¿Y por qué al final? ¿Y por qué lo hacen cuando la fiesta está a punto de terminar, cuando ya no hay interés, cuando muchos decidieron que simplemente no van a votar?

 

En nueve días habrá elecciones. Acudirán miles a las urnas, unos por la mañana, otros por la tarde, todos el domingo 7 de junio. Serán miles pero no todos los que debieran estar.

 

Y no van a estar porque no todos conocen a los candidatos, porque no todos conocen sus propuestas, porque a muchos les producen asco los partidos y la política en general, porque muchos piensan que México no tiene remedio y nada va a cambiar en esta y en cualquier otra elección.

 

Ha sido una campaña aburrida. Por las restricciones de la nueva ley electoral, los candidatos no pueden realizar campañas espectaculares, ni derrochar, ni hacer eventos tumultuosos, ni promoverse demasiado en los medios de comunicación.

 

Entonces lo que tenemos son campañas a la diputación federal que no logran emocionar a los electores, que han provocado desinterés, que han pasado de noche para la mayoría.

 

Y cuando faltan escasos nueve días, ¡zúmbale güey!, empiezan las acusaciones y denuncias, así como los señalamientos de que hay visos de fraude y desvío de recursos públicos además de compra de votantes.

 

La más explosiva es la del gobernador Javier Duarte de Ochoa. Ah qué el gordovich —me acordé de Paco Stanley—. Se le ocurre usar el helicóptero del gobierno de Veracruz, viajar con el candidato del PRI a diputado por el distrito de Martínez de la Torre y aterrizar en la pista privada de la familia del alcalde de aquel lugar.

 

Y no faltó una hermanita de la caridad que llevaba su camarita, los cachó con las manos en la masa, le habló a sus cuates panistas y a difundir la foto.

 

Excuso decirles. Se le ha armado una buena al gobernador a tal grado que ya el PAN prepara la denuncia ante la Procuraduría General de la República y el Instituto Nacional Electoral por el uso de recursos públicos para favorecer al candidato del PRI-Partido Verde Ecologista de México, el tal Edgar Spinoso.

 

Esa es una. A los priistas Erick Lagos Hernández y Jorge Carvallo Delfín los acusan de comprar el voto mediante a entrega de regalos. Lo más cañón es que Carvallo hace llegar sus presentes donde hay programas sociales.

 

Envió un refrigerador y una licuadora al comedor comunitario de la Cruzada contra el Hambre, en San Andrés Tuxtla. A 90 beneficiarias del programa Prospera en La Pitahaya les hizo llegar láminas y cemento. En Catemaco envió cinco toneladas de cemento pero a los ciudadanos les tomaron su firma y copia de la credencial de elector.

 

Ahí también, pero en la comunidad Pozolapan, las promotoras de la Secretaría de Salud del gobierno de Veracruz repartieron botiquines. El 24 de mayo, convocó a la gente a acompañarlo en su festejo de cumpleaños, donde rifó un auto y electrodomésticos.

 

Erick Lagos, el candidato del PRI en Acayucan, repartió maquinaria para la comunidad Progreso Mixe, en Sayula, con las cuales se fabrican represas para el ganado.

 

La denuncia la realiza la organización Asesoría y Servicios Rurales, respaldada por el Movimiento Agrario Indigenista Zapatista (MAIZ).

La compra del voto se da en todo Veracruz. El panorama para el PRI no es nada halagador. Eso los lleva a recurrir a las prácticas de siempre, que son las mapacherías de toda la vida.

 

El Partido del Trabajo dice que la situación es alarmante y que el INE se presta al fraude. Y ante eso ya instrumenta que los militantes petistas tomen las 21 juntas distritales del INE, lo que va a provocar un escandalazo de poquísima mother porque de consumarse esa acción, Veracruz sería la única entidad con una protesta de esa dimensión.

 

Para el PT la compra de votos está comprobada en distritos como Minatitlán, San Andrés Tuxtla y Tantoyuca. Otras organizaciones hablan de Acayucan.

 

En Orizaba, el candidato del PRI, Fidel Kuri Grajales, es acusado de usar al equipo de futbol Tiburones Rojos, de su propiedad, como parte de su campaña. El vato se pasó. Y se pasó más porque algunos de los que aparecen echándole porras son jugadores extranjeros, y violan la Constitución.

 

O sea que está campaña se vino a calentar cuando ya todos estábamos más que aburridos, sin que ningún candidato levantara el ánimo, sin darnos por enterados sobre sus propuestas, todos seguros que el gran vencedor será el abstencionismo.

 

Y pue’ que así sea, que el abstencionismo se imponga porque muchos, a pesar de las denuncias que están en trámite y de que el gobernador Javier Duarte le hayan caído en la movida usando un helicóptero para transportar al candidato priísta de Martínez de la Torre, simplemente no irán a votar.

Y yo me pregunto: ¿por qué no le pusieron sabor antes a las campañas?
 
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