Por él, por Leoncio Deveze García, no se pudo hacer nada. Se lo llevó la muerte. Lo plagiaron y lo mataron. En dos días se supo qué suerte corrió.

 

Por otros secuestrados tampoco se ha podido hacer más. Ahí está su ayudante, Francisco Méndez Oliva, que también apareció sin vida. Ahí están los otros dos plagiados que fueron hallados muertos kilómetros adelante, en la carretera Las Choapas-Raudales-Ocozocoautla.

 

Ahora es Felipe Sosa López, cuyo cuerpo fue encontrado en el arroyo Jimbal, luego de varios desde que se le plagió.

Y uno dice: ¿de qué chingaos se trata todo esto?

Leo la prensa y veo la telera. A veces escucho la radio.

 

 No hay día que no se hable de secuestrados, levantados y muertos. Y ahí perdidita entre las noticias se sabe que la policía logró desarticular una banda de delincuentes. Y quizá ni sean pero nos los presentan así para que veamos que el gobierno no se anda durmiendo en sus laureles.

En Cosoleacaque, una señora y su hijo, esposa de un constructor que trabaja para Pemex, fue secuestrada y se dejaban pedir 30 millones de pesos por su vida. El día que se echó a andar la Unidad Antisecuestros del gobierno de Veracruz en la zona sur, los hallaron sanos y salvos y agarraron a ocho secuestradores.

Ah cabrón, eso sí que sorprende. Justo el día que iniciaba la Unidad Antisecuestro los encontraron. Ojalá que no haya sido un montaje, o que los secuestradores sean policías o que los hayan rescatado antes y aguantaron la nota para que coincidiera con el anuncio oficial del operativo contra el secuestro.

 

Pero mientras el gobierno da un golpe y lo cacarea, la delincuencia da muchos más y sigue haciendo lo que quiere, asaltando, matando, gachamente llenando de miedo a los veracruzanos.

 

A Leoncio Deveze lo levantaron el martes 24 de marzo, junto con su empleado Fernando Méndez, poco después de salir de su rancho Santa María. Iban en una moto. Un kilómetro adelante los interceptaron y se los llevaron, según testigos.

 

Aparecieron muertos el jueves 26 en la supercarretera Las Choapas-Raudales-Ocozocoautla. Presentaban signos de tortura, lo que significa que fue un ajuste de cuentas o que antes les sacaron la sopa, los hicieron hablar, o les cobraron alguna cuenta porque no se quisieron prestar a algo. No sé y quizá nunca se sepa qué pasó ahí.

 

Leoncio Deveze era tesorero de la Asociación Ganadera Local de San José del Carmen, una de las más factura en todo el estado de Veracruz.

 

Unos kilómetros delante de donde aparecieron los dos cuerpos, había otros dos. También tenían signos de tortura, lo que ya va confirmando que alguien está fuera de control, que hace lo que quiere, que se pasa por alto a las autoridades y que está sembrando el terror.

 

Felipe Sosa fue levantado el sábado 28. Primero se dijo que ocurrió en territorio tabasqueño; después que en Nanchital; finalmente se supo que fue en el municipio de Minatitlán. Lo acompañaba su pareja de nombre Myriam.

 

El polémico ganadero, que por lo menos estuvo en prisión en tres ocasiones, la última por tener en su poder una ametralladora AK-47 y por lo que fue remitido al penal número 5 de Nayarit, apareció muerto en la noche del miércoles 1, en el arroyo Jimbal.

 

Algunos pescadores se percataron del fuerte olor que despedían los cuerpos y eso los llevó a ubicar el sitio en que se hallaban. Así dieron parte de manera anónima a la policía, que de inmediato se apresuró a localizarlos.

 

La mujer tenía la ropa desgarrada y había evidencia de que fue sometida a ultraje sexual. Le colocaron una bolsa de plástico en la cabeza hasta asfixiarla.

 

Felipe Sosa también estaba golpeado. Se presume que atado de manos y pies, fue arrojado al arroyo hasta ahogarse en el mismo. Ambas personas presentaban el tiro de gracia.

 

Es una escalada de violencia. Otra pareja, que había desaparecido el 7 de marzo, fue hallada en la autopista a Ocozocoautla. Se trata de Jesús Alemán López, ganadero de Hueyapan de Ocampo, y su esposa Socorro Prieto Gómez.

 

En la zona de Las Choapas ocurre un sinfín de levantones y ejecuciones. Dicen las autoridades que es por el robo de combustible, pero nunca abundan en lo que arrojan las investigaciones.

 

Esto no tiene para cuando terminar. El miedo está por todas partes y la indignación social también. Ya estamos hasta aquí, sí hasta aquí, hartos de tanta violencia. ¿O usted no?

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