Ora sí que resultó que la culpa es nuestra, que el PRI sólo nos enseñó el camino, que la corrupción es contagiosa y que nos tenemos que tragar el coraje, resignarnos y seguir viendo como le rompen la figura a México.
 
Eso es lo que en suma dice un tipo que es diputado pero por casualidad, que no es político, ni es periodista, ni tiene cerebro para pensar. Es Eduardo Sánchez Macías.
 
Sólo le faltó decir que “la corrupción somos todos... Porque ya pudrimos todo”. Y que ni falta hace que vayan a votar, porque hay la suficiente apatía ciudadana para afirmar que el PRI va a arrasar.
 
Sánchez Macías es un vividor. Es un periodista de probeta porque nadie lo concibió, ni se formó, ni fue parido, ni respeta a la opinión pública, ni le sirve a la sociedad. Puso un periódico y luego muchos más, los Heraldos, todos viviendo del erario, con inmensas cuotas de publicidad y exprimiendo al gobierno.
 
Sus periódicos sirven para un carajo. Le aplauden a Javier Duarte de Ochoa. Pero cuando no le pagan, hace escándalo y rabietas, publicando desplegados en que llora su desgracia, eso sí sin dejar de elogiar al gobernador de Veracruz.
 
Es un esquirol del gobierno tanto en los asuntos electorales como en los que tienen que ver con los periodistas.
 
Pero lo que dice ahora es el descaro total.
 
Para Sánchez Macías, la mapachería electoral no es privativa del PRI. La hacen todos los partidos y no descarta que ese sea el signo de la elección del 7 de junio.
 
Sánchez Macías es un empleado del PRI. Es diputado del Panal en el Congreso estatal pero su voto es priista. Y sale en defensa de todo lo que haga o diga el gobernador.
 
Del asunto de la elección federal, dice que es la oposición la que está generando un ambiente de incertidumbre que le permita movilizar a su gente y ganar la elección.
 
¿Que qué? Ahora resulta que la oposición es la que siembra miedo, la que intimida a la gente, la que es aliada de la delincuencia. Si a algún partido político le ha servido la votación baja es al PRI. Cuando hay abstencionismo, con su voto duro gana las elecciones.
 
Lo que Sánchez Macías expresa, no tiene desperdicio: “Muchas veces lo que hace la oposición o lo que hace ciertos partidos, es crear un ambiente de tensión para de esa manera inhibir el voto, para poder operar y movilizar gente y que con poca gente que movilicen puedan ganar a veces es estrategia”.
 
Por supuesto, los reporteros le brincaron. Le dijeron que esa era la estrategia del PRI, inhibir la participación de la gente. Sánchez Macías sostiene que eso “no es privativo del PRI, todos tiene muchas veces gente con ese tipo, mapaches (electorales). No es privativo del PRI”.
 
Entonces es epidemia, le cuestionaron los periodistas. “Ya todos lo aplican. Entonces tenemos que estar muy atentos a que haya gobernabilidad en el proceso, y no ha habido hechos que puedan hacer percibir que se necesita reforzar la seguridad en el estado”.
 
Decía Sánchez Macías que el ambiente es complicado en estados como Guerrero, Michoacán y Oaxaca, pero no Veracruz. Aquí los comicios tendrían un saldo blanco.
 
Y aún se escuchaban sus palabras cuando que la cosa se pone color de hormiga. Intentaron quemar una de las juntas distritales de Xalapa y también las oficinas de Sedesol federal. Dicen que lo hicieron unos 30 encapuchados que además pintarrajearon paredes en protesta contra el gobierno.
 
Pues saldo blanco ya no hubo. Se armó el desmadre porque no se había dado un caso de quema de instalaciones en Veracruz a unos días de la elección.
 
Y eso de que la mapachería no es exclusiva de PRI y que también la aplican los partidos de oposición, pues habría que demostrarlo. Según Sánchez Macías las prácticas corruptas ya se las contagió el PRI.
 
Querer exculpar al PRI es absurdo. El PRI es el padre del fraude electoral a tal grado que hasta lo ha exportado. Muchos candidatos de otros partidos, sobre todo en Centroamérica, han solicitado operadores que adiestren a sus equipos de campaña para contender y robarse las elecciones.
 
Y ahora sale Sánchez Macías con que la mapachería no es privativa del PRI. Sólo le faltó decir que corrupción somos todos, que la culpa de que haya fraude es de todos, que los partidos de oposición también se roban elecciones y que los ciudadanos tenemos un alto grado de corresponsabilidad.
 
No se azote mi diputado. El cómplice es usted. Ha sido cómplice desde el Congreso del estado avalando todo lo que les envía el gobernador Javier Duarte de Ochoa, actuando como diputado del PRI, sin chistar, sin respingar, flojito y cooperando.
 
La corrupción no somos todos. La corrupción está en gente como Sánchez Macías.
 
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