Ella no pide de dinero. Quiere seguridad. Quiere vivir tranquila, con sus hijos, lejos de la tragedia que representó saber a su padre muerto, al periodista Gregorio Jiménez de la Cruz.

Cindy Jiménez se plantó en la Plaza Lerdo, la llamada Plaza Regina, en honor a la también periodista Regina Martínez, asesinada tres años atrás.

Desde la Plaza Lerdo, Cindy Jiménez le reclama al gobierno de Javier Duarte de Ochoa que no haya cumplido con el compromiso de darle seguridad tras el asesinato de Goyo, quien fuera secuestrado el 5 de febrero de 2011, cuyo cuerpo apareciera en Las Choapas seis días después en una fosa clandestina.

Goyo Jiménez reporteaba para el periódico Notisur y para el diario Liberal, en Coatzacoalcos. Informaba sobre asuntos policíacos, la nota roja, y dicen que por algo que supo y que pretendía publicar, lo mataron.

La Procuraduría de Veracruz detuvo a los presuntos asesinos, a la mujer que supuestamente ideó el crimen y a los cuatro vatos que ejecutaron a Goyo. Dijo que el móvil fue un problema personal entre ella y Goyo, pleitos de vecinos y la publicación donde se informaba que en la cantina de la mujer habían matado a una persona.

Hasta ahí pue’ que les crea. Pero lo que no tiene pies ni cabeza es que si los asesinos de Goyo están en la cárcel, por qué la hija Cindy dice que están recibiendo llamadas telefónicas para intimidarlos.

Por eso se fue a plantar en la Plaza Lerdo, a la vista de todos, frente al palacio de gobierno de Xalapa, para ser escuchada.

Dijo que la siguen intimidando: “Me han dicho que después de mi papá van a ir mis hijos. La seguridad no la pido para mí, la pido para mis hijos que tienen mucho por delante”.

Dice que las promesas del gobierno de Javier Duarte no se cumplieron. Ni les dieron seguridad ni les dan apoyo económico, pero que a fin de cuentas ella no quiere dinero.

Cindy Jiménez va y viene al palacio de gobierno. Antes la recibían pero no la atendían. Ahora la ignoran.

“Me han traído a vueltas con puros engaños, he venido muchísimas veces, ahorita ya no me reciben, antes me recibían pero no me atendían. Me trajeron diciendo que me iban a dar una vivienda acá porque Coatzacoalcos se volvió zona de riesgo para mí y para mis hijos, pero es igual acá, puesto que no tengo ninguna seguridad, según me dijeron que me iban a dar 5 mil pesos mensuales y no me ayudó. Yo no le exijo dinero al estado, yo le exijo seguridad”, dice la hija de Goyo Jiménez.

Lo de menos es el dinero. El problema es que el riesgo que representaba Coatzacoalcos, ahora lo representa Xalapa. Le hacen llamadas telefónicas donde lo que están dejando en claro es que las próximas víctimas van a ser sus hijos.

Cindy Jiménez es una mujer valiente. Había que verla cuando desapareció su papá. Se movía entre los reporteros y denunciaba, pidiendo que se agilizaran las autoridades, que lo buscaran, que cerraran las entradas y salidas de Villa Allende, que se estableciera un cerco.

Pero nada funcionó. Goyo fue encontrado sin vida, sepultado en una fosa clandestina, provocando la tristeza y la indignación porque si algo tenía era su buena voluntad, su carácter alegre, su facilidad para hacer amigos.

Lo que Cindy Jiménez dice es para reflexionar. Si los supuestos asesinos de Goyo están en la cárcel, ¿quién le está haciendo las llamadas intimidatorias?

Lo que Cindy en su protesta está dejando claro es que los verdaderos asesinos de Goyo están libres. Los que fueron detenidos y están sujetos a juicio, o no son los autores del secuestro y crimen, o pertenecen a una banda mayor, que tiene cómplices que siguen operando a distancia.

Por eso Cindy Jiménez pide seguridad. Y lo tiene que hacer en la vía pública pues se ha cansado de tocar puertas, de acudir al palacio de gobierno, de esperar ser escuchada, de buscar respuestas. Y lo hace por ella y por sus hijos.

No quiere dinero. Así lo expresa. Quiere seguridad. Se la llevaron a Xalapa porque se suponía que Coatzacoalcos era zona de riesgo, pero resulta que es lo mismo, que en la capital del estado le llegan las llamadas y la tienen perfectamente ubicada.

No quiero pensar si le llega a ocurrir algo, a ella o a sus hijos. Cindy ya dio el grito de alerta. Se plantó en Plaza Lerdo y ahí dijo que el gobierno de Duarte no le hace caso, ni la recibe, ni la escucha. Si le pasa algo va a ser un acto de negligencia y agárrense todos con la tormenta que se le vendrá encima al gobernador.

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