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Juan Ciudadano

Los Gobernados

Maneja ebria la secre de Bermúdez

04/06/2015 08:33 a.m.

Dicen que iba pedaleándole duro, pasadísima de copas, sin poder hilar palabra, y que pierde el control del vehículo, se va contra el muro de contención, queda el auto hecho una chatarra y la tipa se larga del lugar.
 
Si fuera una ciudadana común, al bote con todo y chivas. A garantizar los daños, cabresta. Y no se mueva de aquí hasta que llegue la autoridá.
 
Ah, pero se trata de doña Priscila Ramírez Platas, y ella, por si no se sabe, es in-to-ca-ble.
 
¿Y a ese huevo qué pata lo puso? Pues es nada más y nada menos que la excelsa secretaria del poderosísisisisimo secretario de Seguridad Pública de Veracruz, don Arturo Bermúdez y Zurita.
 
Okey, okey. Entonces doña Prisci no tiene de qué preocuparse. Se empeda, trepa en su lujosa camioneta, sume el acelerador y se arrima tremendo madrazo en plena avenida Lázaro Cárdenas poco antes de entrar al libramiento a la altura de Araucarias, en la capital de Veracruz, Xalapa.
 
Bien borracha, la mujer baja de lo que quedó del carro. Se agarra de lo que puede a riesgo de terminar tendida de bruces en la avenida. Activa el teléfono celular y llama a su jechu —su jefecito chulo— para que le mande alguien de nivel para sacarla del broncón.
 
Lo bueno es que por ahí, a eso de las cuatro de la madrugada, el 14 de mayo, no hay tanta circulación. Y los que iban en ese carril, pues que esperen. No se vale inquietar a la secretaria pedota del general Bermúdez Zurita, tan dada a conducir con barriles de licor corriéndole por las venas.
 
Priscila Ramírez es una secretaria joven y guapa, sangrona y prepotente como sólo ella, cierto, pero a una mujer así cómo no perdonarle todo. Por eso Bermúdez de inmediato envió a su segundo de abordo, su hombre de confianza, el mayor José Nabor Nava Olguín, subsecretario “A” de la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno de Veracruz a arreglar el asunto, modificar el escenario y planchar a los testigos para evitar que se fuera a manchar el buen nombre de la secre Prisci.
 
El asunto iba a quedar ahí. Todos calladitos y cooperando. Pero no faltó quien filtró las fotos del accidente en los que se puede ver cómo quedó la camioneta, una Jeep Compass, negra, preciosa, con las llantas volteadas, fuera del rin, la tapa del cofre viendo pa’l cielo y los costados y la trompa del auto reducidos a fierros viejos.
 
Para entonces ya no estaba la ebria mujer, pues el mayor llegó para borrar toda evidencia de que ella era la conductora.
 
Las fotos muestran el momento en que la camioneta comenzaba a ser arrastrada por la grúa que llegó para retirarla del lugar. Lo difundió el portal Golpe Político y el sitio en internet Plumas Libres.
 
Plumas Libres sostiene que la camioneta es propiedad de la Secretaría de Seguridad Pública, lo que implica daño a un bien público o a un recurso del gobierno de Veracruz. Eso, por lo menos, amerita una investigación.
 
Doña Priscila Ramírez cometió un delito: manejar ebria. Su jefe Bermúdez cometió otro: encubrirla. El mayor Nava incurrió en uno más: borrar evidencia.
 
El asunto es verdaderamente condenable porque se supone que quienes están al frente de la seguridad pública deben cumplir y hacer cumplir la ley. Pero la tipa se encueta, se sube a un auto oficial y lo destroza. Y el jefe le facilita todo para dejarla ir y que no trascienda el caso.
 
Si Priscila Ramírez hubiera atropellado a alguien y lo hubiera matado, no habría pasado nada. Es joven y bella y eso le fascina al encubridor de Bermúdez.
 
En cambio, a la periodista Mary Jose Gamboa la encarcelaron por un accidente y atropellamiento que no fue su culpa. Los jijuesuchi de Javier Duarte y del procurador Luis Ángel Bravo le inventaron que iba tomada, solo para retenerla en un penal. A la postre, ella salió de la cárcel porque no presentó estado de ebriedad y ha venido demostrando en el juicio que el responsable del atropellamiento fue el peatón que cruzó de manera imprudente.
 
Casos con el de Priscila Ramírez Platas son reveladores de cómo se maneja el gobierno de Veracruz, donde un secretario de Seguridad Pública no puede con la delincuencia pero sí usa su poder para auxiliar a una secretaria que maneja ebria, violando la ley, y termina accidentándose.
 
Creyeron que el asunto se había olvidado y que nadie iba a identificar a la secretaria de Bermúdez, pero salieron a relucir las fotos, se descubrió la identidad de la borracha y cómo la tapó el gobierno, y que se arma el escándalo.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])

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