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Juan Ciudadano

Los Gobernados

La Migra también roba y viola

16/06/2015 09:02 a.m.

Pongámonos en su lugar. Viajemos en La Bestia. Ahí vamos, sobre el lomo del ferrocarril. Y en una curva, cuando disminuye la velocidad, ocurre el asalto. Trepan los malosos, centroamericanos o mexicanos, y a cobrar la cuota. El que no trae, es golpeado y arrojado al vacío. El que paga sigue.
 
Sigamos la historia. Otros van por tierra. Caminan largas jornadas, entre el monte, por los ríos, llegando a los poblados y pidiendo algo de comer.
 
Entonces se encuentran con la Migra mexicana. Se les reconoce por la ropa, por las insignias, porque se acreditan con credenciales del INM, el Instituto Nacional de Migración.
 
Puedo imaginar que son amigos. Puedo sentir que ellos no son malos. Siendo autoridad habrán de preguntar pa’ dónde vamos. Pues pa’l gabacho, compita. Nos dicen que allá está el sueño americano y nosotros, tan soñadores como somos, pues le entramos. Es el paraíso, dicen. Y allá han de haber estado Adán y Eva, su señora, hasta que les dio por desobedecer.
 
Lo grueso está en que algunos elementos de la Migra no son lo que parecen. Se comportan como delincuentes. Piden la cuota, los cien dólares para dejarnos avanzar. Quienes los pagan, siguen su camino; quienes no, a la garita y de regreso a su tierra.
 
A los varones les va mejor. A las mujeres no. A ellas les piden el cuerpo. No traen dinero y hay que pagar con cuerpo. No tienen para cubrir la cuota y es favor sexual. Y en algunos casos violación.
 
No digo que toda la Migra sea así. Las generalizaciones a menudo resultan infames. Pero hay relatos que acusan que parte de sus elementos actúan como el crimen organizado, cobrando cuota para dejar pasar.
 
Lo dice una mujer migrante, cuyo nombre se mantiene en el anonimato, entrevistada por la prensa regional.
 
“A veces hay muchos abusos sexuales. Gracias a Dios a nosotros no han abusado pero en otras sí oí que abusan. A nosotros sólo con dinero”, explica.
 
Dice que la mayoría de los que han violado migrantes, son mexicanos. “Parece que les piden el cuerpo para pasar, a otras amigas sí. Les piden dinero y si no tienen dinero les piden que tengan algo con ellas. Si no les dan dinero tienen que tener relaciones sexuales con ellos”.
 
Ella es guatemalteca, de unos 30 años. Dice que por eso andan en las ciudades, porque ahí se pierden entre la gente. La multitud les da confianza, porque cuando andan entre el monte, los ríos, el campo o las vías del tren, ta cañón.
 
Allá los anda cazando el crimen organizado y también la Migra. Y uno y otro son un verdadero peligro.
 
“Cuando pasamos por los ríos, cuando venimos pasando por la frontera, allá hay mucha delincuencia. Les quitan el dinero a las personas y a veces los migrantes sólo llevan su pasaje y a nosotros nos toca quedarnos sin dinero y venir trabajando para poder llegar a otro estado”, relatan.
 
Si se conoce la identidad de esta mujer, seguro que la matan, que no llega lejos, que se queda en el intento de encontrar su paraíso en Estados Unidos.
 
De los delincuentes ni nos extraña, pero de la Migra hay quienes todavía sacan la cara por ellos. Dicen que algunos son elementos honestos, que cumplen con su función, que auxilian a los migrantes y reportan cuando se detecta a delincuentes en el camino, listos para ir a cobrar su cuota.
 
Quizá sea como todo. Unos en su chamba y otros bien corruptos, viendo que los malos cobran cuota y ellos imitándolos, queriendo enriquecerse a costa de los migrantes indocumentados.
 
Pero en el relato de la mujer guatemalteca hay un ingrediente que hace ver a los de la Migra más allá de la corrupción, con actitudes de delincuente.
 
Dice ella que si la mujer tiene dinero, paga. Pero si no tiene, entonces le piden el cuerpo. Y si se niegan, la violan.
 
La acusación es gravísima. De por sí, el Plan Frontera Sur es criticadísimo porque atropella los derechos humanos de los migrantes y se ha convertido en auténticas redadas para frenar el flujo de migrantes hacia Estados Unidos. Si a eso se agrega que la autoridá, los de la Migra, extorsionan, cobran cuota y si las mujeres no tienen con qué, las obligan a tener sexo, entonces andamos peor que mal.
 
No digo que todos los migrantes sean ángeles. Viene cosa buena y cosa mala. Lo que no se vale es que en México elementos de ola Migra hagan lo mismo que los malosos, que cobren cuota, que violen mujeres.
 
Bien vale una buena investigación y que caiga quien tenga que caer.
 
(Comentarios y tips a: [email protected])
 

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