Dígame si no. El CBTIS 113 de Las Choapas es un desmother; el CBTIS 85 de Coatza, igual. El CBTIS 13 de Xalapa es pura ratería. El CBTIS 142 de Veracruz es pura transa. El CBTIS 146 de Río Blanco, es un negocio.
 
Y eso duele. Duele porque si algo requiere Veracruz es tener jóvenes preparados en el ámbito tecnológico, porque aquí, se supone, vamos a contar con la reserva energética de México.
 
Nos proponemos tener generaciones completas de estudiantes con bases para operar los procesos industriales, pero el esquema educativo no responde a esa expectativa.
 
Lo que vemos son conflictos sindicales, negocios que hacen con las plazas de trabajo, maestros sin vocación para enseñar, políticos que recomiendan a sus amigos para que ocupen la plaza de director y que les aporten dinero para hacer política. Y eso no es lo que queremos de los CBTIS ni de los CETIS.
 
En Las Choapas tuvimos una gran institución, el CBTIS 113. Era un orgullo. Estar matriculado ahí daba prestigio. Pero llegó la corrupción y lo pudrió.
 
La venta de plazas, la renta de la cafetería, el cobro de cuotas escolares, el manejo de las sustituciones laborales, los permisos, los maestros que cobran y no dan clases, todo acabó con la buena imagen del CBTIS 113.
 
Antes era un orgullo. Ahora no. Alumno que no quiere estudiar se puede matricular en el CBTIS 113. Es seguro que los trabajadores sindicalizados tomarán la escuela para someter al director en turno. Y cuando un grupo de maestros inconformes con sus líderes quieren poner un alto, también toman el plantel. Y cuando los estudiantes dicen ¡ya basta!, también se apoderan de la escuela.
 
Así no se puede estudiar. O se puede estudiar para convertirse en un mediocre. Y eso limita o anula las posibilidades de tener una buena preparación profesional, porque de origen el alumno carece de bases educativas.
 
El CBTIS 113 es un caso. Pero así está todo el sistema educativo tecnológico. En el plantel de Xalapa, el 13, hace unos días un grupo de maestros volvió a denunciar la corrupción que existe entre los directivos y los líderes sindicales.
 
Acusan a la directora, María Elena Zayas Díaz, de amafiarse con el líder sindical, Daniel Cabañas Hernández, y su delfín, Gaspar García Martínez, para promover sólo a maestros afines y asignarles plazas de trabajo. “En dichas promociones sólo participan los mismos maestros de siempre, muchos de ellos con bajo perfil o bajo rendimiento laboral”, dicen en una carta que circula en internet y que ha prendido entre el medio educativo tecnológico.
 
¿Se parece al CBTIS 113 de Las Choapas? ¿Se parece a las hermanas Themis y Soledad Cobos, lideresas sindicales que han lucrado, vendido plazas, asignado horas al personal incondicional, convertido el plantel en un muladar de pésima calidad educativa.
 
Y pasa así en Río Blanco, en Veracruz, en Orizaba, en Coatza, en Poza Rica. Donde está el sindicato de maestros, está el desmadre. Y la SEP que se lo permite.
 
Nada de esto ocurriría si la SEP se pusiera las pilas. Pero la Dirección General de Educación Tecnológica e Industrial, cuando menos en Veracruz, está descabezada. Y si alguien da la cara, que me lo presenten.
 
Anda tan mal que sobre el personal de segundo nivel llueven los señalamientos. Los acusan de prestarse a jugarretas y negocios que les han permitido acumular fortuna mientras la preparación de los alumnos cada vez está peor.
 
Una de las funcionarias señaladas es Guadalupe López Peña, subdirectora de Enlace Educativo. “Debido a ella nos hemos ido a pique. Ella maneja las plazas de planteles libres a su conveniencia, al mejor postor”, dijeron maestros de siete planteles que en 2012 marcharon por las calles de Veracruz.
 
Otro grupo volvió a señalar a López Peña, en 2011, cuando se iba a elegir al director del CBTIS 13 de Xalapa. Denunciaron que Guadalupe López Peña había proporcionado los tres exámenes a una de los aspirantes, María Dalia Pérez Ramírez, jefa de la oficina de planeación del plantel, para favorecerla.
 
La corrupción viene de arriba. No es virus que ande flotando en el ambiente, que el que lo aspira se contamina, que ataca a todos y no hay cómo evitarlo.
 
La corrupción encuentra cobijo en el que lo permite. Y en el sistema de educación tecnológica, el problema proviene de la SEP. No designan una cabeza visible en Veracruz; los manos medios trafican con los nombramientos de los directores de los planteles; los directores hacen negocio, y los líderes sindicales trafican con las plazas de trabajo, claro, con la venia del líder “moral” del magisterio, Juan Nicolás Callejas Arroyo, que por supuesto se lleva la tajada del pastel.
 
Así, cómo no se iba a podrir la educación tecnológica en Veracruz. Si todos ven los CETIS y los CBTIS como negocio.
 
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