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Juan Ciudadano

Los Gobernados

El alcalde apestoso

21/04/2015 08:20 a.m.
Así, sin medir lo que su miserable y ruin lengua es capaz de lanzar, dice Daniel Martínez que los que no piensan como él, y que no actúan como él, y que no agarran la onda como él, son tomates podridos.
 
Chale. Pinchi loco. Pues qué se tragó este individuo, qué chupó el güey que en mala hora le tocó ser alcalde de Agua Dulce y que ellos, mis hermanos hidrómilos, por desgracia, tienen que aguantar, soportarle al sujeto de marras que seguro, segurito, se ha de sentir un jeque árabe por aquello de que salió del sindicato petrolero, aunque sólo para causar pena.
 
Leí la reseña de Violeta Santiago y qué exhibida le da. Se nota que lo quieren tanto los trabajadores que hasta cuentan la sarta de barbaridades que suele decir para amedrentarlos. Y lo de menos es que los reprenda, pero no que los humille.
 
Por eso hay que tratarlo como el gusanito que es. Puede ser muy alcalde y puede ser líder petrolero, pero que no se encaje con los trabajadores ni los ande amenazando de que los va a dejar sin chamba.
 
Acudió a la biblioteca Justo Sierra, el viernes 17. Ahí les dijo Daniel que estaba muy alegre por los resultados del Paseo de la Alegría, una especie de carnaval disfrazado. Citó a los trabajadores de confianza y también a los sindicalizados. De ahí que la biblioteca estuviera cerrada ese día para la ciudadanía, lo que me parece una irresponsabilidad.
 
No identificó a nadie por su nombre, y se expresó bien de quienes contribuyeron a que el Paseo de la Alegría se hubiera realizado de la mejor manera, como si fuera una acción prioritaria cuando hay tantas carencias en Agua Dulce.
 
Y se asumió como un hombre que “piensa positivamente”. Ah, chingá, chingá. Daniel Martínez es un hombre que piensa positivamente. ¿Y eso quién carajos lo determina? ¿Él por el sólo hecho de ser alcalde? ¿O la ciudadanía que es la que tiene el mejor juicio?
 
El caso es que de inmediato se refirió a quienes “piensan negativamente” y amenaza con despedirlos de seguir por ese camino. Se agarra de que la nómina está muy inflada y que quienes piensan diferente son “tomates podridos” que pueden contaminar a los demás.
 
Uta, y quién es él para juzgar la calidad de cada tomate.
 
Daniel Martínez no solo es un tomate podrido sino un tomate que apesta. El sindicato petrolero, del cual él proviene, es una fuente de corrupción. Ahí se venden plazas, turnos, fichas; se hacen negocios con Pemex; se recomiendan empresas para que le den servicio a Petróleos Mexicanos.
 
En ese gremio, el de los petroleros, vemos líderes sindicales que con su simple salario y la comisión sindical ostentan casas, autos de lujo, dinero a manos llenas, una vida de adinerado, los mejores colegios para los hijos y hasta ranchos. ¿O no don Daniel?
 
Y todo con el salario y la comisión sindical. Entonces estos güeyes no son trabajadores ni líderes. Son magos que pueden multiplicar lo que ganan. Y de seguro han de tener alguna explicación para la Secretaría de Hacienda cuando les apliquen la ley antilavado y tengan que demostrar el origen de los recursos que manejan.
 
Dice Daniel Martínez que él piensa positivo y que otros piensan negativo. Y esos que piensan negativo son “tomates podridos”.
 
No es así. En un año al frente del ayuntamiento de Agua Dulce, qué ha hecho Daniel Martínez. Nada. En un año como alcalde, cuál es la percepción de la ciudadanía: Mala y que Agua Dulce se encuentra estancado.
 
Algo sí tenemos que agradecerle a Daniel Martínez. Nos dio la pista de cómo evaluar su trabajo como alcalde de Agua Dulce. Si no funciona es un “tomate podrido”. Y cuando los tomates se pudren, hay que tirarlos a la basura.
 
Pero el caso de Daniel Martínez es aun peor. Es un alcalde podrido que está ahí, que permanece en el cargo, porque no hay cómo echarlo.
 
Y cuando un tomate se pudre, apesta.
 
Al alcalde apestoso no lo aguanta ni la esposa, pero se lo tiene que chutar. Si se va a la basura él, se va a la basura ella. Entonces a aguantar vara.
 
Quienes piensan distinto no son “tomates podridos”; son seres pensantes. Por pensar diferente no se contamina a nadie. Pero quien discrimina desde su cargo de alcalde y amenaza a quienes piensan distinto, ese sí es materia podrida.
 
Así es la condición de Daniel Martínez. Es un alcalde podrido y se ha convertido en un alcalde apestoso.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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