen en muchísimos casos a ejecuciones, que es el sello de la violencia extrema.
 
Al joven Gibrán Martiz Díaz, que fuera finalista en La Voz México, se lo llevaron policías. Lo levantaron en su departamento. Luego apareció ejecutado. Los policías se ampararon y ya están libres bajo fianza aunque el juicio sigue.
 
Al periodista Moisés Sánchez lo levantaron expolicías intermunicipales y lo mataron. Cuando apareció el cuerpo, el fiscal Luis Ángel Bravo reveló que otros dos policías municipales fueron consignados por complicidad.
 
Pero eso la percepción ciudadana debe ser tomada en cuenta. La gente cree que hay complicidad entre criminales y policías; cree que el gobierno oculta cifras; cree que los homicidios obedecen, en su mayoría, a ejecuciones. Y las estadísticas generadas por Semáforo Rojo tienen sustento.
 
Lo peor es que no se hace nada para remediarlo.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])
 

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