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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Otra vez criminalizando, mi general

25/05/2015 08:35 a.m.
Y que la troncha el general. Llega a Coatza, le preguntan qué onda con la violencia y con los jóvenes levantados y suelta una que le mereció la condena unánime. “Es un ajuste de cuentas”. Sí, criminalizó Arturo Bermúdez a los cinco jóvenes que están en calidad de desaparecidos.
 
Se le ha armado tremendo broncón. Dicen los padres, hermanos, esposas y amigos que ellos, los desaparecidos, no son delincuentes, que tienen una forma digna de trabajar, que se rajan el cuerpo para llevar el sustento a la casa. Así que el secretario de Seguridad no sólo se equivoca sino que los denigra.
 
Y que se mete entre las patas de los caballos el secretario Arturo Bermúdez. Era de esperarse porque sólo a él se le ocurre hablar así, con tanta frescura, de un asunto tan escabroso, tan misterioso, tan escandaloso, porque lo menos que debió hacer era exhibir las pruebas de que los chavos andan en malos pasos.
 
Bermúdez fue categórico, dijo que es ajuste de cuentas y ha provocado otro desmadre tan cañón como el que se armó cuando desaparecieron los jóvenes.
 
¿Sabrá Bermúdez las implicaciones de decir que fue ajuste de cuentas? ¿Sabrá que está criminalizando sin haber exhibido prueba alguna y que sus familiares no se iban a quedar con los brazos cruzados?
 
Llegó medio encabritado a Coatza. Los periodistas se le fueron encima. Querían saber qué pensaba el secretario de Seguridad Pública. Los familiares de los desaparecidos dijeron que a los jóvenes se los llevó la Fuerza Civil y en protesta han tomado las carreteras y las han bloqueado, provocando un caos vial, el malestar de los automovilistas, que muchos comercios resulten afectados y que la policía los haya tenido que desalojar.
 
Y como al general Bermúdez no lo distingue ni la paciencia ni la prudencia, pues que sale con que la desaparición de los jóvenes es un ajuste de cuentas.
 
Pue’ que sí. Pue’ que sean chavos mala onda. Pero pue’ que Bermúdez se haya ido de la lengua como siempre, porque si algo distingue al secretario es la soltura de su lengua y mucha, mucha, irresponsabilidad.
 
Pue’ que sí sea un ajuste de cuentas pero hay que demostrarlo, no sólo decirlo. Porque lo menos que yo pienso es que si fuera ajuste de cuentas lo más seguro es que los desaparecidos ya no van a volver a cumplir años. ¿Me explico? Los ajustes de cuentas son eso, ajustes de cuentas. Se los llevan y ya no regresan. O regresan en cachitos, o aparecen en una fosa clandestina.
 
Pero entre lo que dice el secretario de Seguridad Pública hay otra que no tiene mucha lógica. ¿Si fue ajuste de cuentas, por qué dos de los siete jóvenes desaparecidos sí regresaron?
Esos dos eran Diego Corro e Iván Arévalo, quienes fueron los detenidos cuando iban en su carro, uno de ellos con su esposa e hija, y los interceptó la Fuerza Civil. Empezó el desmadre. Sus familiares comenzaron a bloquear carreteras, a hacer ruido, a presionar a las autoridades, a involucrar a la población en su lucha y eso tuvo un efecto positivo para ellos.
 
¿Y qué pasó? Diego Corro e Iván Arévalo aparecieron. Sí, regresaron a sus casas. Según los periódicos estaban todos madreados pero vivos.
 
Ya no quisieron hablar y es entendible. Si regresaron golpeados, seguro que también los amenazaron. Y mejor ni hablar.
 
Ahora bien, quién los tenía. ¿Fuerza Civil o malosos? Y échele malicia.
 
Si hubiera sido ajuste de cuentas, los malosos no los regresan. En un ajuste de cuentas, el que lo hace tiene la vida de sus adversarios en las manos. Y el ajustado, que se resigne. Porque es absurdo, que los levanten, los madreen, les pongan la pistola en la frente y los dejen libres. Sí, y una vez libres, se la pueden cobrar.
 
Ora que si estaban en manos de la Fuerza Civil, entonces sí puede que haya funcionado la presión social y que decidieran soltarlos, no así a los otros cinco jóvenes que hasta la fecha no aparecen.
 
Aquí lo cañón es que se supone que la Fuerza Civil está para proteger a la población y ser un aporte a la Policía Estatal. Pero si resulta que se dedica a levantar gente, a torturarla y a generar un estado de terror, entonces hay que reconsiderar lo que está ocurriendo.
 
Arturo Bermúdez dice con toda frescura que fue ajuste de cuentas y exculpa a la Fuerza Civil. Está bien, pero que lo demuestre porque la sociedad ya no cree ni en su policía, ni en quien la encabeza, ni el gobierno mismo.
 
Pero si no es ajuste de cuentas, entonces la que está metida en una super bronca es la Fuerza Civil, pues familiares y testigos dicen que son sus elementos los que se llevaron a los jóvenes, dos de los cuales regresaron, pero otros siete no.
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