Qué suave es que seas un mal funcionario, que seas cómplice de un corrupto, que te prestes a enjuagues cañones, que incurras en omisión, y que luego te corran, demandes y te paguen una indemnización.

 

Si tuvieras vergüenza, no la cobrarías. Pero, por fortuna para ti, no la tienes.

 

Así ocurre con querida Maryelín Mosqueda. Era una rémora de Renato Tronco, que no movió un dedo para proteger el erario, que no cumplió con el encargo que se le dio, que faltó a su obligación de contralora porque las transas y raterías, tarde o temprano, salieron a relucir.

 

¿Qué hizo como contralora? Nada de nada. Dejó pasar que el dinero del erario lo usaba Ratota Tronco como si se lo hubieran reglado los choapenses. Y ella se hacía como San Gaspar con las limosnas. Nomás miraba pa’l cielo y clausuraba los oídos.

 

Salió del ayuntamiento de Las Choapas, despedida por el ex alcalde Antonio Pouchoulén Cárdenas, y demandó por la vía laboral. Sí, como si la tipa tuviera algo que reclamar. Debieron fincarle cargos por lo que no hizo, porque no cuidó que los recursos municipales se usaran correctamente, apegados a lo que la ley establece.

 

Y ahora el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje dice que hay que indemnizarla. ¡Zas! Premio a la complicidad. Premio a la indiferencia con que actuó cuando era su obligación legal verificar que cada departamento del ayuntamiento cumpliera con los lineamientos.

 

Mayerlín Mosqueda era ramillete de ineptitud porque ese ayuntamiento era un verdadero desmadre por las decisiones que tomaba el alcalde Renato Tronco, que iban en contra de la ley.

Mayerlín podía ver que se usaban los bienes municipales para ir consolidando políticamente al aspirante a cacique y no hacía nada. Dejaba pasar y eso es complicidad.

 

Al maestro Alfredo Pérez Juárez lo atacaron porque denunciaba las corruptelas y el abuso de poder de Renato y su grupo de malvivientes, los mismos que aparecen en negocios realizados al amparo del ayuntamiento. Y después lo mataron. En cambio a Mayerlín ni quien la tocara, ya que con su silencio permitió el saqueo y las raterías.

 

Ahora falla a su favor el Tribunal Estatal de Conciliación y Arbitraje. El ayuntamiento le tiene que pagar casi dos millones de pesos. Y cualquiera se pregunta, si el que se valió de que era una funcionaria mediocre, que no podía con su encargo, fue Renato, por qué no la indemnizó él cuando ocupó la alcaldía por segunda vez.

 

El caso es que dice el Tribunal que hay que indemnizarla, pero no hay con qué. El ayuntamiento está planteando pedir la autorización de la Legislatura de Veracruz para darle el pago en especie. Le quieren pagar con bienes muebles e inmuebles.

 

Lo que están dejando claro es que lana para eso no hay. Así que junten unas patrullas de policía, los camiones de limpia pública, algunos escritorios y sillas, los botes de basura de los baños, los uniformes del personal, algunos lápices, y entre todo sumen casi dos millones de pesos para dar por liquidada la deuda con Mayerlín.

 

Por supuesto que Mayerlín lo que quiere es dinero, no bienes municipales. Si ya jodió al ayuntamiento de Las Choapas cuando era contralora, siendo ineficiente y cómplice de los transas, qué más da arrancarle otro billete aunque algunas obras se tengan que cancelar.

 

El asunto va más allá. El ayuntamiento va a pedirle al Congreso estatal que los adeudos por laudos perdidos, o sea, por pleitos laborales adversos, se conviertan en deuda pública y así poder pagarlos usando recursos del Ramo 033.

 

A ver si se los permiten. Las deudas por laudos perdidos suman alrededor de 12 millones de pesos. Una demanda colectiva corresponde a 25 trabajadores por despido injustificado en los tiempos de Pouchoulén. Pero algunos de ellos fueron recontratados ahora con la condición de que se desistieran de la demanda.

 

En 2013, el Tribunal estimó que a Mayerlín Mosqueda había que pagarle un millón 600 mil pesos incluidos los salarios caídos y las prestaciones desde que inició el juicio. El pago ahí estaba, pero no se saldó el adeudo. Y creció a casi dos millones de pesos.

 

Mayerlín fue una mala contralora. Renato hacía lo que quería con el erario. Tenía aviadores en la nómina, uno de ellos implicado en el asesinato del ex regidor Alfredo Pérez Juárez, y la ñora dejó pasar todo.

 

Pero se avivó y hoy está a punto de recibir su premio por haberla hecho de tapadera de Ratota Tronco. Si tuviera vergüenza no lo cobraría. Pero no la tiene. Por eso sí cobrará.

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