Estamos mal y podríamos estar peor. La inseguridad está cañona, metida en cada rincón de Veracruz y antes había que cuidarse de la policía municipal y estatal, pero ahora hay que cuidarse de la Fuerza Civil.

Aquí en el sur, en el norte, en Xalapa, en Orizaba, en todo el estado la sociedad se queja de los abusos, las detenciones ilegales, la tortura, la represión, cada vez mayores, como si los veracruzanos estuviéramos condenados a sufrir una pesadilla de la cual no podemos despertar.

Vemos lo que ocurre en Coatzacoalcos y hay un clamor general a que la Fuerza Civil deje de sembrar miedo y tenga a la población metida debajo de la cama, escondida, rebasando toda tolerancia.

Decía el diputado del Partido del Trabajo, Fidel Robles Guadarrama, que  la Fuerza Civil era más de lo mismo, que no iba arreglar nada, que el problema era que estaban reciclando la misma estrategia que hasta ahora ha demostrado que es un fracaso.

Fidel Robles no se equivocó. Dijo bien, que esto era como patinar en lo mismo y en lo mismo y en lo mismo. Y así es.

“Seguimos patinando la misma estrategia que ya ha demostrado una ineficiencia porque hemos visto cómo se ha incrementado la criminalidad en el estado, en diferentes facetas”, dijo Robles.

“Patinar en esta misma estrategia tiene el grave error de querer ver el combate al crimen organizado, con una estrategia militar-armamentista, y no con una estrategia de combate a otros aspectos de la vida pública: la impunidad, el de la corrupción, una situación económica difícil”, agregó.

“La fuerza no va a resolver esencialmente ni mucho menos, el problema de la inseguridad, de la criminalidad que prevalece todavía en Veracruz. Seguiremos viendo cómo la impunidad y la corrupción siguen siendo fuente de alimentación de la criminalidad”, resumió.

La pura verdad. La delincuencia se ha crecido, se ha multiplicado, se ha vuelto indestructible. Y valen pa’ puro queso las estrategias, los operativos, las acciones policíacas y no solo todo sigue igual sino que vamos de mal en peor.

Pasamos por el Veracruz Seguro. Después por los mandos únicos. Ahora estamos con la Fuerza Civil. Y no hay avance.

Dice el diputado Fidel Robles que el error es de concepción. La estrategia militar-armamentista ya ha demostrado su falta de efectividad. El asunto no es de comprar más armas, de tener más equipo de radiocomunicación, de disponer de más patrullas, tanquetas, helicópteros y equipo antimotines. El asunto tampoco es de que los elementos de la Fuerza Civil tengan el mejor entrenamiento.

Dice Robles Guadarrama que la solución al problema de la delincuencia radica en no atacar la corrupción, la impunidad, la pobreza, la falta de oportunidades, la desigualdad que es tan marcada en Veracruz.

Hay que atacar las razones que dan origen a la delincuencia para que haya menos delincuentes. En la medida que se impulse el empleo, la gente tendrá satisfactores económicos, estará estable, no faltará nada en la casa, los hijos podrán ir a la escuela, la educación será mejor.

Si no se atienden esas causas, no habrá Fuerza Civil que pueda con el crimen organizado ni con el delincuente común.

Yo veo un gobierno transa. Yo veo un gobierno en que los políticos se enriquecen mientras el pueblo está cada vez más pobre. Yo veo un gobierno que no cumple con sus funciones de educación, de seguridad, de dar empleo bien pagado, de recreación. Yo veo un gobierno que ha permitido la impunidad.

Ahí está la razón de por qué no se abate la delincuencia en Veracruz. Mientras los políticos auspicien la impunidad, mientras permitan que un criminal salga de prisión porque fue mal juzgado o que se le acuse con pruebas endebles, no habrá Fuerza Civil que sirva para traernos tranquilidad.

Y si a eso le agregamos que la Fuerza Civil es acusada de sembrar miedo, de realizar detenciones que violan la ley, entonces sí que estamos perdidos.

En Coatzacoalcos se multiplican las quejas. Diversos testimonios acusan que detienen y torturan, que llegan a las casas y se llevan a la gente, o que los interceptan cuando viajan en sus vehículos y nada se vuelve a saber de ellos.

La gente ya salió a protestar, primero en una marcha por la seguridad y después bloqueando carreteras. Seguridad Pública niega que Fuerza Civil haya participado en las desapariciones. Los familiares, sin embargo, insisten en que sí están implicados, que usaban los vehículos de la Fuerza Civil y que sus elementos se identificaron como tales.

Antes había que cuidarse de los delincuentes. Ahora también de la Fuerza Civil.

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