En Agua Dulce, la presidenta del DIF tiene a la institución al garete, las despensas se le echan a perder, la gente se queja y queja, y todos se preguntan qué hace con la ambulancia que le envió la Secretaría de Salud.

Porque si no lo sabe doña Nery Segura Bolaina de Martínez, que se te pierda una ambulancia o la haces perdediza, es un riesgo mayor y ¡aguas! porque te pueden fincar el cargo de peculado. Y si no la usas, puede que la tengas que devolver.

Agua Dulce es un caso. Al alcalde Daniel Martínez le va aquello de los mandiles pa’ lo que sea. En su casa él tiene la última palabra. Y no le falla: “Sí, vieja, lo que tú digas”. (Juar, juar). Para muchos está bien. Para muchas, qué mejor. Y con esa filosofía doméstica se gobierna al municipio, mientras lo hidrómilos dicen: Ahí está el detalle. Ahí está dónde la puerca torció el rabo.

Recuerden qué onda con la ambulancia que envió la Secretaría de Salud. La mandó para atender enfermos, no para que Nery la traiga como si fuera el vocho de la casa, o para cuando le duele el juanete a la señora y hay que moverla al hospital.

El caso es que la ambulancia no aparece. Es la misma unidad que el alcalde decidió canalizar al DIF municipal desde marzo pasado para la atención de los aguadulceños, pero que por las pistolas de doña Nery Segura, la ambulancia se mantiene prácticamente escondida, quizá para que no se le gasten las llantas o no se le baje el aceite.

Pero lo cierto es que la ambulancia no da el servicio que se esperaba. Y todo porque la señora presidenta... del DIF nomás no la suelta.

Nery y Daniel creen que la ambulancia fue un regalito del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Se les olvidan dos que tres cosas: que fue adquirida con los impuestos que pagamos los veracruzanos, que no es para el lucimiento personal, para que ella presuma que la tiene reluciente de limpia y bien cuidada, y que no se vaya a deteriorar por el uso.

Carajo, si es para que se use, para que sean atendidos los enfermos y aquellos que sufren algún percance. Pero no para que la tengan ahí, casi envuelta en celofán y con su moñito rojo. Su disponibilidad puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.

La ambulancia no es ambulancia como tal. La envió el gobierno luego que una asociación civil la donó y que se le hicieron algunas adaptaciones.

El ayuntamiento carecía de ambulancia. La Comisión nacional de Emergencias Red Nacional de Comunicaciones (CNERNC) ya tenía la suya y la Cruz Roja también. Entonces Daniel Martínez presionó y logró que el gobierno estatal destinara una para Agua Dulce. Hasta ahí, chido. Pero no lo que le iba a seguir.

Cruz Roja y CNERNC realizaban todos los traslados a clínicas y hospitales. Y lo peor era que el DIF carecía de capacidad para dar atención médica. En 2014 y lo que iba de 2015 muchas personas se quejaron que iban al DIF y les negaban el servicio.

Entonces se puso las pilas el alcalde. Habló y fue escuchado. Logró que el gobierno de Veracruz le donara una ambulancia. Cuando llegó la unidad, le brillaron los ojitos a doña Nery. Y allí es donde entra aquella frase de “Sí, vieja, lo que tú digas”.

La ambulancia no le fue asignada a Protección Civil, que apoya en todos los siniestros, como puede, como Dios le da a entender. Dijo el alcalde que la ambulancia sería para el DIF porque ahí es donde las personas lesionadas son atendidas.

En dos meses de hecho no ha dado servicio. Pueden ocurrir emergencias y no se le ve. Se sabe que la usan para “traslados programados”. La ambulancia permanece todo el tiempo guardada. Sólo participó en el operativo de Semana Santa. En otros operativos sólo hacen acto de presencia la Cruz Roja y Protección Civil.

Del DIF la movieron hacia algún lugar desconocido y para muchos es un enigma qué onda con la ambulancia, si su función es ayudar a la ciudadanía. Ya hay quienes piensan dar aviso al DIF estatal y a la Secretaría de Salud para que investiguen y les sea retirada la unidad por falta de uso.

Ya pasó una vez cuando Alejandro Torruco era alcalde y como no le daba servicios a la ciudadanía y era usada para fines que nada tenían que ver con el DIF, que se la decomisan.

A mí me late que la ambulancia anda haciendo servicio particular. Dicen que realiza “traslados programados” y en cambio el 25 de abril, cuando se volcó un camión de Limpia Pública municipal, con saldo de varios trabajadores lesionados, brilló por su ausencia.

Esas son cochinadas. El alcalde Daniel fue a pedir a Xalapa que les dieran la ambulancia. Doña Nery hizo que se la asignaran al DIF. Sería para darle servicio a los aguadulceños, decía. Pero en los hechos, ni mothers. La ambulancia no cumple con la función encomendada, porque así lo decidió la alcaldesa, perdón, la esposa de Daniel.

Deja que se entere Karime Macías o Javier Duarte, y adiós ambulancia.

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